Escribe: Richard Rimachi Ccoyllo*
Cuando se piensa que la temática del terrorismo ya ha agotado sus aplicaciones literarias y, por tanto, que seguir exprimiéndola equivaldría a un masoquismo motivado por la moda, Quién es D´Ancourt, de Carlos Arámbulo (2017) actualiza un tópico que aún no ha subsanado del todo los estragos de la época del terror. Su virtud principal, no obstante, no se encuentra en dicha reactualización, sino en la complejidad de su estructura narrativa, la cual no cae en el vicio del hermetismo.
Un profesor, homónimo del autor, recrea mediante fragmentos autobiográficos la vida de D´Ancourt -poeta peruano asesinado y hallado dentro de una maleta- para poder comprender el sentido de sus versos y de su misteriosa muerte. Los capítulos se dividen en cada etapa de crecimiento del protagonista: Infancia, Juventud y Madurez. En cada uno se intercalan las voces de ambos niveles argumentales, de modo que mientras se revela la paulatina relación entre D´Ancourt y el MRTA, el investigador narra el proceso de recopilación de fuentes biográficas en contacto con los amigos del poeta. El primer caso teje la vida de un sujeto de clase media que, aunque desde la niñez percibe el peligro del levantamiento armado, a partir de su ingreso a San Marcos se ve envuelto en la vorágine universitaria de los noventa gracias a sus compañeros y al posterior amor de juventud, quien lo relaciona indirectamente con los secuestros a empresarios. En el segundo, el narrador descubre gradualmente su cercanía con el objeto de sus exploraciones y los motivos de su muerte.

Las vivencias del vate permiten entonces observar la época de gestación del terrorismo y su posterior auge, no como un pretexto para hacer guiños a textos históricos y convertirse en uno, sino como la exploración de la subjetividad de quien vivió aquellos años como víctima, pero no exento de culpas. Y en realidad no es tan solo una caja china (lo cual se agradece), sino un conflicto entre dos historias en donde los personajes secundarios se cansan de ser tales y la metaficcionalidad recuerda que, ante todo, este libro sigue siendo ficción. El devenir de la trama sigue el discurso policial a partir de dicha confluencia para revelar culpabilidades surgidas en el pasado, pero sin el castigo correspondiente en el presente, encubridor de las últimas maquinaciones del terrorismo en un desenlace que replantea todo lo construido a lo largo de más de doscientas páginas.
Por lo tanto, si se superan las primeras páginas donde se puede percibir la pedantería académica por parte del protagonista y de consideraciones teóricas de la poesía (necesarias, pero cansina para algunos), el mayor logro se podrá apreciar a plenitud luego: el juego entre lo representado y el representador muestra que la incredulidad puede ser peligrosa. Para la víctima y para el victimario. La novela de Arámbulo resulta así en una propuesta interesante del género policiaco dentro del corpus de novelas peruanas que abordan la violencia política.
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* Richard Rimachi Ccoyllo. Estudiante de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lector e investigador.