«Lituma en Saturno» un cuento de Francisco Joaquín Marro

Lituma en Saturno Francisco Joaquín Marro -Todo debe quedar a la perfección-dijo Morgana, fashion style manager, artista de software, filósofa queer posbinarista y especialista en ingeniería biológica; para más señas, fundadora de una ONG que clonaba gatitos y, sobre todo, la directora general del evento. “¿Cuál de los cuerpos debería elegir?”, pensó el Laureado Escritor. […]

Lituma en Saturno

Francisco Joaquín Marro

-Todo debe quedar a la perfección-dijo Morgana, fashion style manager, artista de software, filósofa queer posbinarista y especialista en ingeniería biológica; para más señas, fundadora de una ONG que clonaba gatitos y, sobre todo, la directora general del evento.

“¿Cuál de los cuerpos debería elegir?”, pensó el Laureado Escritor. La Feria del Libro lo tenía como la atracción principal. Ciertamente que había sido, y es, la atracción principal desde hace más de doscientos ******a y ****** años.

-Yo quiero uno de edad madura- se decidió.

-Sí, ¿pero cuál?

-No quiero proyectar una imagen frívola.

Lo decía porque en el año anterior había utilizado la biounidad M03 que lo representó con la apuesta figura que había tenido en 1964, sin el bigotito que lo afeaba como en la biounidad que lo representaba con la apariencia de 1959. Esta vez eligieron la biounidad que le daba la apariencia que tuvo en 1993, una fecha de su gusto porque había publicado el primero de sus 195 libros autobiográficos hasta la fecha.

En total, eran diez biounidades en uso. Las otras setenta y ocho  habían sido donadas a museos, bibliotecas y fondos culturales auspiciados por importantes instituciones financieras. Una de las más antiguas, mejor dicho una no orgánica, de las más rudimentarias, se encontraba en una institución centenaria llamada Casa de la Literatura (CASLIT) y estaba no operativa, solo  en exhibición; las otras, en cambio, todavía tenían en funcionamiento la programación  necesaria para cuando enlazaran los softwares de las biounidades en una perfecta sincronización de base de datos que, no obstante, según la coyuntura de uno u otro evento, hacía que cada biounidad diera sus “propias” respuestas. Este sistema lo venían usando desde 2117. Antes de eso, en 2095, era causa de humor involuntario que las unidades enlazaran sus conciencias replicantes mediante el rudimentario sistema conocido como Internet y que tuvieran una única reacción en todas partes que desconcertaba al público; en esas épocas una de las unidades no orgánicas,  en Oslo, respondió a preguntas que nada tuvieron que ver con las preguntas que el público hizo en Lima.

Esa vez, en 2095, su entonces agente literario, casi de rodillas, le pidió que accediera a utilizar proyecciones en 3D, a lo que el Laureado Escritor se negó tajantemente. “Ni hablar de usar 3D”, dijo en 2095. El Laureado Escritor lo detestaba. Todavía creía en el poder de la materia para transmitir sensaciones y emociones. “Sí, pero esas unidades sintéticas son de una fealdad y torpeza tremendas”, se había atrevido a insistir el agente. En ese tiempo el software de programación no permitía independizar los patrones de información del cerebro biológico.

Cuando en el año 20** cesó la existencia orgánica primigenia del Laureado Escritor, el primitivo sistema gubernamental que entonces se conocía como Estado Peruano, mediante un Decreto Ley, aprobó el desembolso de veinticinco millones de dólares (una moneda de otro primitivo sistema gubernamental entonces utilizada como moneda de intercambio global) para preservar el cuerpo a como diera lugar. Se aprovecharon los adelantos tecnológicos de un sistema de criogenización que permitió conservar funciones vitales mínimas, hasta 2077, año en que por fin los adelantos biotecnológicos lograron el primer transplante del cerebro biológico, la espina dorsal y su sistema nervioso a la unidad no orgánica, denominada M00.

M00 demostró al mundo entero que la “muerte” solo era una cuestión mal abordada en las antiguas civilizaciones. Inventado el sistema que permitió decodificar, en el ADN del Laureado Escritor, su patrón de conducta (emocional, intelectual, sentimental, creativa, etc) y su memoria genética, e inventado el software que permitió simular todo ello, lo único urgente fue trasladarlo por entero a una unidad receptora estéticamente más agradable, ya que el aspecto original de M00 asustaba a los niños (imagínese una especie de androide con una cavidad cristalina en el cráneo desde donde se puede, o en ese caso se podía, observar el cerebro). Para el año 2086 la unidad no orgánica conocida como M00-A ya prescindía del cerebro biológico que, a partir de allí, hasta hoy, solo es exhibido y mantenido en la CASLIT  nadando en líquido amniótico y frigorizante, en una urna de oro, platino y cristal, cuajada de piedras preciosas, cuyo pedestal esconde las sondas suministradoras de nutrientes que lo mantienen en estado de suspensión inanimada.

M00-B y sus demás unidades replicantes son las que causaron los actos bochornosos de 2095. En 2117 la ciencia creó los primeros cuerpos orgánicos replicantes con chips húmedos biológicos, cuyas funciones binarias de ADN  interactuaban con el lenguaje de las microcomputadoras que funcionaban como neuronas. Gracias a esto también nació la neuroliteratura. Desde entonces los libros podían descargarse directamente al cerebro humano y ser automáticamente procesados por la conciencia sin necesidad de ningún formato físico, ni siquiera digital. Todo lo que cualquier libro escrito sobre la faz de la Tierra hubiese contado, la neuroliteratura podía traducirlo para el cerebro en recuerdos, algunos tan intensos que ocasionaron muchos suicidios wertherescos, bovariescos, anakareninescos, asesinatos y conspiraciones medievales o “juegos de tronos” que debieron requerir chips de readaptación obligatorios para que los “mento-lectores” distinguieran la fantasía de la realidad.

Como fuere, a su vez se fabricaron las primeras biounidades orgánicas, las M01,  sin entender que el Laureado Escritor estaba deseoso, apto y listo para reanudar su vida amorosa. Luego de corregir muy generosamente las omisiones en estas biounidades, el Laureado Escritor pudo vivir romances simultáneos en Europa, Asia y América del Norte con siete mujeres distintas, la mayoría pertenecientes al todavía existente mundo de la farándula.

No obstante la negativa tajante del Laureado Escritor para transcender la materia y habitar en Supranet, se sabe que mantuvo un apasionado romance secreto con una reprogramación virtual de Ava Gardner (en 2121 ella, o mejor dicho su equipo de programación, ganaron el Oscar por su excelente actuación en el drama “El hipopótamo de la pista de baile”, justamente basada en el libro que el Laureado Escritor publicó en 2081). Pero ella, por temas de copyright, pertenecía a los estudios MGM, y su directorio decidía con quiénes sus estrellas virtuales podían mantener romances en Supranet, así que, además de pedir indemnizaciones a las editoriales digitales por el amorío, quitaron de la Supranet las conciencias virtuales de Ava Gardner que algunos piratas informáticos habían descargado ilegalmente para reprogramarlas en simulaciones porno.

Las biounidades M02 trajeron la innovación que la industria del espectáculo necesitaba: biounidades capaces de engendrar hijos y en cada estadio vital de la conciencia del Laureado Escritor, de modo que cada una de ellas escribiera, por su cuenta y riesgo, nuevas historias según la edad biológica que los software simulaban. De hecho, el que la biounidad M02 que replicaba al Laureado Escritor de 1967 mantuviera discusiones acaloradas sobre políticas económicas con la biounidad M02 que replicaba al Laureado Escritor de 2010, solo aumentó las ventas de los libros neuroliterarios que cada biounidad escribió por separado.

Hubo problemas cuando colectivos LGBTIQZ_IA  exigieron una biounidad que rompiera con el esquema heteronormativo patriarcal que aún detentaban las conciencias replicantes del Laureado Escritor. Por más que el Laureado Escritor se negó a concesiones mercantiles con colectivos queer, vegano-poliamorosos y activistas del matrimonio robotsexual, tuvo que ceder debido a que su contrato lo ligaba a los requerimientos de la transnacional que había comprado al ahora extinto Estado Peruano la deuda de su criogenización. Se construyeron, con gran protesta de su parte, las biounidades M02_A (laureados escritores en modo gay -bisexual simulando distintas etnias y con diversas apariencias que hubiese tenido el Laureado Escritor de haberse vuelto obeso y/o haberse dedicado al fisicoculturismo) y la M02_Blclls, una “Laureada Escritora” de sesgo abiertamente feminista; lo que no satisfizo a quienes, criticando el binarismo cisgenérico de una cultura aún cartesiana, también exigieron una biounidad sin género o por lo menos en modalidad hermafrodita.

Hay que anotar una cosa: se podrá tener mucho en contra del Laureado Escritor, pero no se le puede mezquinar su compromiso férreo con la libertad del individuo frente a la explotación del sistema. Cuando en el año 2129 el Estado Peruano, así como muchos otros de la región, se declararon en venta y las transnacionales cambiaron las cartas magnas por contratos nacionales con los consumidores (antiguamente llamados ciudadanos) todas las biounidades, desde las M00 (donadas a escuelas y universidades pobres) y las M02 (en activo) protestaron al unísono por más que la mayoría de ellas defendieran el libre mercado. Esto les valió a cada una distintos premios Nobel sucesivos, aunque objetivamente nada pudo hacerse para que las transnacionales “compraran” el derecho de explotación de recursos humanos y de mercados potenciales (no otra cosa había para comprar, puesto que desde mucho atrás ningún país de Sudamérica poseía recursos naturales para vender).

Esto es, básicamente, todo lo que ocurrió desde 20**. En cambio, ahora en 22** la biounidad M03, a cargo, iba a presentar no uno de sus nuevos libros, sino a toda una generación de jovencísimos escritores-periodistas que, como se sabe, desde fines del siglo XX venían diciendo una y otra vez, insistentemente, que el Laureado Escritor es su máxima influencia.

Algunos de ellos, según su fortuna, son clones o reprogramaciones replicantes en biounidades.

Afuera, en la calle, un grupo de pobres diablos, pobres literalmente, y pobres y a la vez literatos, es decir, humanos biológicos, mezcla entre consumidores y obreros freelance, se quejan de que la neuro-literatura hoy sea patrimonio y ejercicio exclusivo de las clases acomodadas. “Estos infelices que no pueden pagarse ni siquiera una extremidad biónica están llenos de envidia y resentimiento. Deberían agradecer que, por más de doscientos años, las opiniones del Laureado Escritor y su papel de garante de la democracia lograron renegociaciones con las transnacionales al punto que, hoy en día, ya no queda absolutamente nada qué negociar.  Un hombre que ha trascendido la vida, y que ha escrito tal cantidad de obras maestras, no puede ser víctima de las más mezquinas acusaciones. ¿Qué quieren? ¿Que vuelva a existir aquel  primitivo sistema político cuya aparatosa burocracia, bajo pretextos paternalistas, no permitía gozar de las libertades que promueve el mercado? Hoy en día, en cambio, los consumidores podemos vivir más de una existencia en simultáneo”, dijo la conciencia replicante conocida como DJ_Frd1n@nd_Amperio.

-Ha llegado el momento -dijo Morgana, y la biounidad M03  avanzó por el pasillo. Por cada umbral que atravesó dejó de lado cientos de controles de seguridad, droids dotados de censores de calor que impedían  tanto a intrusos “biológicos”  como a señales de onda de Supranet acercarse al Laureado Escritor (debido a que en 2206 un colectivo de hackers había intentado reprogramar su software en pleno evento para hacerle decir proclamas antisistema).

Una vez en el enorme auditorio, el público -humanos pedestres, replicantes sintéticos y avatares de personas conectadas a la Supranet en todas partes del mundo- estalló en vítores y aplausos, aunque no faltaron los maledicentes. “Va a decir lo que siempre dice de la neuro-literatura desde hace más de un siglo”, dijo telepáticamente alguien del público a un amigo suyo, que se encontraba al otro lado del mundo: “…que la neuroliteratura es rebeldía contra la vida. Bah, como si quedara vida contra la cual rebelarse.”

 


Francisco Joaquín Marro (Lima, 1979). Se dedica al negocio inmobiliario, al estudio autodidacta de la cultura pop y al tráfico de influencias (esto último, con escaso éxito). Su mayor ambición es no pagar por publicar sus libros y que las ganancias de los mismos le permitan costearse una rinoplastia y una lipoescultura. Ha publicado la novela Contrato ventajoso (Editorial Sortilegio-2013) y en formato e-book el libro de relatos titulado “No es otro libro de no ficción donde hablo mal de mi padre.”

 

Círculo de Lectores Perú
Círculo de Lectores Perú es una comunidad que crece alrededor de aquello que tanto nos gusta: los libros y la lectura. Vive con nosotros la aventura de leer.

Sigue leyendo…

Loading...