Escribe: Mariangela Ugarelli.
En 1924 Leopoldo Lugones publicaría Cuentos fatales, su segunda colección de historias tras Las fuerza extrañas. Un texto ignorado, y hasta vapuleado por la crítica, retornó a las estanterías el 2010, publicado por la editorial Eneida en una de las pocas ediciones que existen del texto y que circulan en el mercado nacional.
Cuentos fatales no era, desde luego, Las fuerzas extrañas. Esta distancia escapó a la crítica desde la publicación inicial del texto, incluso para Jorge Luis Borges, cuyas palabras poco halagadoras marcaron a la colección con el fatum del olvido. Cuentos fatales era un libro de cuentos fantásticos, no de ciencia ficción como Las fuerzas.
Pese a que, para la época, la ciencia ficción era lo que hacía de Lugones un cuentista innovador y el alejamiento de ella representaría un retroceso, Cuentos fatales, revela un punto de inflexión en la narrativa fantástica latinoamericana. Si bien Lugones utiliza tópicos ya para ese entonces clásicos de la literatura universal y argentina (el retorno de la momia, la venganza, el gaucho payador y el don Juan), no se trata de elecciones accidentales o conservadoras. Lugones buscaba enfatizar el carácter cíclico de la literatura y de la vida humana, a la vez que atacaba las convenciones racionalistas que dominaban su escena literaria. Los relatos, además, están realizados con técnicas narrativas innovadoras para la época, que luego se emplearían en los relatos del mismo Borges, quien tempranamente lo cuestionara.
Si bien el texto adolece de los tradicionales problemas de la narrativa clásica de terror (básicamente la “orientalización” de lo nativo que recorre toda su obra y que ha sido relacionado por Juan Pablo Dabove con el clásico argentino La conquista del desierto), plantea tratamientos diferenciados de la variedad de formas de ficciones sobre lo imposible, además de darle cierta agencia a personajes femeninos, cosa inusual en la tradición del cuento fantástico.
La edición de Eneida, pese a su importante esfuerzo, dista de ser perfecta. Tiene a su favor el haber respetado el orden de los textos, los cuales aparecen en secuencias arbitrarias en las antologías del autor, siendo este aspecto fundamental para la comprensión y lectura de los textos. Sin embargo, los errores de copia y la falta de un prólogo u otro material crítico no le hacen justicia a la obra de Lugones.
Leopoldo Lugones. Cuentos fatales. Madrid: Eneida, 2010, 132 páginas.