Rubén Quiroz la mitad de un destello que nos devuelve portada

La alucinación filosófica de Rubén Quiroz

El filósofo y poeta Rubén Quiroz presenta 32 piezas poéticas bajo el título de “La mitad de un destello que nos devuelve” (Máquina Purísima, 2022). Una inmersión en los procesos mentales, los sentimientos y la vida.

Publicado

22 Ago, 2022

Escribe José Carlos Picón

El amor, la evocación del paisaje interior, la asociación alegórica y la ambigüedad semántica son los detonantes para la escritura. O más bien, los husos en que se enrolla la imaginativa reflexión de lo lúdico. En “La mitad de un destello que nos devuelve” que Rubén Quiroz presenta con la editorial Máquina Purísima, las aguas del neobarroquismo radical retroceden un tanto -o descansan- después de la agitación.

Podría decirse que las escenas que Quiroz construye, forman parte de lo real, las ideas y el pensamiento que operan como sujetadores de los contornos del paisaje, fluyen por el cauce de la razón con sobresaltos y luces que proyectan algo más complejo.

Para pasar a comentar algunos de los poemas, menciono otro detalle que llamó mi atención: el formato. El libro objeto, tan presente en la experiencia de Máquina Purísima, empresa empujada por Cecilia Podestá que se encarga personalmente de cada edición. En este caso, el libro parece físicamente un estuche de DVD que podría ser pirata. Es donde aparece lo visual, para tantear al imaginario y recordar Polvos Azules, aquel hipocentro del cine erudito y, la compra y venta de cualquier película que un cinéfilo pueda imaginar con pocos soles en el bolsillo.

En el poema 23, Quiroz dice “Es que el lenguaje es sutura / equivocación”. Al inicio toma el concepto, la idea de arquitectura para nombrar la construcción en el sentido vital. Y la vida es creación y recreación, es actuación. En esta puesta en escena, el personaje principal es la memoria, porque el poeta realiza una evaluación de daños.

Pero tenemos apetito del cuerpo
Aunque su diferencia era artera
Debe ser la costumbre de repetir la piel
De, erradamente, recuperar la impureza
Igual de harto que los huesos del fragor
Igual de excesivo que las sílabas
Igual de estridente que la respiración de los amantes

(La mitad de un destello…, pp. 55)

El imaginativo discurso de Quiroz acusa recibo de su formación filosófica, lleva el esqueleto de la pregunta y de los procesos de meditación, la lógica, el pensar alrededor del lenguaje, hasta lesionarlo levemente como parte de su evolución. Por momentos, los versos del libro parecen articular aforismos abiertos de naturaleza infinita y continua. Se disfrazan de escenas con personajes sugeridos o delimitados, en otro momento, espacios anodinos de extrañezas sistémicas, de diseños gaseosos pero no imprudentes.

Y en los intervalos dividiremos el aire
También el susurro cual prodigioso anuncio
Dispuesto al resplandor que no ha de venir
A pesar de las luces derrumbadas en las piedras
En hileras
Que se prolongan a medida que los corazones se esfuman

(La mitad de un destello…, pp. 31)

En otros poemas alguien relata obnubilado y despierto a la vez, anécdotas escritas con pincel y tinta. “Cuando dejes la azotea no olvides los modales / Si no serás torpe, aunque uses traje / Los modales son importantes para cruzar calles sin tropezar”. Este poema es importante porque constituye un buen ejemplo del relato corrompido por la poesía. El hipotético hecho es lanzado sobre el papel, sobre la posibilidad del lector, y va convirtiéndose en un cover corrosivo de algo que sucedió o tal vez no. Tampoco se sabe en qué plano.

Baja cantando sin arrogancia
Ya que solo eres un chico que sale de la azotea
Incluso llegará el día en que no uses bicicletas
Y tengas tu propio jardín botánico
Tal vez críes una liebre
Que no te condenará
Es más, es posible que tenga la misma patria que tú

(La mitad de un destello…, pp. 27)
El filósofo y poeta peruano Rubén Quiroz (Foto: Archivo personal).

No obstante, tiene un poder fuerte para dotar de factibilidad a las imágenes operantes. La brevedad de las fábulas son recordadas, la escolástica del salmo, también. Y por otro lado, el autor inicia ensayos en verso: “De repente la ternura es lo que conecta con la luminosidad / Con lo fantástico que significa caminar como ermitaños / Pero juntos / En perfecto movimiento hasta muy tarde / Regocijándonos al descubrir tu deletreo / La evidencia del estallido / La elegía del espíritu / Y el amor es irremediable” (poema 25, p. 59).

El deseo de contacto parece ser, en el poema, un coro pensado por la comunidad que se encuentra allí. Nunca enunciado. Pero puede pensarse en una ocurrencia, en una secuencia de eventos. Distinto para cada individuo.

Otro de los poemas que voy a comentar inicia así: “Las instrucciones nos llevan hacia las aguas estancadas/ Y la distancia esparce los reflejos / Como una supuración muy adentro / No lo disipa ni la lluvia / Menos el eco de luz que hacíamos muy bien / Cuando tus manos organizaban la mañana antes del desayuno” (poema 4, pp. 17). Otra vez una presencia ética dentro del universo íntimo, una entidad que encarna un lenguaje duro y lírico, la sombra de la cotidianidad, es iluminada posteriormente.

Este texto deja claramente la impronta que combustiona la memoria. El compromiso con aquello que representa sentimiento o lo encarna. Con aquello que puede ser sentido solo por un individuo con una capacidad de infligir un dolor apenas tolerado en vida; o más bien, por un conjunto de individuos que conforman una estructura humana que, evidencian una enfermedad colectiva.

Estos son algunos de los poemas publicados por Quiroz en “La mitad de un destello que nos devuelve”. Reitero, la profundidad metafísica aunada a la razón interpelada por los numerosos giros de emoción, han acompañado al poeta. Este ha podido realizar inmersiones en las categorías más disímiles para incorporarlas a su paleta, una herramienta que es responsable de recibir estas piezas, como directas en su rareza, claras en su misterio y sabias en su ambigüedad.

José Carlos Picón
José Carlos Picón (Lima, 1979) es periodista y escritor. Ha colaborado en diversos medios impresos y digitales, en páginas culturales y en plataformas de entidades públicas y privadas. Cuenta con dos libros de poemas publicados, "Tiempo de veda", (2006) y "Canciones de un disco cualquiera", (2013).

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