Escribe José Carlos Picón
Dicen que el hombre es un ser gregario. Lo aparente es, que en la actualidad, el yo colectivo se va desdibujando y las contradicciones materializan conflicto, enfrentamiento, destrucción. Lo cierto, que los poetas han escrito sobre gestas épicas, con lirismo guiaron su atención sobre la movilidad social humana, sus posibilidades y luchas.
En el caso de “Exodus” del poeta Elí Urbina Montenegro, evoca un relato bíblico o quizás el viaje de Odiseo a Ítaca, tomando como punto neurálgico de irradiación, el puerto de Chimbote. Reunidos “hombres deseosos y soberbios, vástagos/de todos los rincones/y todas las estirpes”, irrumpen en terrible descubrimiento, están agostados por el tiempo, el tedio y la devenir. El viaje es una necesidad, la búsqueda una opción de sobrevivencia.
El lenguaje formal de Urbina es de cadencia. Lo lírico está sujeto por la música, por ello la semblanza e imagen del bardo que acompaña en la batalla. Pero la batalla es contra la adversidad, versus las colisiones existenciales conectadas al simbolismo inmanente del paisaje costero y marítimo de Chimbote. El poeta traza su recorrido y resulta pictórico, profundo. Lo agreste y lo sublime está decantado por la luz, sombra y penumbra de los accidentes geográficos y biológicos que son, en suma, el reflejo simbólico de la experiencia especular del hombre.
Del padecimiento colectivo y la premura por libertad, “Con prisa y desconcierto/ropas y piedras recogimos/y borrachos de sueño todavía, nos echamos a andar”. La voz poética pasa al desconcierto de la soledad en medio del éxodo: “¿Cómo es que de repente/soy un andrajo monótono? (…) ¿Por qué huyen de mi voz, amigos de otros tiempos?”.
Una voz hecha de pesimismo y temor describe el paso por este periplo de agonía y sufrimiento. Sin embargo, el azul del mar es una constante, el brillo a veces lejano otras cercano, de las aguas y su delimitación de rocas y ecosistemas. Con ellos, Urbina dota de un espacio originario al puerto de Chimbote, un terreno que resguarda un relato primordial, de génesis cósmica. Finalmente, el viaje ha surtido el efecto de la iluminación. Un aprendizaje accidentado, largo y cansado. “Eres ya como un primer brote de hierba”. El retorno da el espacio para un balance, y el balance es la sabiduría: “Que sus cosechas/vivas y la promesa/de sus dones azules te muestren aquí otro camino”.
