Escribe Erik Díaz Sandoval
Charles John Huffam Dickens (1812 – 1870), escritor inglés más conocido como Charles Dickens y célebre autor de grandes clásicos de la literatura como Grandes Esperanzas, Oliver Twist, David Copperfield y Tiempos Difíciles, nos evidencia en su novela Historia de Dos Ciudades cómo la Tercera Ley de Newton, “Toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero en sentido opuesto”, no solo rige en la física sino también en el plano social y que los hechos históricos y las reacciones humanas solo pueden entenderse si indagamos exhaustivamente en sus antecedentes.
Así, Charles Dickens nos describe cómo la pobreza, la marginación, así como los abusos, atropellos y asesinatos cometidos por la monarquía y aristocracia francesas contra el pueblo, va gestando la Revolución Francesa y cómo esta degenera en una violencia igual de feroz y atroz que aquella que la motivó. Nos detalla también el poder ineluctable de las masas en situaciones críticas frente a casi la totalidad de los individuos y nos adentra en las profundidades de uno de los actos más humanos: la venganza.
La novela nos atrapa desde el principio con uno de los inicios más renombrados de la Literatura, el cual es imperativo citar:
“Era el mejor de los tiempos y el peor; la edad de la sabiduría y la de la tontería; la época de la fe y la época de la incredulidad; la estación de la luz y la de las tinieblas; era la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación; todo se nos ofrecía como nuestro y no teníamos absolutamente nada; íbamos todos derechos al cielo, todos nos precipitábamos en el infierno. En una palabra, a tal punto era una época parecida a la actual que algunas de sus autoridades más vocíngleras insistían en que, para bien o para mal, se le tratara sólo en grado superlativo”.
(Lima: Emecé Urbano, 2000)
Uno de los protagonistas de la novela es Saint Evremont, un descendiente de la aristocracia francesa que, tras renegar de ella y enfrentarse a su familia paterna, decide comenzar una nueva vida en Inglaterra con un nuevo nombre y utilizando su apellido materno: Charles Darnay; sin embargo, las consecuencias de detestables acciones cometidas por su padre y su tío paterno marcan su destino de manera inevitable.
Debido a su trágico destino, Charles Darnay debe afrontar en Inglaterra falsas acusaciones de sujetos oscuros e inescrupulosos que devienen en un proceso judicial en su contra por presunta traición a los ingleses en el marco de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica y de las disputas interminables con Francia; lo cual es penado con la muerte. A pesar de que es absuelto milagrosamente del delito que le fue imputado y la vida le permite formar una familia con una mujer a la que ama y lo ama y ejercer la docencia a fin de ganarse el sustento con su propio esfuerzo, su sino y sus sentimientos más nobles lo obligan a regresar nuevamente a Francia, donde la Revolución ya ha estallado.
En Francia, donde la guillotina impone su ley masivamente y sin misericordia, su pasado aristocrático y las acciones nefastas de su padre y de su tío paterno lo alcanzan y es encarcelado para enfrentar nuevamente la posibilidad de una pena de muerte ante las autoridades impuestas por la Revolución, quienes determinan dicha pena o muy excepcionalmente la absolución sin ningún tipo de garantía y basándose casi exclusivamente en el clamor de un pueblo con sed de venganza, tras años de opresión y miseria.
La necesidad de venganza incubada en años en toda una nación es personificada en la novela principalmente por madame Defarge, quien durante años viene tramando conjuntamente con su esposo y de manera paciente y minuciosa el levantamiento popular, el cual ambos pasan a liderar y cuyo triunfo permite a madame Defarge ajustar las cuentas pendientes con sus verdugos de manera fría e implacable.
De otro lado, Charles Dickens en Historia de Dos Ciudades también nos revela que los seres humanos podemos albergar los sentimientos más nobles como la lealtad y el amor, los cuales son representados por la criada de la esposa de Charles Darnay y por Sidney Carton (un asistente de abogado alcohólico y desesperanzado que frecuenta a la familia de Charles Darnay), quienes no dudan en exponer sus propias vidas para salvaguardar la vida y bienestar de quienes aman. De esta manera, Historia de Dos Ciudades es una excelente novela política y social, al describirnos las consecuencias de la tiranía y el despotismo en los pueblos y en los individuos; pero sobre todo es una novela humana, que nos evidencia que las personas podemos ser capaces de los sentimientos y acciones más altruistas así como de los más viles y crueles.