Poemas de Miguel Ángel Zapata
Arvo Pärt
(primera)
No sé qué decir.
El florero amenaza con hablar.
Los girasoles sonrojan la voz de la luna.
Se detiene el mundo en un coro desafinado.
Ya no sabemos qué instrumentos tocar.
El piano revienta la casa: cada tecla es una palabra.
Arvo ha llegado con un bastón
apuntando el corazón de la puerta.
El piano se rebela contra sílabas insolentes.
Pausa para la resurrección del poema.
Arvo Pärt
(segunda)
Así salta la palabra como una liebre entre
la hierba buscando el eco.
Austeridad
Austeridad en la carrera me grita la liebre.
El piano se acomoda a mi corazón minimalista.
El florero vuelve a decir su lenguaje recortado.
Salgo corriendo a la calle para que me caiga toda
el agua de mañana.
Así fluye la lluvia del poema.
Así fluye el poema con la lluvia.
El patio
Un cuervo aleja al ave de mal agüero,
en su lugar coloca sus alas joviales
y escribe en el aire
su dilema sobre la concordancia.
Un cuervo con un ala rota no es
signo de debilidad ni miedo.
Es señal de desamparo, pero no de
derrota.
No podría, además, escribir sin el cuervo
que ha vuelto otra vez a acompañarme
cuando escribo afiebrado sin remedio.
Su poema es turbio como una tormenta
de sílabas en un campo de plumas.
Voy contra la neblina, tranquilo,
mi calle sosegada me conforta.
Mi poema es un patio con sus macetas
de tres colores, y la parrilla que humea
su sabor a carne asada.
Aquí todo sucede. Mi madre se pasea entre
los árboles y mi hija riega las plantas.
Los cuervos escriben conmigo una oda al
joven Mozart. Así pasan los días
cuando cartas no escribo
ni saludo a nadie en el vecindario.
Mi hija es un árbol de flores
(para Analí, in memoriam)
Digo cielo y escribo cielo en el cielo.
Es otoño dicen los árboles.
Mi hija es ya un cielo.
Una lágrima en el bosque, el corazón
sonando como un volcán.
Cae la lluvia y la luz forzada escribe
su pesar. Es otoño y siento un árbol
en el corazón. Mi hija ha muerto y es un
árbol de flores, un leve pensamiento del espíritu.
Los árboles repiten en coro que es otoño.
Mi hija ya no dibuja rostros en la sombra, y no
sonríe con los geranios marchitados.
El imperio de las cenizas jamás hundirá su gloria.
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Miguel Ángel Zapata, poeta y ensayista peruano, ejerce de catedrático de literatura latinoamericana en Hofstra University, Nueva York. Ha publicado recientemente: El florero amenaza con hablar (Máquina Purísima, 2024), Usted no sabe cuánto pesa un corazón solitario. Ensayos sobre poesía (Universidad Ricardo Palma, 2023), Trilce. Ensayos (Universidad de Querétaro/Ed. El Tucán de Virginia, 2023), La iguana de Casandra. Poesía selecta (Fondo de Cultura Económica, 2021), Cancha de arcilla. Poemas en prosa (Fundación Miguel Hernández 2020 – Summa 2021), Ya va a venir el día. César Vallejo. Poesía selecta (Málaga: Poéticas Ediciones, 2021) y Un árbol cruza la ciudad (Lima, 2019), entre otros. Es Premio Latino de Literatura 2011, y Premio Nacional Enrique Anderson Imbert 2023, otorgado por la Academia Norteamericana de la Lengua Española, donde es miembro de número. Es director fundador de Códice- Revista de Poesía (Lima-Nueva York).