Estoy viendo, Watson, que no tendré más remedio que ir –me dijo Holmes, cierta mañana, cuando estábamos desayunándonos juntos. –¡Ir! ¿Adónde? –A Dartmoor… a King’s Pyland. No me sorprendió. A decir verdad, lo único que me sorprendía era que no se encontrase mezclado...