«Una sola carne / Los éxodos», los exilios de Alfredo Pérez Alencart

“Una sola carne” de Alfredo Pérez Alencart, es una antología dividida en cuatro partes: “Amoris causa”, “Justamente así”, “Mujer de la mañana” y “Esquirlas”, textos que van del erotismo a lo sublime con la voracidad de un hombre que conoce el cuerpo sobre el que redacta sus palabras.

Publicado

3 May, 2022

Escribe Harold Alva

I

El amor como transfiguración de la carne y los sentidos, como expresión de aliento y de destrucción, de cuerpo, de emociones que cumplen con la máxima de Kierkegaard: “Cada vez que el análisis quiere asir el arcano de amor, no percibe sino contradicciones”, y sobre esas contradicciones se pone de pie el poeta para codificarlas en un texto orgánico que Carmen Bulzan ha logrado estructurar como un hábil arquitecto que nos invita, a través de cuatro puertas, a conocer la poesía amorosa que Alfredo ha escrito en lo que va hasta el 2017. “Aunque sólo hubiera escrito estos poemas, Pérez Alencart ya merece ocupar un lugar preferente en la Cumbre de la Poesía que va más allá de la lengua castellana”. Puntualiza Bulzan. Cuando ingresamos a la primera parte confirmamos que no hay exageración. “Una sola carne” es una antología dividida en cuatro partes: “Amoris causa”, “Justamente así”, “Mujer de la mañana” y “Esquirlas”, textos que van del erotismo a lo sublime con la voracidad de un hombre que conoce el cuerpo sobre el que redacta sus palabras. Yo lo imagino así: la mujer como un papiro sobre el que se marcan las imágenes como quien lucha con la fugacidad del amor, porque si algo también hemos aprendido es que el amor entre mortales apenas es un instante que la poesía captura para perpetuarlo como aquellos cantos bíblicos que la herencia judeo cristiana ha logrado sobrevivir, no en vano hay un epígrafe del Cantar de los cantares donde precisamente el amor se afirma como bandera.

Cabe resaltar que quienes han ingresado a la escritura con el erotismo como recurso pocas veces han logrado salir victoriosos. Si bien hay una tradición por la sensualidad, es complejo salir de la ola efectista, poemas que suenan muy bien al oído pero que rara vez son transgresores como propuesta. Alfredo Pérez Alencart nos presenta una propuesta transgresora que no teme arriesgar con el lenguaje, de allí que identificamos neologismos como aportes de un proyecto escritural que va más allá de la pretensión amatoria y cuando el verso se encabrita en otros temas, Pérez Alencart nos devuelve al eje de su poética con sus aforismos: “Un lecho para el sueño merecido; un lecho para no estar hartos de fatiga; un lecho para la paz y la contienda; un lecho donde se descubra el hueso del deseo” “Una sola carne” es eso: la celebración del amante que asimiló a la mujer como un poema para leer en la mañana.

Alfredo Pérez Alencart

II

“Sé que en este viaje llevas el corazón hecho pedazos.” Reza el verso del primer poema del libro que abre “Los éxodos, los exilios”. Detengámonos aquí. Reflexionemos sobre esa primera señal. “Sé”. El poeta es consciente del dolor. “En este viaje”. El escritor nos pone frente a otro escenario: la migración, sin embargo Pérez Alencart eligió subvertir esa condición a pesar de “llevar el corazón hecho pedazos”.

“Creemos poseer la tierra pero sólo caminamos hacia el abismo. Creemos dominar nuestro furor y éste se despliega insaciable. Todo resulta hostil y convulso y perentorio: el hombre acorrala al hombre pues le ciega el lodo del patriotismo estéril. Enteros se mastican los odios en medio de avalanchas y guardianes fronterizos.” Y continúa: “Todos viajamos en un mismo barco que sube y baja con la marea.” Apunta en el libro segundo.

El poeta ha logrado sistematizar en 204 páginas el inventario de la humanidad. El viaje, las brújulas, la sensación de apátrida, los abismos, la tristeza como equipaje, el canto errante al que se refirió el cisne de Nicaragua, el olor de nuestra tierra que llevaremos a todas partes, el color de nuestra piel, los fantasmas que nos asolaron desde que éramos infantes, la bitácora que resulta insuficiente para describir la desolación, los mitos a los que retornamos cada vez que tenemos al desierto al frente de nuestra imaginación, la tierra prometida acaso como el ingenuo perfil de la esperanza a la que nos aferramos como un náufrago al madero.

“Los éxodos, los exilios” es un documento que funciona como una advertencia. Hace tiempo reclamábamos una obra que no sólo nos conmueva por su discurso. Este libro nos quiebra porque en él hay un personaje, una vida que es todas las vidas, la experiencia intelectual de un hombre que se escucha a capela, aquí el ruido ancestral llega como una desgarradora canción. “El hombre canta la distancia que le aleja de los suyos. / El hombre canta lo que siente su corazón.”

Círculo de Lectores Perú
Círculo de Lectores Perú es una comunidad que crece alrededor de aquello que tanto nos gusta: los libros y la lectura. Vive con nosotros la aventura de leer.

Sigue leyendo…

Loading...