Dolor y refugio (o una forma de enfrentar la escritura)

Ordenar un librero es también enfrentarse al hallazgo de ciertos recuerdos de escritura donde el dolor está presente.

Publicado

27 Ago, 2024

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Escribe Karina Miñano

La palabra que sana
Alejandra Pizarnik

Estaba decidida a hacer unos cambios en mi librero. Quería revisar algunos libros y seleccionar aquellos que no iba a volver a leer para buscarles un nuevo hogar. Entonces, me topé con el título Poesía terapéutica y me provocó una sensación de ternura. Retrocedí a la época de mi lucha contra la depresión. En esos días, me refugié casi por completo en la escritura. Además de mi libreta de apuntes, empecé a escribir un diario donde registraba muchos de mis sentimientos. Me sentía más ligera después de liberar pensamientos y reflexiones en aquellas páginas, y logré escribir textos que, más tarde, con algo de trabajo, se convirtieron en poemas.  

Recordé «Lady Lazarus» de Sylvia Plath, un poema que me impactó de tal manera cuando lo leí por primera vez, quizás porque vi en él todos los intentos de suicidio fallidos de su autora, quien sufría de depresión clínica. Ese poema es una confesión desgarradora que revela lo complejas que pueden ser las emociones. Y sí, es cierto. «Lady Lazarus» es un poema crudo y honesto, que nos ha abierto la puerta para entender la experiencia de la enfermedad mental desde la perspectiva de quien la sufre.

Sylvia Plath
Sylvia Plath, la imagen del talento y la tragedia.

«…

¿La nariz, las cuencas vacías, los dientes?
El apestoso aliento
Se desvanecerá en un día.
Pronto, muy pronto, la carne
Que la tumba devoró
Se sentirá bien en mí
Y yo una mujer que sonríe.
Tengo sólo treinta años.
Y como gato he de morir nueve veces.
Esta es la Número Tres.
Qué desperdicio
Eso de aniquilarse cada década.

…»

La poesía se ha transformado en un canal para transmitir emociones y expresar lo que a menudo resulta impronunciable en la vida del día a día. Creo, y podrías discutirlo, que la poesía sí tiene un poder terapéutico, un poder que ha sido reconocido y en los últimos años, sobre todo durante y después de la última pandemia, ha cobrado un renovado interés en el campo de la salud mental.

Durante mi propio proceso de sanación, me di cuenta de que la poesía podía convertir el dolor en algo tangible, y hasta soportable. Comencé a buscar consuelo en poemas de autores que también pasaron por lo mismo. Y no hablo solo de la obra de Plath, sino también en la de otros poetas que lograron convertir su sufrimiento en arte.

Así fue como descubrí al poeta Robert Lowell, ganador del premio Pulitzer y mejor amigo de la poeta Elizabeth Bishop, un hombre cuya lucha contra el trastorno bipolar quedó grabada en sus poemas. Utilizó la poesía para lidiar con sus demonios internos, al transformar su angustia en inspiración. Su cuarto poemario «Life Studies» es un exquisito libro en el que Lowell no solo expone su dolor y sus experiencias más intimas, sino que también nos muestra que la poesía puede ser un refugio en medio de la tempestad. Cabe señalar que Lowell es el precursor de la poesía confesional y que tuvo una influencia significativa en la vida de Sylvia Plath. Con sus poemas, Lowell parece tendernos la mano desde su propio abismo, y nos invita a observar el mundo con otros ojos, a encontrar la belleza incluso en los rincones más oscuros de la mente. Una muestra de ello es el poema Home after three months away.  Este poema fue escrito después de que Lowell pasara varios meses en un hospital psiquiátrico. En él refleja su lucha contra la enfermedad mental sin centrarse únicamente en el sufrimiento, sino que también destapa momentos de esperanza y conexión, en especial a través de la relación con su hija.

Poeta norteamericano Robert Lowel
Poeta norteamericano Robert Lowell

«…

Dimpled with exaltation,
my daughter holds her levee in the tub.
Our noses rub,
each of us pats a stringy lock of hair–
they tell me nothing’s gone.

…»

Varios estudios han demostrado que la escritura, en especial la poesía, puede tener un impacto positivo en la salud mental, ya que brinda beneficios emocionales y psicológicos (1)(2). Por ejemplo, ayuda a enfocar la mente y la atención en aspectos positivos de la vida, lo que permite obtener nuevas perspectivas sobre los problemas. También disminuye los niveles de estrés y ansiedad, ayuda a procesar experiencias traumáticas y emociones difíciles, y por ello, mejora la salud mental postraumática, además de aumentar la capacidad de resiliencia. 

La poesía nos ayuda a explorar y expresar emociones que, por su complejidad, requieren del autoconocimiento, paciencia y dedicación. Sin embargo, como todos los procesos, escribir para sanar requiere de un tiempo de adaptación. Los estudios enfatizan que al principio la escritura sobre eventos traumáticos puede incrementar síntomas como el estado de ánimo deprimido (1) (2). Puedo confirmarlo por experiencia propia. Lo importante es que este efecto tiende a disiparse con el tiempo y da paso a los beneficios a largo plazo. Por lo tanto, al principio es recomendable practicar la escritura bajo supervisión.

Poeta peruano José Watanabe (Foto: Paul Vallejos)
Poeta peruano José Watanabe (Foto: Paul Vallejos)

La poesía ofrece de igual modo un espacio para la catarsis, para procesar el dolor y donde el sufrimiento encuentra una forma y, en cierto modo, una resolución. Este proceso de reescritura y relectura es terapéutico; permite al individuo, poeta o no, reconceptualizar sus experiencias, encontrar nuevos significados y, eventualmente, sanar.

El poeta peruano José Watanabe habló de forma muy abierta sobre la lucha contra la depresión clínica, derivada de su condición de salud. En la conferencia titulada «De la depresión a la creación«, Watanabe describió cómo la depresión afecto su vida y su proceso creativo; mencionó algo que caló en mis huesos por muchos días. «Sentí una depresión extendida… donde todo mi cuerpo y todo mi espíritu estaban invadido de angustia».  Watanabe reconocía el acto de expresarse poéticamente como una forma de terapia para lidiar con sus experiencias. Y lo podemos ver en sus poemas, caracterizados por una aguda observación de sí mismo y de su entorno, en especial en sus experiencias médicas.

Un poema en particular que ilustra cómo Watanabe utilizaba la poesía para exponer su dolor y, al mismo tiempo, encontrar un refugio, es «El guardián del hielo». Este poema, que forma parte de su libro «El huso de la palabra» (1989), aborda la figura de un guardián que custodia un bloque de hielo, el cual se va derritiendo poco a poco. El hielo simboliza tanto la fragilidad de la vida como el inevitable paso del tiempo, y el guardián se enfrenta a la tarea de proteger lo que es efímero.

«Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.

También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.

Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil
            Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.

No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.

Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:

Yo soy el guardián del hielo.»

Alfonsina Storni, poetisa y escritora argentina vinculada con el modernismo.

Al igual que Plath, Lowell y Watanabe, sabemos que hay muchos poetas que usaron la poesía como una forma de liberar esos “demonios” que generan la depresión y los trastornos bipolares. Poetas como Anne Sexton, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y Rodrigo Lira, son algunos ejemplos.

Para concluir, quiero compartir contigo algo más: “La palabra que sana” de Alejandra Pizarnik, un poema que me toca de forma poderosa, tal vez porque también escribo poesía. Al leerlo, descubro una conexión profunda donde el lenguaje actúa tanto como vehículo de expresión como fuente de consuelo. El poema sugiere que el lenguaje tiene el poder de desvelar otros mundos; los significados de las palabras van más allá de lo literal, y esa relación compleja y enigmática entre lenguaje, silencio y realidad, es algo que me atrae.

Alejandra Pizarnik
Ícono. Alejandra Pizarnik y su influencia actual en la poesía.

«Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa».

Al final, todos buscamos un lugar donde nuestras emociones puedan descansar, ese refugio para protegernos en los momentos de caos. La poesía me ha mostrado que, aunque el dolor es inevitable, siempre puedo encontrar en las palabras una forma de transmutarlo. Como lo hicieron Plath, Lowell, Watanabe, y tantos otros. La próxima vez que sientas que el mundo se te viene encima, recuerda que las palabras tienen el poder de transformar, de sanar, y quizás, de salvarnos.

______________

(1) Smyth, J. y Helm, R. (2003). Focused expressive writing as self‐help for stress and trauma. Journal of clinical psychology, 59(2), 227-235. https://doi.org/10.1002/jclp.10144

(2) Christensen, Alan J. PhD; Edwards Dawn. Effect of Verbal Self-Disclosure on Natural Killer Cell Activity. Journal of Psychosomatic Medicine. https://journals.lww.com/psychosomaticmedicine/Abstract/1996/03000/Effect_of_Verbal_Self_Disclosure_on_Natural_Killer.9.aspx

Karina Miñano
Karina Miñano (Países Bajos) es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad San Martín de Porres, Perú. Ha cursado estudios de posgrado en Escritura Creativa en la Universidad Internacional de Valencia y la Universidad de Alcalá de Henares. Ha publicado la novela Remolino de sueños (2021), así como relatos y poesía en antologías como La Ninfa Eco: Writers from Across the World, Letras rotas, Dolores del alma, y Licencia para mentir, prologado por el poeta Benjamín Prado. Conduce el programa de poesía Por debajo de la pluma para la plataforma cultural Cuéntame un libro en las redes sociales.

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