Escribe Guillermo Schavelzon
Haciendo sinopsis y propuestas de novelas con la Inteligencia Artificial
Llevo unas semanas trabajando intensamente con el CHAT GPT4 de Inteligencia Artificial. Primero hice el curso completo del Programa de formación en Inteligencia Artificial para profesionales de la industria del libro que ofrece Daniel Benchimol en Academia 451. Además de su saber, el entusiasmo con que Benchimol trasmite lo que sabe lo hace ampliamente recomendable. De las diez largas clases, dejé para otra vez aquellas que se refieren al tratamiento y generación de imágenes, fijas y móviles, no porque no sea importante, sino porque no era mi principal interés.
Luego ofrecí, a los hasta ahora 153 participantes de mis masterclass sobre Cómo encontrar editorial, la posibilidad de que me enviaran un manuscrito para pedirle al Chat que hiciera una sinopsis adecuada para enviar a una editorial, uno de los temas centrales de mi clase. Les propuse que “jugáramos” para aprender, como invita a hacerlo Benchimol.
Fui recibiendo manuscritos, (hasta ahora unos 30), y con todos hice un trabajo parecido, aunque no igual, dependiendo de las respuestas que me iba dando el Chat.
En todos los casos comencé pidiendo una sinopsis, que obtenía rápidamente. Las sinopsis seguían un esquema bastante similar, un resumen del contenido de cada capítulo, a veces de solo algunos de ellos, y unas líneas sobre el autor.
A partir de allí comencé a hacer preguntas, como quien mantiene un diálogo con un interlocutor, con la ventaja de que no hay que cuidar el tono ni evitar que el otro se pueda ofender por la indistencia. En todo momento mi sensación era que yo, por ser quién preguntaba y orientaba las respuestas, era quien dominaba, el que exigía, el que no estaba conforme con la respuesta, y volvía a preguntar: yo hacía trabajar al Chat, sin horarios ni riesgo de que se cansara o me dijera que no le molestara más.
El Chat de IA, aunque no tengo ninguna duda de que tiene una cantidad de información absolutamente incomparable con la poca que tengo yo, no me daba la sensación de ser un opositor, más bien era “alguien” que respondía con un exceso de cuidado, pidiendo disculpas y tratando de no contradicirme. Yo no quería que me diera siempre la razón, esperaba otra cosa. ¡Qué confusión la mía!, me olvidaba que estaba hablando con una máquina, y que lo olvidara es una señal de la potencia del Chat.
Fui pidiéndole sinopsis de 500, luego de 1.000 y de 1.500 palabras, le pedí varias veces que corrigiera lo que no me convencía, entonces me pedía educadamente disculpas y lo volvía a hacer… muy parecido a lo anterior. No podía desviarlo de su línea de pensamiento.
En muchos casos le pedí sugerencias para mejorar el manuscrito, las respuestas era casi la misma en todos los casos, aunque los manuscritos no tuvieran nada en común: definir bien a cada personaje, buscar puntos fuertes y débiles, ser más concreto en el desarrollo de situaciones, y una serie de lugares comunes que ningún lector que hiciera un informe pondría, porque le acusarían de no haberlo leído. Mi error consistió en pensar como si el Chat “hubiera leído” el manuscrito.
También le pedí una valoración literaria, dándole un puntaje entre cero y diez, siendo diez la excelencia. Todos fueron calificados entre 7,5 y 8 lo que es estadísticamente imposible: no se puede leer 30 manuscritos y que todos sean buenos o muy buenos, como sabe cualquier editor, agente, crítico o jurado de un premio.
Le critiqué al Chat que dijera de todos que eran buenos, diciéndole que eso era imposible. Otra vez, muy educadamente me pidió disculpas, y volvió a calificarlos bajando a todos entre 0,5 y 1 punto. Tampoco me pareció confiable.
Siguiendo enseñanzas del curso que tomé, le pedí que, si no sabía algo no me respondiera, que no me diera respuestas evasivas o demasiado generales. Me pidió disculpas, y siguió haciendo lo mismo, nunca me dijo que había algo que no sabía.
En síntesis: la experiencia fue interesante y seguiré probando. A todos los que enviaron manuscritos les envié los diálogos completos, lo que dio lugar a una serie de intercambios interesantes, a veces a algún desconcierto, en otros casos decepciones, y en algunos nuevas preguntas.
Aunque hubo cosas aprovechables, quedó claro que ninguna sinopsis ni presentación hecha por el Chat es utilizable, dejan una sensación de impersonalidad, de tono y método unificado, que es lo peor que puede hacer una escritora o escritor al enviar a una editorial una propuesta de su novela: no ser auténtico.
Por eso las editoriales que exigen presentar manuscritos llenando ventanas de un formulario prefijado no sirven, porque unifican, en lugar de singularizar.
¿Cómo podrá una editora o editor encontrar un texto interesante de esta manera? La respuesta es que quizás lo piden así porque quien lee estas presentaciones no es una editora o un editor, sino un algoritmo, otro Chat de Inteligencia Artificial, y probablemente con este sistema estandarizado, entre ellos se entienden mejor. Eliminaron la molesta, inquietante e inigualable singularidad que caracteriza la buena literatura.
La Inteligencia Artificial aprende alimentándose del trabajo de las personas, sin pedir permiso a quienes han escrito los textos que usan, ni pagarles por este uso ilícito de una propiedad intelectual ajena, por lo que hay una fuerte polémica, y en Europa ya hay una ley de protección. Sin embargo, no podemos ser ingenuos, los desarrolladores de la IA son compañías mucho más poderosas que los estados, que no las pueden regular.
Mientras, no nos neguemos a aprovechar cuando la IA aporta algo interesante, yo no la haré, al contrario, pero sigo manteniendo lo que insisto en mi masterclass, citando un consejo a los escritores de Virginia Woolf: no dejes nunca de ser tú mismo.
Para terminar, quiero decirles que hice otros trabajos con el Chat, más de índole administrativa, análisis de ventas, de liquidaciones de derechos de autor, y aunque fue luego de mucho trabajo e insistencia, terminó saliendo bien. El futuro dirá.
Pero este relato no termina aquí, porque le pedí al Chat que leyera este texto y me diera su opinión. Destaco los siguientes párrafos de la respuesta:
Limitaciones del Modelo: Una crítica significativa es que las respuestas del modelo son demasiado uniformes y carecen de la singularidad que busca un editor en una sinopsis o presentación. El autor se da cuenta de que el modelo no «lee» realmente los manuscritos, sino que genera respuestas basadas en patrones preexistentes.
Evaluación y Críticas Literarias: El intento de utilizar GPT-4 para valorar literariamente los manuscritos resulta en puntuaciones poco confiables y uniformes, lo que demuestra las limitaciones actuales del modelo para realizar juicios críticos literarios complejos.
En resumen, este escrito es una reflexión equilibrada que reconoce tanto las potencialidades como las limitaciones de la IA en el ámbito literario, subrayando la importancia de la autenticidad y la individualidad en el proceso creativo.
El intercambio completo puede leerse aquí:
https://chatgpt.com/share/1a8cfec5-364b-48c1-9aa9-f656e7c32e98