Versos incómodos: ¿Dónde está la poesía que denuncia?

¿Es la poesía aún una herramienta de resistencia o ha quedado relegada a un susurro en el presente? Karina Miñano reflexiona sobre el tema.

Publicado

23 Oct, 2024

Escribe Karina Miñano

Hace unos meses, encontré un UBS entre cajas viejas que estaba a punto de tirar. Al revisar su contenido, vi una carpeta llamada “música”. Eran canciones de los ochenta, entre ellas temas de Los Prisioneros, una banda que me gustaba mucho en mi época escolar. Música de protesta, así la llamabamos. Poco después asistí a un evento internacional de poesía en un teatro en pleno centro de Utrecht, aquí en Países Bajos. Escuché con atención a un poeta, de unos sesenta años, recitar versos en los que la rabia y la desesperación se envolvían con imágenes de opresión, violencia y silencio. Al terminar, un joven del público le preguntó por qué escribía ese tipo de poesía, como si la protesta fuera algo del pasado. La respuesta fue simple, pero contundente: «escribo porque aún hay quien no escucha». Aquel momento se quedó conmigo, y de camino a casa no pude evitar recordar canciones como «Quieren dinero» y «El baile de los que sobran» de Los Prisioneros, himnos de crítica social y política que, en ese instante, se conectaron con la poesía del recital. Me pregunté ¿es la poesía aún una herramienta de resistencia o ha quedado relegada a un susurro entre el ruido del presente?

A primera vista, podría parecer que la poesía de protesta (o social o de compromiso como se le llama ahora) está agotada. Como si las grandes causas y movimientos sociales que antes inspiraban a los poetas hubieran perdido peso en una sociedad hiperconectada y, a la vez, desinteresada. Este escepticismo puede llevarnos a pensar que el artista de hoy se ha vuelto más introspectivo, más ensimismado en su propio dolor, ajeno a los conflictos sociales. Sin embargo, esa mirada es engañosa. La poesía, vieja compañera de las luchas sociales, sigue siendo capaz de dar voz a lo que muchos prefieren no ver.

poesía federico garcía lorca 2024
Federico García Lorca.

Históricamente, el poeta ha sido un testigo de su tiempo. Desde los rapsodas en la antigua Grecia, que cantaban tanto a los dioses como a las tensiones políticas, hasta poetas como Miguel Hernández y Federico García Lorca, que utilizaron su poesía como un grito contra el fascismo y la violencia durante la Guerra Civil Española. O como el peruano Manuel Scorza que utilizó su obra literaria como herramienta de denuncia social y de la explotación de campesinos e indígenas. Y aunque hoy las trincheras no siempre sean físicas, las batallas que enfrentamos, como sociedad, siguen siendo reales.

Vivimos en una era donde la indiferencia parece haberse instalado como norma. Las crisis humanitarias, la desigualdad, el cambio climático y la violencia estructural pasan desapercibidas en un flujo constante de noticias y distracciones. Y la otra pregunta que me surge es: ¿la poesía sigue siendo un espejo de las tensiones del mundo que vivimos?

Entonces, ¿dónde están las respuestas?

Las respuestas, creo en gran medida, dependen del poeta. La poesía que resiste y protesta todavía existe, aunque no siempre toma la forma de un manifiesto explícito. A veces es más sutil, más introspectiva, y sin embargo, presente. Se manifiesta en la denuncia de las pequeñas injusticias cotidianas, en la crítica al consumismo y en el cuestionamiento de las estructuras de poder. Poetas contemporáneos como la jamaiquina-estadounidense Claudia Rankine, por ejemplo, nos hablan sobre la violencia racial y la exclusión en un tono calmado y a la vez profundo, que sacude al lector. Concluí entonces que sí, el poeta es todavía testigo de su tiempo con herramientas diferentes, tal vez más complejas y menos evidentes.

Claudia Rankine (Foto: The New Yorker)

No obstante, me es inevitable sentir cierta preocupación por lo que la poesía de hoy está dejando para el futuro. En un mundo donde lo efímero se ha convertido en la norma y donde las redes sociales parecen dictar el valor de una obra por su cantidad de «likes», ¿qué huella dejará la poesía para el futuro? ¿Estamos escribiendo para el instante o pensando en la posteridad? Me atrevo a decir que esta es una pregunta que todo poeta debería hacerse, porque lo que escribimos hoy tiene el potencial de ser el testimonio de lo que vivió nuestra sociedad.

La poesía de protesta (social o comprometida) no se limita a gritar en contra de un gobierno opresor o una guerra sin sentido. La poesía también es protesta cuando cuestiona las estructuras invisibles de poder, cuando señala las heridas abiertas que dejan los sistemas sociales, o cuando se atreve a hablar del silencio que rodea a las víctimas de la violencia (de género, doméstica, infantil, por ejemplo), de la explotación laboral e infantil, de la marginación social, y tantos otros temas. En este sentido, los poetas de hoy no podemos apartar la vista. Tenemos la responsabilidad de no escribir desde una torre de marfil, sino de comprometernos con nuestro tiempo, de reflejar en algún momento de nuestra obra lo que sucede alrededor. No digo que debamos abordar únicamente estos temas, pero sí que, en algún punto, dejemos a la poesía cumplir con su función social.

También creo que hay una desconexión creciente entre los poetas y el público. ¿Cómo es posible que, en una época donde las injusticias están a la vista de todos, la poesía que la denuncia haya perdido relevancia? Tal vez la respuesta no está en la calidad de los temas, sino en la forma en que se presentan. A menudo olvidamos que la poesía, además de ser un ejercicio estético, es un acto de comunicación. Y cuando esa comunicación falla, cuando el lector no se siente interpelado, la poesía pierde fuerza.

Ocean Vuong (Foto: Vanity Fair)

Con todo, hay una nueva generación de poetas que entiende que la poesía puede ser tanto un refugio personal como una herramienta de transformación. Poetas que no temen mezclar lo íntimo con lo social, lo personal con lo colectivo. Ocean Vuong, joven poeta vietnamita-estadounidense, por ejemplo, aborda temas como la violencia, el racismo y la migración desde la profundidad de lo íntimo, y muestra cómo las tensiones sociales afectan al individuo de maneras que a menudo son invisibles para el resto.

El poema «Immigrant Haibun», de Vuong, refleja esa conexión entre lo personal y lo social: «How sweet. That rain. How something that lives only to fall can be nothing but sweet. Water whittled down to intention. Intention into nourishment. Everyone can forget us–as long as you remember.» (fragmento)

Otro ejemplo sobre el mismo tema es la ecuatoriana Yama Lema, una poeta kichwa-otavalo que escribe sobre la identidad indígena y la discriminación racial. Y lo bonito es que reinvindica la cultura y cosmovision andina combinando el castellano con su lengua natal: kichwa, como lo expresa en este hermoso poema:

ñawpa mamakunapa makikunapi
katik wawakunapa makikunapi
uchilla ninakunashinami
puka mullukunapash
cuentakunapash punchalla rikurinakun
inti llukshinkakaman
inti washakunkakaman tushunka
shunku kushikuchun
kutinpash pukuchiyta ushankapak

en las manos de las mujeres antiguas
en las manos de las mujeres jóvenes
como pequeños soles brillan los mullos rojos
y las cuentas de plata
hasta que el sol salga
hasta que el sol se oculte danzarán
para alegrar los corazones
para hacer florecer otra vez

Por lo tanto, ¿qué nos dejará la poesía de hoy para el futuro?

Creo que esa es una pregunta que no se puede responder todavía. Lo que sí está claro, es que el poeta tiene un rol crucial en la sociedad. La poesía es también, aunque a veces de forma más sutil, una forma de resistencia. Y a pesar de que vivimos tiempos de apatía y desinterés, siempre habrá quienes, como aquel poeta en el recital, continúen escribiendo porque aún hay quienes no escuchan. Lo importante es que los poetas de hoy no renunciemos a nuestra responsabilidad de mirar el mundo con ojos críticos, de señalar las injusticias, incluso cuando el resto del mundo parece querer ignorarlas.

Protesta, social o comprometida

La poesía de protesta (social o comprometida) sigue viva, aunque haya adoptado nuevas formas y enfoques. Evita los discursos evidentes y prefiere una introspección crítica que, en algunos casos, resulta incluso más poderosa. Veámos algunos poetas actuales que están manteniendo viva la tradición de la poesía social o comprometida, o de protesta como prefiero llamarla.

Poeta española Raquel Lanseros

Mary Grueso Romero, una poeta afrocolombiana que denuncia el racismo y la marginación de las comunidades afrocolombianas en su obra, además de celebrar la resistencia y la cultura afro.

Giovanni Collazos, poeta y activista antirracista peruano, que actualmente reside en Madrid, España. Agunas características de su poesía y activismo incluyen temas de migración, racismo y justicia social.

Raquel Lanseros, poeta española, explora temas de igualdad y resistencia. En su poema «La loca más cuerda», utiliza preguntas retóricas para cuestionar las normas sociales y celebrar la libertad de pensamiento y acción. Su poesía es una búsqueda de identidad y autenticidad, sin caer en manifiestos militantes.

La loca más cuerda

¿Quién es el ser humano más libre de la Tierra?
¿Quién es capaz de nacer más de una vez?
¿Quién habla con los árboles? ¿Quién llueve?
¿Quién viaja hasta el umbral de otra galaxia?
¿Quién comparte las aguas con las ninfas?
¿Quién ambiciona un tiempo sin subordinación?
¿Quién traspasa un espejo? ¿Quién es el espejo?
¿Quién brinda con Ulises en el puerto de Ítaca?
¿Quién sobrevive ileso a una tormenta dentro del corazón?
¿Quién desposa al destino? ¿Quién corteja a la muerte?
¿Quién emprende una gesta aun a sabiendas de una derrota cierta?
¿Quién para con su mano los relámpagos de un dios?
¿Quién sueña con androides que soñaban con ovejas eléctricas?
¿Quién ha visto su alma? ¿Quién vence a los molinos?
¿Quién tiene largos trenes recorriendo la estepa de sus venas?


¿Con quién es comparable la belleza del fuego?
¿A quién le pertenece lo que no es de nadie?
¿Por quién siguen doblando las campanas?


¿Quién puede competir con la imaginación? 

Roque Dalton, poeta salvadoreño, es un referente para quienes buscan plasmar las luchas sociales. Su poema «Como tú» compara la poesía con una herramienta de lucha diaria, y subraya la importancia de la resistencia en las pequeñas acciones cotidianas.

Elvira Sastre, poeta española, aborda temas de violencia de género con una sensibilidad que no necesita caer en clichés. Su poema «Somos mujeres» denuncia de manera directa pero poética las violencias que muchas mujeres enfrentan hoy en día.

William Ospina, poeta colombiano, reflexiona sobre la violencia del poder masculine, y lo hace desde una visión que trasciende el machismo, integrándolo en un sistema más amplio de explotación social que afecta a todos. Su poesía es una crítica de las estructuras que perpetúan la injusticia y la desigualdad.

Diana Bellessi, poeta argentina, aborda la opresión de género desde una perspectiva crítica y a la vez mesurada. Explora la libertad individual frente a las expectativas sociales, sin caer en posturas extremistas.

Finalmente, Ernesto Cardenal, fallecido en 2020, sigue influyendo en la poesía social contemporánea. Su capacidad para mezclar espiritualidad y política recuerda que la poesía puede y debe ser una herramienta para reflexionar sobre las grandes cuestiones sociales de nuestro tiempo.

Estos pocos ejemplos de poesía de protesta muestran que el poeta es todavía un testigo de su tiempo. Las luchas por la igualdad de género, la justicia social, y la opresión son centrales en muchos de los poemas que se escriben hoy, aunque los enfoques sean más matizados y menos estridentes. Me alegra decir que la poesía no ha perdido su relevancia como forma de resistencia, y es crucial que continúe evolucionando para reflejar las tensiones del presente.

Ahora te pregunto: ¿qué piensas tú al respecto?

Karina Miñano
Karina Miñano (Países Bajos) es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad San Martín de Porres, Perú. Ha cursado estudios de posgrado en Escritura Creativa en la Universidad Internacional de Valencia y la Universidad de Alcalá de Henares. Ha publicado la novela Remolino de sueños (2021), así como relatos y poesía en antologías como La Ninfa Eco: Writers from Across the World, Letras rotas, Dolores del alma, y Licencia para mentir, prologado por el poeta Benjamín Prado. Conduce el programa de poesía Por debajo de la pluma para la plataforma cultural Cuéntame un libro en las redes sociales.

Sigue leyendo…

leo dan

Con Leo Dan en Puno

Hace poco falleció Leo Dan, cantante romántico que marcó a generaciones....
Loading...