Renato Sandoval: «Mientras menos se escriba, más tiempo para pensar»

El poeta, traductor e investigador literario Renato Sandoval, acaba de presentar "Treno de trinos", obra que recoge su producción poética.

Publicado

17 Jun, 2024

Etiquetas

Una entrevista de Leonardo

La quincena del pasado mes de febrero, el poeta y traductor peruano Renato Sandoval Bacigalupo, presentó Trenos de trinos, publicado bajo el sello editorial Revuelta Editores. Un hermoso libro que reúne su poesía desde 1983 hasta el 2023 y está compuesto por catorce poemarios, seis de ellos inéditos. Cada uno de dichos poemarios se diferencian entre sí por su estilo, voz y visiones de los grandes temas de la poesía y del arte en general.

Sandoval, que además es ensayista y profesor universitario, es también doctor en filología románica por la Universidad de Helsinki y ha ganado el primer premio del Cuento de las Mil Palabras de Caretas (1988), así como el premio Copé de Bronce de Poesía (2016) y el Premio Nacional de Literatura 2019, con mención especial en poesía. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, italiano, portugués, danés y finlandés. Es fundador y director del Festival Internacional de Poesía de Lima.

Mientras leía Trenos de trinos y buscaba referencias tuyas, me topé con tu cuento “La canción de Pu”, fechada por el año 1988; ¿qué decantó tu quehacer en la escritura hacia la poesía?

En realidad, siempre escribía poesía y sobre poesía en general. Lo de ese cuento y otros más aparecieron a partir de un sueño mágico que tuve con mi abuela, La Pu, que era sordomuda y que poco antes había fallecido en muy triste situación. Pero luego de ese trance, volví a la poesía, de donde nunca he salido.

Renato Sandoval ha desarrollado la muestra homenaje a su amigo Jorge Eduardo Eielson.
Renato Sandoval ha desarrollado la muestra homenaje a su amigo Jorge Eduardo Eielson.

¿Tendremos quizá, en algún momento, noticias de un inédito volumen de cuentos tuyos?

No lo creo, aunque ahora quisiera escribir una novela breve que, inevitablemente, sería de aliento poético, quizás como La casa de cartón de Martín Adán, o los cuentos de Nahuín y Taita Cristo de Eleodoro Vargas Vicuña.

¿A qué edad escribiste tu primer poema? 

Creo que fue a los catorce años, en cuarto de media. El profesor de literatura recitaba, con buen ritmo y delicada melodía, poemas de Juan Ramón Jiménez, Quevedo, Lope, Góngora, y también de Chocano, Valdelomar, González Prada, Eguren, Vallejo…, y por eso quedé admirado al ver que solo con palabras se podía decir tantas cosas que a diario no escuchaba en lo absoluto, y me descubrían nuevos mundos insospechados que me invitaban a visitarlos.

Eso me impulsó a tratar de “hacer cosas” (poiesis) como ellos a esa temprana edad, y no había una noche en que iba a un parque vecino con un buen amigo con los mismos propósitos y, en bancas distintas, escribíamos el poema de la noche y luego, orgullosos, nos leíamos mutuamente lo que habíamos escrito y después, relativamente satisfechos, regresábamos a casa cada uno con un portafolio que fue engordando con el paso de las semanas y meses. Felizmente y a favor de la Poesía, nada de eso sobrevivió, pues para que conociera un poco de ese arte de lo que se trataba no era escribir poemas porque sí, sino porque la poesía verdadera requería lecturas, aprendizaje, oficio, paciencia, ensimismamiento, concentración, persistencia, hasta que ella por fin se te revele como una epifanía y te guíe entre abismos y cimas que uno encuentra a lo largo de la vida.

Portada del libro que recoge la obra poética de Renato Sandoval.

Sabemos que viajaste mucho por el mundo, Renato, ¿te consideras un poeta viajero?

He sido viajero desde los quince años, cuando terminé el colegio y salí del encierro familiar en el que hasta entonces estaba sometido. Acaso debido a eso la fuerza centrífuga de mi vida se impuso a la centrípeta que me tenía retenido en una buena, aunque también desintegrada familia.

Fui mochilero de veras y a la mala, lo que me llevó a recorrer casi toda América y Europa y, siendo ya marino grumete y estibador de barriles de petróleo, caleteé y circundé toda África hasta terminar en Goa (India), donde perdí todo, menos la vida.

Naturalmente, escribí poemas y crónicas de viaje; los poemas de esa línea se reflejan en algunos libros míos, mientras que las crónicas solo aparecen en publicaciones extranjeras; una pena que en el Perú no haya publicaciones semejantes. ¿Si todo eso me convierte en poeta viajero?, no lo creo; en todo caso, soy solo un poeta que viaja.

El arco temporal de Trenos de trinos cubre 40 años, ¿qué sensación tienes al ver tu poesía y tu vida de poeta reunida de esta manera?
En principio, era un testimonio de una vida dedicada radicalmente a la poesía y en el supremo valor que tiene ella. De paso, recogía poemas que me significaban mucho y que por lo general eran publicados en ediciones muy pequeñas, de 100 a 200 ejemplares. Ahora, ya reunidos todos, tampoco espero que alguien se anime a leerlos cabalmente, habida cuenta que una buena parte de ellos no se inscriben en la tradición occidental.

Además de poesía, has escrito ensayos literarios, ¿piensas publicar algún libro de ensayos o estudios poéticos?

Sí, he escrito ensayos literarios y libros sobre algunos autores que siempre me han movido profundamente. También debo decir que porque no son muchos los que me han sacudido tanto (me refiero a la literatura peruana) es que mi producción en ese sentido es moderada. Nunca he querido hacer una carrera de crítico y académico, si bien leo mucho, incluso demasiado, y he enseñado varios años en universidades peruanas y extranjeras. Tampoco he escrito más sobre autores recontra anclados y sacramentados en el canon, no solo porque eso sería ser redundante sino además un estudioso carente de riesgo o apuesta por otros valores relegados o ninguneados.

Siempre pienso que mientras menos se escriba (en cualquier campo), más habrá tiempo para pensar en lo ya escrito y que aún no ha sido cabalmente comprendido y asimilado.

ana-blandiana-y-renato-sandoval
Renato Sandoval y Ana Blandiana (de chaqueta negra), Premio Princesa de Asturias de las Letras 2024.

Has sido la voz y la pluma en muchas traducciones de diversos autores, ¿cómo defines el oficio de traductor, Renato?

Traducir es una tarea tan enriquecedora como ímproba. De los muchos conceptos que he creado sobre ese tema, se me vienen a la cabeza dos: “Traducción = Narcisismo del texto” y “Cada  traducción  es  un  paso  más  hacia el  abismo  que  existe  entre los hombres. En el fondo, si lo hay, de dicho abismo reposa la lengua aún sin nombre.”

Siguiendo con el mismo tema; ¿cuántos idiomas hablas? ¿Traduces de todos esos idiomas?

En general, no me gusta hablar de ese tema, pues tantas dificultades y limitaciones hay en las lenguas que no me siento capaz de dominar ninguna de ellas, empezando por mis lenguas maternas (el español y el genovés).

Pero me encantan tanto la estructura del lenguaje, en general, y la de las lenguas, en particular, que cada vez que me he cansado de leer, escribir o traducir libros de ficción o de poesía me pongo a leer y hasta estudiar gramáticas de otras lenguas que ignoro, hasta el punto de disfrutarlas como si fueran novelas de aventuras tipo Dumas, Verne, Stevenson, Salgari, Melville, London, Conrad…

Ahora mismo retomo el sumerio, que empecé a estudiar cuando seguía un doctorado en la Universidad de Helsinki (Finlandia), siendo yo entonces el único alumno de esa clase. Como sea, si debo responder directamente la pregunta, creo que hablo más o menos nueve lenguas, leo razonablemente bien tres o cuatro más, y varias más en ciernes. No es gran cosa, a decir verdad, ya que en el mundo hay aún unas cinco mil lenguas vivas, y frente a ellas una o dos docenas que uno usa y maltrata no es nada del otro mundo

¿A qué poetas peruanos lees o has leído recientemente?

Vallejo, Eguren, Adán, Eielson, Sologuren, Washington Delgado, José Ruiz Rosas, aparte de que suelo leer poesía de generaciones posteriores.

¿Qué otras artes y artistas llaman tu atención?

Por supuesto, la música (casi de todo tipo, menos salsa o valses, lo lamento), tanto la andina, amazónica, la llamada música folclórica de todos los países, especialmente africanos y, claro, la llamada música clásica o, como prefería Abelardo Oquendo, académica. Y para no dejar de mencionarlos, el cine, el teatro, las artes plásticas, etc.

¿Qué versos recuerdas siempre?

“Par délicatesse j’ai perdu la vie » (Por delicadeza perdí mi vida) de Rimbaud.

¿Qué te subleva?

La indolencia, la falta de solidaridad, respeto y justicia, la miseria espiritual de los encumbrados. Pero trato de no pensar en eso, que hace daño.

¿Qué te sigue emocionando?

El viaje, la curiosidad, la posibilidad de ser alguna vez medianamente feliz.

¿Qué versos nos dejarías para cerrar esta pequeña nota?

“Señor, que goce también aquel que no entienda nada que,
así prefiriéndolo, te encuentre
sin encontrarte o que, encontrándote,
mejor por fin no te encuentre.”

Círculo de Lectores Perú
Círculo de Lectores Perú es una comunidad que crece, poco a poco, alrededor de aquello que tanto nos gusta: los libros y la lectura. Vive con nosotros la aventura de leer.

Sigue leyendo…

Loading...