Escribe José Carlos Picón
Debemos agradecer la batalla directa y creativa que libran las editoriales independientes contra los obstáculos que dificultan la última trayectoria de una voluntad hacia su determinación de combinaciones logradas, en convivencia con la tolerancia al error. Cuando eclosiona la organza y sus fibras transmutan en inverosímiles cambios y retornos. La acritud, el desgarro, la tragedia, el horror, o el desorden que reúnen las masas temáticas desplegadas apenas livianamente, son señas del recorrido en esta aventura llamada “Descansan bajo la arena” de Edward Chauca (Dendro, 2024).
Becario en RWJF Health Policy Research Scholar, casi doctor en Salud Pública y Comportamiento. Por su pasión literaria y sus estudios en la materia se ha convertido en especialista sobre literatura y salud mental en el Perú, derechos humanos y violencia en la cultura norteamericana y salud pública en EE.UU.
Pues, en parte gracias a su conocimiento especializado y experiencia directa, tiñe en los poemas de este volumen hondura de sensibilidad y descripciones, dicciones de constitución humana, sobre todo en el campo de la representación artística como su realidad revelada, diseñando textos de espíritu híbrido entre lo simbólico y la objetividad.

De Vallejo el desamparo y el desgarro, estos textos de buena factura han sido tejidos con paciencia estimulados por imaginarios de violencia, desigualdad, injusticia, el espacio familiar, las relaciones fragmentadas. En ellos, los gestos escenográficos, la estética quirúrgica, los desenlaces orgánicos y los tiempos extremos están asociados a un ejercicio de la memoria histórica, política e individual al servicio de la poesía.
Chauca hace de la muerte, del violento devenir, un paradigma que opera con azar, pero, a la vez, es figura de una evolución y la circunstancia del hombre, en tanto esencialidad resignada. Es posible, por ejemplo, que fenómenos como el abandono de la salud mental o la deficiente calidad de vida en las zonas marginales de la ciudad, reaviven en presencias monstruosas e institucionales, nos ubicamos ante emplazamiento donde surten efectos invisibles pero explícitos para que el poeta muestre su espíritu crítico, díscolo, pesimista, a veces con motivaciones esperanzadoras de reivindicación.
Los poemas son el espacio en el que irrumpe con violencia la realidad durante un proceso de meditación o reflexión. La denuncia es la carnalidad de el espíritu de esta poética tanto como imposibilidad de estoicismo, la ida más allá del compromiso. Sus sentidos resignados y pesimistas digitan sus propios ecos, la palabra contiene esa materia y va fluyendo en cercanías al manifiesto lírico, a la declaración de principios del poeta simbólico realista. Chauca está a tiro de piedra de ser el escritor activista, siéndolo de todas maneras. En consistencia, representación e influencia.
Asimismo, el amago testimonial existencialista reúne sus elementos con aquellos de la intimidad familiar, los círculos cercanos, la cotidianidad, el recuerdo, los lugares emotivos. Las simulaciones y simulacros de hechos, aparentemente sucedidos o, en suma, ficcionalizados si se aplica al ámbito poético, rompen la mediatización entre el poder de los versos y el desgarro en el receptor.
Una propuesta como la de Edward Chauca va tejiendo redes con voces similares sin experimentalismos conceptuales o experimentos lingüísticos metodológicos. Su audacia del lenguaje está adherida a la intención de proliferar el discurso. De convertirlo en un flujo de sentido y lluvia de unidades de emoción, recogiendo de la improvisación el ritmo más no el azar a medias. Hay un objetivo frente a la mirada. Y son los contextos los que configuran fondos y direccionalidades. “Descansan bajo la arena (Dendro, 2024) es un poemario que responde con rock y airados monólogos racionalizados en un plano formal, pero que en su contenido bulle como una espuma de la cerveza agitada con agresión y rabia. Bien.