Escribe Gabriel Rimachi Sialer
Una de las colecciones de cuento con las que más me he entretenido estos días ha sido «Días de perros», del poeta y ahora narrador Iván Adrianzén Sandoval. A lo largo de nuestras vidas hemos compartido nuestros días con mascotas que pasaron a forma parte de nuestras familias, pero la gran diferencia con los humanos, es que la vida de los perros tiene una fecha límite de tiempo: quince años con mucha suerte, o el tiempo que el destino les imponga en este mundo. Pero aún a cuenta de esa caducidad, aún a sabiendas de que uno va a dolerse por la partida de su mascota, nos hacemos de una y le prodigamos lo mejor que podemos una buena vida. Ellos, a cambio, nos devuelven algo que nos acompañará hasta el fin de nuestros días: el recuerdo de tiempos alegres y de lealtad. Y de esto trata este libro.
Quizá a sabiendas del tiempo de vida de los perros (quince años) el autor nos entrega un libro con quince relatos, cada uno dedicado a un perro en particular, que lo acompañó en algún momento de su vida. Pero no se trata «sólo de» la historia del perro. Lo que ha construido Adrianzén es un mapa sentimental intenso y honesto alrededor de su propia vida. Así, el lector podrá acompañar al personaje (álter ego del autor) en lugares tan disímiles como Pueblo Libre, Madrid, Santiago, París o Zaragoza, en sus aventuras personales pero también en sus desdichas. La vida sentimental, algunas veces, se rige por esa sentencia tan cierta como cruel: «Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana». Pero, a diferencia de las relaciones humanas, la que se establece con una mascota canina está definida por la lealtad. Recordemos la historia de Hachiko, el perro que durante ocho largos años esperó en la estación del tren a que su amo regresara del trabajo, sin saber que éste había muerto. Esa relación de amor, lealtad y compañía que se establece entre el hombre y el animal, no es nueva, pero siempre está llena de historias que atrapan, porque la relación se basa en una emoción honesta. Y es con esa misma honestidad que Adrianzén ha escrito cada uno de estos quince cuentos, desde el abandono económico hasta la dureza del trabajo; desde el amor perdido hasta la compañía en el ambiente laboral obrero, el narrador siempre ha tenido la oportunidad única de contar con un compañero fiel canino.

Así, en medio de estas historias, uno puede trazar un mapa sentimental interesante que nos lleva -gracias a las descripciones y al contexto en que ocurre cada una de las historias- a una parte de la historia misma que hemos habitado: tiempos de crisis y de renacimientos; tiempos de viajes y de apuestas por escapar de la miseria; tiempos de libertad y también de pérdida. La partida de algunos de los perros de este libro, conmueven porque ¿quién no ha llorado alguna vez por su mascota perdida para siempre? «Días de perros» es un libro escrito, además, con una prosa fluida, que atrapa y emociona (una prosa que asegura que el autor es, además, un buen lector), y apuesta por la memoria en un momento donde la sociedad se construye de personajes que se desarman apenas se apaga el Tik Tok o el reel de Instagram.
«Días de perros» es entonces una historia divertida y emocionante, real y profundamente conmovedora, de un hombre que ha sabido compartir su corazón con aquel otro amigo que nos ha acompañado desde la época de las cavernas. Y que seguirá acompañando nuestras vidas, poblándola de historias y recuerdos. Recomendada.