Origen
Dejadme sola con los lirios.
En el silencio de mi voz
combada hacia los astros,
tejidos mis tobillos a la raíz
del olivo, en la maraña de la tierra.
Mi cuerpo silba en la cometa.
Los cabellos, levantados
por el polvo de la vida.
Siento la ubre de las hembras
en mis dedos alargados,
el roce del polen en las campanas,
el vello de mis brazos es arpa
para el viento.
El cuello sostiene los aromas
vencidos por la lluvia,
la verdad de las jóvenes bocas,
el néctar de las nupcias.
Mis labios emiten códigos indescifrables.
¡Dejadme sola con los lirios!
Flores de cerezo anidan mi frente.
Gorriones y jilgueros en cascada
coronan las sienes,
me trenzan los cabellos.
Dejadme este bosque purísimo,
las ciervas recién paridas
detrás de los helechos,
el blanco de la lechuza y sus ojos,
el amor en la garganta.
El sol se filtra entre los robles
y ya seca mi ropa.
Va cesando la música en mi pelo,
se adormecen los pájaros.
Los hombros son lecho
de algún erizo ahora
y en mi pecho reposan las libélulas.
El vientre,
matojo de encinas,
nudo fértil,
es origen.
De Tus ojos sostienen el vuelo del pájaro (2022)
Soledad
Y se llenó el bosque de pájaros,
las cúpulas de pájaros.
Pasaron sobre mí antorchas, siglos
de pájaros.
Cantaban su canción polifónica.
Solo uno acompañaba mi tarde
en el tejado.
Su canto era el mío y era solo.
Dejó que se marcharan,
como piedras.
Volvió a cantar después.
Solo su canto solo.
Más allá de la niebla.
De Tus ojos sostienen el vuelo del pájaro (2022)
Tatuaje en el Marais
Perfilo con mis dedos
el horizonte de tus hombros:
hacia allí vuela mi boca.
Mis yemas van bajando
en su tranquila labor
por la blancura del brazo:
aquí encuentro mi islote.
Mi decidida mano
arrastra por tu piel
el mar, el fuego, vientos
que empujen las velas…
Aquella noche
dibujé en tu cuerpo
tus mejores años
y los míos.
(De Llumantia ilíquida, 2019)
La lágrima del corzo
¿Qué nos importa, ya,
si oscurece la tarde?
¿Qué importa si el viento
nos trae a las pupilas
olor a incienso, a tierras altas?
¡Amémonos como lo quiere la vida!
¿No sientes el pulso suave
salirse entre los miembros?
¿No rompes en delirio
en esta estancia sin prisa,
en este abismo de flores?
¡Amémonos como lo pide el mundo!
Escucha al mar
cantar al fondo de sí mismo
esa canción profunda.
Hilar la tela
que sostiene al ruido.
Todo late esta tarde por nosotros
esperando el azar
de tu mirada, fortuita,
abriendo mi vestido.
De Llumantia ilíquida- The Wavering Blaze (2022)
_____________
Mónica Velasco (Salamanca, España, 1979). Es poeta y profesora. Ha publicado las obras “Trazos. En torno a Anglada–Camarasa” (2018), poemario conjunto con el poeta Antonio Colinas; “LLumantia ilíquida” (2019) y su edición bilingüe español- inglés “Llumantia ilíquida–The Wavering Blaze” (2022), “Tus ojos sostienen el vuelo del pájaro” de la Col. Poesía de Ed. Diputación de Salamanca (2022) y el poemario “A ti, que eres el amor”, Poeta ante la Cruz (2024).