Escribe José carlos Picón
Foto: Paul Vallejos
Me encuentro nuevamente con su trabajo, con tus tintas, y vuelve a mí la reflexión sobre las distintas artes y su tendencia a representar la humanidad con humor, con bizarría, fealdad. Desde las formas, los dibujos de Lorenzo Osores expresan una contra respuesta hacia los discursos, contra los retrasos conservadores, contra lo que tenga en su mira.
“El objetivo de mi trabajo no es representar a la humanidad a través del humor, insistiendo únicamente en lo bizarro, lo feo y lo grotesco. Lo mío es mucho más simple. Sin pensarlo mucho, creo que mi obra expresa de algún modo el mundo cotidiano de la gente de la calle que suele transitar por los recovecos más inesperados o disparatados de la vida”, refiere Osores.
Además de artista gráfico es escritor y editor de revistas como El Salvaje Ilustrado y, en la actualidad, publicaciones como Vuelapluma y Puente. Su paso por Monos y Monadas, El Idiota Ilustrado, y diversas de los años setenta y ochenta, son constantes de su actual solvencia artística.
“De este mundo raro, casi de sueño o pesadilla, según cada espectador, emergen esos seres pasionales y siniestros o disparatados y grotescos, que casi siempre van acompañados por la grata presencia femenina a la que con su gran sensibilidad el poeta Antonio Cisneros la ve como: “el rescate, caliente y palpitante de la figura humana”. Y sin olvidar la constante presencia felina y la de otros “animalitos tan iguales a su mismo rostro humano” que también percibe el mismo Toño en mi trabajo.
Tengo la intuición de que lo tuyo, tu evolución creativa, ha partido bastante más de una observación, contemplación y reflexión, que, al arte de acción, aunque has sabido combinarlos también. ¿Es así? Hasta en lo literario.
Ni yo podría explicar mi evolución creativa con tanto rigor como lo haces tú.
Si bien para Leonardo la pintura es “una cosa mentale”, no necesariamente es un producto meramente intelectual. Creo que el poeta y crítico de arte uruguayo Pablo Thiago Rocca nos ilumina mejor sobre mi proceso creativo: “El trazo muy rápido a mano alzada, sin posibilidad de corrección, es, entonces, el vehículo idóneo para un arte franco y espontáneo, que deja de lado todo racionalismo opresivo…” Y algo de eso hay también en mi nada prolífica producción literaria. Una amiga me dijo que yo pintaba como escribía y que escribía como pintaba. No sé si será cierto, pero me produce gran alegría que lo piense.
Tu viaje a China fue determinante. Dos años en otro planeta. Pero artísticamente transformaste el dibujo plástico de humor en personales y singulares piezas, algo de fusión, medio gastronómica la dinámica, si cabe la superficialidad. ¿Crees que, si no hubieras llegado a China, tu trabajo ahora sería distinto a lo que vemos en la muestra?
Los casi 3 años que viví en China ha sido indudablemente determinantes en mi vida y en la evolución de mi obra. Sin el aprendizaje de la pintura tradicional china, desde el punto de vista meramente formal, mi obra sería distinta en cuanto al uso de técnicas, pero no en su disparatado contenido.
Y siempre hay una corrosión en la humanidad de estos seres que habitan tu imaginario. ¿No? Están sumergidos, en el peor de los casos, en decadencia, pero no solo. También son construcciones visuales de lo que sucede cuando se tiene mucha información, es decir, el ímpetu creador fluye con todo los sedimentos, mezclas y flotantes. Igual, el color y el trazo son medulares. Pero el trazo se deforma, y el color, cuando lo hay, estalla, solo que no de una forma expansiva. Mucho de taoísmo ahí. ¿Lo ves así?
Los seres que habitan mi imaginario no todos son seres degradados, también hay seres dolientes y muchos disparatados en actitud de alegre ludismo y desenfadado erotismo.
En cuanto al Tao, alguna vez un amigo me dijo que yo era taoista sin saberlo. Nunca me explicó por qué me consideraba taoista ni yo se lo pregunté. De Lao Tse, su fundador, solo puedo decir que no he leido su libro fundamental El libro de las transformaciones; que en sus Cinco tesis filosóficas Mao Zedong lo considera un precursor del pensamiento dialéctico. Y hay quienes creen que el taoísmo es indesligable del humor. Es el caso de Bertolt Brecht, otro gran admirador de Lao Tse, que llega decir de manera contundente: “Quien no tiene sentido del humor no puede entender el método dialéctico”.
¿Visitaste muchos lugares en penumbra, de una nada confiable moral, disoluta, o en todo caso, fracturada, espacios con gente con dolores invisibles? ¿Qué ves, el sufrimiento o la risa? Tal vez más interesantes son las situaciones, y la mayoría de tus dibujos son eso, situaciones.
Nunca he sentido atracción por lo sórdido, sucede simplemente que es un elemento inevitable de la calle o de la ciudad donde encuentras de todo, como bien dices “espacios con gente de dolores invisibles” pero donde también hay lugar para la risa, para lo estrambótico, para el erotismo en todas sus variantes. Y que de todo ese conjunto tan dispar nacen mis “construcciones visuales”.
En algún momento sentiste un reparo o más bien goce, cuando trazabas la tinta para representar cosas tan diferentes de lo aprendido en tu escuela de caligrafía, conocimiento vinculado al trabajo espiritual, a la disciplina interior. Hacia qué extremo te fuiste inicialmente, o te importó una miércoles.
Yo recibí clases de pintura tradicional china y no de caligrafía, lo cual viéndolo en perspectiva fue un error. Según Mao “para aprender a escribir hay que aprender a dibujar”, claro que lo dice en los términos de la gran cultura china. Cuando aprendes a usar los pinceles, las tintas diluidas en agua sobre el papel de arroz sientes inevitablemente una enorme satisfacción y más aún cuando lo aprendido lo puedes aplicar a construir tu propio universo que es muy distinto en forma y contenido al universo de los grandes maestros chinos y su conocimiento increíble de la naturaleza en su totalidad. También hay, y esto es muy interesante, la pintura de personajes que pueden ser monjes, poetas o cortesanos muy expresivos, realizadas en pocos trazos y con un magnífico sentido del humor.
En China no solo vi la obra notable de sus pintores y calígrafos, también vi como nunca había visto antes, grandes exposiciones de los mejores pintores occidentales y de todas partes del mundo. Vivir en China fue realmente maravilloso.
“La del estribo, hermano”. Nunca terminó siendo la última. La bohemia, Lorenzo, qué tan importante fue para tu aprendizaje. Las reuniones, tertulias, peñas, simples chupetas. Poetas, plásticos, teatreros, músicos, periodistas, escritores, etcétera. ¿Enseña tanto como la realidad o los libros? Y, digamos, el exceso de bohemia, no hablo de tu caso, sino de la experiencia y hasta estereotipo, del adicto o alcohólico, es cercano a la producción artística. ¿Hay tragedia? ¿Te consideras un trágico en algun sentido?
No tengo espíritu recoleto, pero tampoco soy ni he sido un bohemio compulsivo. Cuando estudiaba en la universidad, era normal que los bares se convirtieran en la continuación del aula donde se armaban discusiones muy interesantes sobre lo que habíamos aprendido o sobre las lecturas que uno iba descubriendo.
Si das crédito a lo vivido y lo bebido y a la propia historia del arte, es casi imposible imaginar a un artista desligado de la bohemia. Imagínate a un poeta con olor a santidad o a un pintor con olor a trementina. Por supuesto que hay casos que lindan con la tragedia, pero no me considero un trágico en ningún sentido de la palabra.
Ahora, hay una forma de sobrevivir, quizás una de varias. Reírse de uno mismo. Reírse de la miserable situación en que nos encontramos. El cinismo. Que prácticamente, es una categoría ética, en este momento. ¿Cómo conecta esa visión con tu trabajo pictórico?, y si quieres hablar de tu escritura, adelante.
Creo que es muy saludable reírse de uno mismo, porque es un ejercicio imprescindible para poder burlarse de los demás con cierta solvencia. O de la miserable situación en que nos encontramos. En cuanto a los cínicos griegos siempre me han parecido admirables pero mi espíritu un tanto hedonista han impedido que los siguiera al pie de la letra. Mis dibujos y lo que escribo son una prueba contundente, en realidad una saludable mezcla de hedonismo y cinismo.
Cuando dibujas ¿piensas en quienes apreciarán tu talento, tu humor, tu mordacidad? ¿Ha crecido, desarrollado, involucionado el público para las artes plásticas en la actualidad? Los nuevos medios generan, motivan, son utilizados en el diseño de nuevos lenguajes, discursos. ¿Tienen tus tintas, llegada para un público nuevo, divergente, absorbido por estas transformaciones que facilitan muchas respuestas, pero también presume desbarajustes en otros ámbitos?
La verdad es que dibujo y pinto por placer sin pensar en lo que va a salir, entonces ¿cómo voy a pensar si mi trabajo va a ser apreciado o rechazado? Claro que me encantaría que fuera apreciado por mi talento y por mi humor (en caso de que los tuviera) y preferiría que lo apreciaran por su erotismo más que por su mordacidad.
Es muy difícil saber si el público va evolucionando o involucionando. Lo que te puedo decir es que hay de todo en internet. Y a veces descubres nuevos talentos realmente increíbles y que no son pocos y eso te alegra la vida a pesar del mundo de horror y desesperanza en que vivimos. No me importa si mis tintas son aceptadas o no por un público nuevo o por un público viejo, mientras yo siga disfrutando al pintar con estos materiales tan propicios para mi temperamento.