Escribe Elibeth Acevedo
Leer poesía, para algunos, es de los géneros más complicados; para nosotros no: es algo que amamos. En mi caso, le encontré el gusto desde muy pequeña, cuando mi mamá me recitaba un poema sobre los volcanes de México. Pero para aquellos que no les gusta leer poesía ¿lo han vuelto a intentar? ¿O simplemente se quedaron con aquella experiencia de lectura poética que no les agradó?
Cada libro tiene un tiempo especial para llegar a tu vida. Y pasa lo mismo con la poesía: los versos que la componen son emociones que conectan con el lector. Por ello quizá su lectura no conecte contigo instantáneamente, quizá le tome algo más de tiempo.
Así que cuando veo un libro de poesía en cualquier lado (ferias de libros, librerías, mercados, etc.), no dudo en comprarlo y leerlo. A mi gusto los mejores son los de editoriales independientes. Y hoy, caminando por los pasillos de mi trabajo -que es un almacén de libros- me encontré con Querido diario escrito por Michelle Rangel.
A ella la conocí recitando su poesía en Tik tok, y dice muchas cosas que piensa utilizando la rima, cada palabra se va uniendo hasta formar un laberinto donde ya no puedes salir y te quedas para escuchar. Al principio pensé que serían solo poemas, que es los que suele hacer, pero al leer el prólogo se te advierte que no es para niños, aunque la portada sea muy colorida. Eso hizo que me intrigara más y mis ganas de leerlo permanecieran.

Lo leí de una sentada, porque es corto, lectura fácil y por lo interesante de sus emociones, aparte de que eso es lo que me gusta de este género: sentir lo que piensa otra gente.
No, queridos lectores, no es para niños. Michelle te va a narrar entre sus rimas cómo fue que se sentía al momento de su abuso sexual cuando niña por parte del “señor de corbata”, cómo todo eso que vivió de niña perjudicará su adolescencia y adultez, terminando con depresión, cortándose las venas, intentando suicidarse, fallando en esta última decisión, terminando internada a un hospital psiquiátrico. Y a todo este drama se suma el desorden alimenticio provocado por la bulimia.
Claro que también tiene algunos poemas de amor y amistad, y es donde me gusta su honestidad, porque no es un “Nos amamos y todo bonito”: es un miedo a que la quieran, que la rompan de nuevo, que abusen de ella, que no sea lo suficiente bonita, miedo a sentir sus verdaderas emociones. Me gustó muchísimo esta lectura, así que hoy vengo a recomendártela para que le des una leída este fin de semana y llenes tu corazón. Y si no te gusta la poesía, bueno, este libro es para ti, para que se te quiten esas ideas y veas que hay cosas bonitas en estas letras.