Escribe Gabriel Rimachi Sialer
Cajamarca. 2020 fue el año de la pandemia, de las muertes, de la desesperación y del encierro. Pocos años han reunido en la memoria colectiva de esta década tanta soledad y tanto silencio. Sin embargo, aquel año (que vino acompañado con medidas extremas como el encierro en las casas durante meses y un plan estricto de salidas para conseguir alimentos), significó para algunos artistas como José Luis Chávez Tejada, la oportunidad para coger su cámara y salir a captar la soledad de las calles de una de las ciudades históricas más bellas e importantes del Perú.
“Cajamarca. Belleza, soledad y coraje” es el libro que resultó de aquellas incursiones silenciosas a las calles vacías por la orden del gobierno de Martín Vizcarra. El dolor y el miedo estaban dentro de las casas. El horror también. La fotografía de este libro registra estructuras y colores, pero también memoria y soledad. Las bellas casonas coloniales, las calles empedradas, la arquitectura atravesada por la historia, las calles que vieron la caída de Atahualpa y el inicio del fin del imperio Inca, completamente vacías, abandonadas por el miedo al virus y capturadas estupendamente por el lente de Chávez Tejada, que contribuye, además, con un texto introductorio que explica las razones que motivaron este libro.
Hay entonces que anotar algo importante. Cuando uno se acerca a un libro de fotografías de una ciudad como Cajamarca, uno sabe que descubrirá en sus páginas las tomas más bellas, los mejores espacios, las fotos de postal –instagrameables, les llaman ahora-, lugares que invitan a ser visitados y recordados con alegría y nostalgia. Pero ocurre algo con este libro en particular: el peso del contexto. La ciudad sigue ahí, hermosa e histórica y llena de espacios cargados de símbolos y memoria, pero aquí el contexto es otro y el lector lo sabe. Las imágenes entonces adquieren otra dimensión. Acertadamente, Chávez Tejada separa al libro en tres bloques bien definidos: Belleza, donde muestra los espacios ciertamente más hermosos de la ciudad y a todo color; Soledad, una sección de imágenes en blanco y negro que contextualiza el sentir del artista con la imagen de su ciudad; y, Coraje, sección que nuevamente regresa al color y nos muestra a hombres y mujeres saliendo poco a poco tras el encierro para recuperar sus vidas.
Esa última sección, Coraje, podría resumir también el sentir y el valor de muchos lugares en el Perú tras el levantamiento de la orden de inmovilidad nacional. Resurgir de entre las sombras para retomar el control de la vida, enfrentados a la naturaleza y fortalecidos de la muerte y la tristeza. Madres que regresan a sus quehaceres comerciales como ambulantes, acompañados de sus pequeños hijos o hijas en una calle apenas transitada, el silencio que se rompe con el rumor de los nuevos pasos, la pileta de la que empieza a brotar nuevamente el agua de la vida.
“Cajamarca. Belleza, soledad y coraje” es un libro valioso, un testimonio gráfico del primer gran hecho histórico que afectó al planeta en esta década, enfocado en una ciudad histórica como Cajamarca. “Triste belleza” solían decir los poetas, pero en estas páginas se respira esperanza. Ese valor es el que el fotógrafo ha sabido capturar para alimentar nuestra memoria. Y eso es algo que el lector siempre agradece.