El jurado ha destacado en Arderá el viento, de Guillermo Saccomanno: «Es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera argentina deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes. Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo».

Guillermo Saccomanno
Se dedicó durante años a la publicidad y al guion, colaborando con editoriales españolas, inglesas, italianas y norteamericanas. En 1979 publicó el libro de poemas Partida de caza, y en 1984 se estrenó en narrativa con la novela Prohibido escupir sangre, a la que siguieron Situación de peligro (1986; Premio Club de los XIII); Roberto y Eva (1989); El buen dolor (1999; Premio Nacional de Letras); la trilogía sobre la violencia política formada por La lengua del malón (2003), El amor argentino (2004) y 77 (2008; Premio Dashiell Hammett), que tuvo un gran éxito de crítica y público; El pibe (2006); El oficinista (2010; Premio Biblioteca Breve); Un maestro (2011; Premio Rodolfo Walsh); Cámara Gesell (2012; Premio Dashiell Hammett); Terrible accidente del alma (2014); Amor invertido (2015) y Los que vienen de la noche (2018), ambas en colaboración con Fernanda García Lao; Soy la peste (2020), y Mirlo (2024). Algunos de sus relatos han sido llevados al cine y han aparecido en varias antologías, y en 2023 su narrativa corta fue compilada en Cuentos reunidos . Además de los mencionados, ha recibido los premios Municipal de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires de Cuento, Revista Crisis de Narrativa Latinoamericana y Konex de Platino 2014. En la actualidad dirige un taller de narrativa y colabora con el diario Página/12.

Sobre «Arderá el viento»
Los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro, llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma. La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo. Arderá el viento es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social.
Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes. Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo.