Escribe José Carlos Picón
La filóloga clásica, poeta y traductora española Sara Martínez Navarro (Cartagena, 1981), ha publicado con la editorial Alastor “Vocación”, un conjunto de breves poemas que, de acuerdo con la autora refieren los prodigios acontecidos en el libro VI de la “Ilíada” homérica. Este texto ha sido estudiado, analizado y traducido por Martínez a lo largo de varios años. El foco de su fascinación y magma de los versos presentados en su libro está representado en el personaje de Andrómaca que, en solo una escena, contiene treinta y dos versos. En ellos, “caben el dolor y el amor, la desolación que acompaña toda súplica, la decepción heroica y el profundo temor de quien conoce la pérdida; cabe también la esperanza por un nuevo mundo”, sostiene.
La construcción de un mundo interior
El resultado: una serie de logradas composiciones. Entre elegías y un tanto de recursos epigramáticos a lo Marcial y a los líricos griegos de la antigüedad, observamos una construcción abrasiva, cilíndrica donde reina la penumbra, aunque la luz se convierte en protagonista al diseñar pensamientos luminosos que provienen del dolor, de la pena, del luto, de la desesperación. La pérdida es el combustible que arde estos versos, imágenes, meditaciones. “¿Qué ciudad es aquella cuyos muros / son capaces de rechazar la vida?”.

Cada respiro, cada impulso que dota a la voz de presencia, proviene de una resignación amarga. No obstante, el lirismo que contornea todo el libro es de una belleza singular. “Podrías haber sido de otro cuerpo / su parte más hermosa, más vital”. En otros momentos, el punto de inflexión está marcado por desesperanza. “Un grito, simplemente, un grito hueco”. Martínez Navarro parte, apunta, desde el no saber qué sucedió despues de la terrible tragedia de Andrómaca que perdió a su padre, su esposo, su madre, sus hermanos y su hijo, da voz a la muerte en vida que padeció, desde el ya no querer estar o el no estar cuando se está de verdad vivo.
Desde luego la imaginación de Homero acoge este tipo de escenarios que son universales. Dimensiones humanas que hacen de una obra literaria, un clásico. El ejercicio de Sara es, pues, una sólida y hermosa continuidad imaginada elaborada desde la herida más oscura del ser. “Vocación” es uno de esos libros necesarios, por mostrar en la sutileza del poema, en la belleza del lenguaje, las distancias que existen entre la profunda pena y la demencia emocional.