Cuatro poemas de Javier Alvarado

Javier Alvarado es II Premio Iberoamericano de Poesía “José Santos Chocano” 2024, organizado por la Fundación Iberoamericana para las Artes

Javier Alvarado, II Premio Iberoamericano
de Poesía “José Santos Chocano” 2024

Pido una maternal lactescencia

Mi madre nos parió en una fosa de minero, nos quiso hacer semejantes a los objetos de la tierra, nos bañó con el agua inmemorial y nos hizo fuego cuando llegamos a la pubertad y al designio de volar por los aires; nos dio granos de maíz y alisó cada una de las plumas de nuestras alas, nos volvió ángeles libérrimos para llenar la transparencia del aire, para hociquear entre las rosas. Cada mañana solía cantarnos y nos metía en la garganta el canto mágico de los días y de las noches, como pepitas de oro invocaba las cantatas e iban a parar en nuestras mollejas acústicas y terribles. Salíamos a cantar antes y después de cada acontecimiento, como la mano plural y singular del rayo, como los transeúntes del limo a las estrellas, sujetos a la uva y al mango, a decir más que el fruto, que la contemplación de nuestras vidas en los árboles, a terciar una espada en la eternidad.

Vulgata Panerum

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Y aquí estoy dijeron los huesos, dijeron los huesos míos y los tuyos en un colmenar de hambre. La misma enfermera con su cofia me trae todos los días los diarios para enloquecerme más, me narra algunas historias de cuando era niña, de cuando su padre la daba a algún vecino para que la violasen y el poder cobrar algunas pesetas ¿euros? y así saciar su hambre y luego recriminar otras oscuras escenas que ella no recuerda. Odio a los hombres me dice, pero a ti te quiero, pues eres el loco más hermoso que he visto, eres el único loco que escribe y es famoso, eres el único loco que lee y que escribe atrocidades en las paredes. Eres el único loco que no me recuerda a mi padre.

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La cofia de la enfermera delimita una y otra vez la ausencia. Es una corona de trapo que puede ser utilizada para rociarla de cloroformo y dormir a algún individuo o también sirve para ejercer una mordaza. Yo la tomo a veces como un pañuelo y ella me deja jugar, aduciendo que le encanta que lo haga y que imagina que soy el hijo que nunca tuvo. Esta enfermera está desquiciada, pienso, pero ella me sigue sonriendo y todos los días me trae los diarios y todos los días me dispersa en la realidad de ahora y me trae un vaso de leche con galletas de caridad y me limpia la boca cuando las estrellas de baba cubren el cielo de la sábana.

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Estrellas de baba cubren en cielo de la sábana y yo no soy astronauta ni argonauta. Me hundo en mi propio vellocino. No conozco al resto de los tripulantes. Apoyo a Medea y al mismo tiempo apoyo a Jasón que va a las costas a llorar a sus hijos. Ulises revisa el sexo de su mujer como si fuese un ginecólogo en la falsedad de las islas. El propio telar le revela que hay hombres, que no hubo hombres y las historias de los otros argonautas estremecen mi cama como una nave y yo sigo sin rosas de los vientos, sin cartas náuticas naufragando diariamente en este mar de tela, mientras estrellas de baba cubren el cielo de la sábana.

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Mi cama como una nave y como un mar esperado. Historias revolotean en torno a mi cabeza que no tiene cofia. Cuando la enfermera se va, otros locos y locas acuden a ponerle remos a mi cama y simulan que somos los argonautas buscando el vellocino de la cordura.

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El vellocino de la cordura arde y arde y arde y arde y arde y no parará de arder

El cuarto blanco como una garceta

Dirán que he pasado por este cuarto blanco como una garceta.
Dirán que fui un niño que se cobijó debajo de la cofia de su enfermera.
Recuerden que en este poema yo no tuve madre.
Recuerden que en algún sanatorio yo no tuve parientes.
Recuerden que Dios me negó toda cordura.

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Javier Alvarado (Santiago de Veraguas 28 de agosto de 1982). Obtuvo el título de Licenciado en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de Panamá en el año 2005. Posee las maestrías de Bellas Artes en teatro, especialidad en actuación y de Educación Superior. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo Batista Cedeño en los años 2000, 2004, 2007 y 2014. Premio de Poesía Pablo Neruda 2004 y Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007. Poeta residente por la Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido 2009. Primer Premio de los X Juegos Florales Belice y Panamá, León Nicaragua con Ojos Parlantes para estaciones de ceguera. Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011 en poesía. Premio Internacional de Poesía Rubén Darío de Nicaragua. Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén 2012. En 2014, le otorgaron el Premio Medardo Ángel Silva a obra editada por su libro “Carta Natal al país de los Locos”. En el 2015 obtuvo el premio Ricardo Miró de poesía, máximo galardón de las letras panameñas. En 2017, obtiene el Premio Hispanoamericano de poesía de San Salvador. Premio Juegos Florales de Quetzaltenango, 2018. En 2020 obtiene junto a Lucía Estrada y el traductor Russel Karrick the Gabo Prize in Literature in Translations & Multilingual Texts. En 2021, obtiene el Premio de la Fundación Naaji Naaman en El Líbano, el Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana en Salamanca, España, el Premio Municipal de Poesía León A. Soto en el marco del Bicentenario, Primer Premio de la Fundación Nostos en los 200 años de la Independencia de Grecia. Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz 2022. Premio Dámaso Alonso 2023 concedido por la Academia de Buenas Letras de Madrid por su vida y obra.

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