Escribe Paolo de Lima
El jardín en el desierto (Cocodrilo, 2024), sexta novela de Grecia Cáceres (Lima, 1968), se desarrolla a principios del siglo XX en el pueblo de María Elena, ubicado en el desierto de Atacama, en Antofagasta (Chile), en plena explotación del salitre. La historia gira en torno a Leonor, muchacha huérfana que atraviesa el país de sus hermanos sureños (Tocopilla, Santiago, Valparaíso, Concepción) siguiendo su sueño de estudiar y trabajar, una utopía social en su tiempo. A lo largo de seis capítulos y desde una perspectiva femenina de carácter político, la novela expone la complejidad de las personas y los sistemas sociales que las relegan a distintos roles. Entrelazando elementos sentimentales, aventureros y naturalistas, Cáceres critica con tacto y finura una estructura patriarcal enfocada en la explotación minera.

La vida nueva (Personaje Secundario, 2024), novela corta del prolífico autor argentino César Aira (Coronel Pringles, 1949), fue inicialmente publicada en 2007 y ahora es editada en el Perú. Con un tono entre irónico y elegíaco al amigo-editor fallecido, la obra relata la conexión entre un joven escritor y la promesa editorial de lanzar su primera obra literaria a nivel latinoamericano. No obstante, el manuscrito nunca llega a ser publicado, provocando una situación increíble que perdura por décadas, con frases de Jorge Luis Borges usadas como claves salvadoras por este incólume autor-narrador inédito que aguarda la publicación de su obra durante toda su vida. Una ilusa esperanza que da pie a la obra que el lector tiene entre manos.

Invitación al viaje y otros cuentos inéditos (Alfaguara, 2024) de Julio Ramón Ribeyro (Lima, 1929-1994) reúne textos “hallados en el archivo personal del autor, en la residencia de su viuda en París, ciudad donde los escribió durante la década de 1970”, como señala Jorge Coaguila, editor del volumen. Son cinco cuentos en total, uno extenso de grata belleza descriptiva (la primera escapada noctívaga y asombrada de un colegial huérfano de padre), que por sí solo justifica la publicación de este volumen, y los otros de corta extensión. En este Ribeyro póstumo, las historias son tanto de carácter realista como de toque fantástico (“La celada”, “Espíritus”), pero también humorístico como en “Monerías” en una suerte de El planeta de los simios en plena ciudad de Lima. El narrador incorpora protagonistas a los que llama por su nombre propio (Américo, Gladys, Lucho, Pedro, Pierluca), mientras que a los otros, de carácter subalterno, los nombra por su condición racial (“el serrano”, “el zambo”, “un negro”, “un cholo” o “los mulatos”). Un prólogo del novelista colombiano Santiago Gamboa y un epílogo del peruano Alonso Cueto, así como un dossier con imágenes de manuscritos y un autorretrato del autor completan este breve y significativo volumen.

Un festivo ardor (Animal de invierno, 2024) es el cuarto libro de relatos de Juan Carlos Cortázar (Lima, 1964). Compuesto por nueve cuentos, la colección entrelaza historias que transcurren en la ciudad del Cusco y, en menor medida, en Arequipa y Madrid. Entre los relatos encontramos “Arcabucero”, sobre un dibujante de ángeles coloniales, y “Última puntada”, protagonizado por un personaje que a lo largo de su vida viste de mujer. “Pasión y muerte de Atahualpa” narra una representación teatral trans, mientras que “Aquí sólo hay indios” relata la vandalización de cuadros indigenistas por parte de dos amigas. “El alma en medio” está escrito en forma epistolar y “Ardiendo queda” incluye demonios y almas condenadas. “Mártir invicto” se centra en una violación entre chicos preadolescentes, “Pórtico” focaliza la discusión de dos subversivos convertidos en ambulantes y “Pintadas prostitutas a caballo” trascurre en una comisaría madrileña con cuatro peruanas descolonizadoras (Farrah, Marilyn, Dina y Frida) que se hacen llamar Las Túpac. Cortázar consigue un libro maduro, de gran factura argumental y expresiva. Albricias.

Misterios gozosos (Cepo para nutria, 2024) de Roger Santiváñez (Piura, 1956) reúne diez poemas inspirados en igual número de desnudos femeninos fotografiados por Billy Hare. La obra explora la conexión entre la naturaleza y la figura humana, imbuida de una sensualidad serena y evocadora. Unos versos: “La sinuosa quietud de la / marea humedece la arena / amanece en la playa sobre / la clarísima soledad del / aire en el montículo verdolaga / alcanza el repliegue marino / y en la noche sentados al / rededor del fuego tocaba / la guitarra”. La poesía de Santiváñez se destaca por su capacidad para capturar momentos efímeros con una delicadeza que resuena en cada imagen y sentimiento.
