Escribe André Velásquez.
Como parte de las presentaciones internacionales en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima, la escritora y columnista española Almudena Grandes participó de un conversatorio en el auditorio Blanca Varela junto a los periodistas Jeremías Gamboa y Enrique Planas. El conversatorio llevó por título “Procesos creativos: una conversación con Almudena Grandes”.
Durante el desarrollo del conversatorio se tocaron temas concernientes a su libro más reciente “Los besos en el pan”, se habló también sobre la literatura actual y lo difícil que es para un escritor vivir de ella en tiempos de crisis.
“La crisis ha sido una experiencia muy fuerte y dramática para todos, no solo como escritora sino como ciudadana española” dijo Hernández. “Teníamos que buscar la forma de trabajar en cualquier cosa; con un sueldo mínimo, no importaba. Y no solo comprendía a escritores sino también a doctores, abogados, arquitectos, etc.”
En su último libro, «Los besos en el pan», Grandes narra los sucesos de una apretada gavilla de gentes que habitan un barrio de la ciudad de Madrid. A modo de pórtico se presentan las grandes coordenadas de ese espacio con figuras, así como las grietas abiertas recientemente. También se explicita ahí el propósito y el enfoque que amarran estas páginas, a modo de un directo alegato contra el olvido y el miedo paralizante.
“Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla, en eso se resume todo el libro. Es una novela más que conmovedora, llena de rabia y necesidad de contar con urgencia lo que estaba sucediendo”, afirmó Grandes.
Cinco años de saturación informativa sobre la crisis para la novela conlleva ciertos riesgos. Más si se pretende ofrecer un amplio panorama de ella en el que el tratamiento formal responde a las premisas del social realismo. La madrileña nunca fue ajena a la concepción de la novela como crónica histórica y épica menor, especialmente en el reciente ciclo de los Episodios de una Guerra Interminable, pero ahora se aparta provisionalmente de ese marco y se detiene a mirar el presente.
Grandes sostiene que este es un libro de combate, critica la obsesión y fijación que usualmente se enfocan en los grandes temas y desafíos históricos, que siempre dejan en segundo plano la verdadera miseria del ser humano. Por ello, comenta, “Escribo esta novela para no perder de vista el sufrimiento de la gente”.
La autora española contó que desde pequeña quiso ser escritora y a muy temprana edad comenzó a leer, por lo que el origen de su vocación literaria estuvo siempre en la lectura. Grandes intercambió ideas y puntos de vista sobre el significado de la literatura y el periodismo, y consideró que “la escritura simple representa hoy un compromiso con la realidad”. También comparó a la literatura como el sudario que tejía Penelope, en la Odisea, “quien todas las noches tejía y todas las mañanas había destejido lo que había tejido y la literatura es exactamente eso, es la vida que se reinventa”.
Almudena se dio a conocer en 1989 con “Las edades de Lulú”, novela ganadora del XI Premio La Sonrisa Vertical. Desde entonces el aplauso de los lectores y de la crítica no ha dejado de acompañarla. Sus novelas la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección de la literatura contemporánea española.