Escribe Christian Reynoso
Fanny, la hija de doña María Luque, quien encarna a la abuela Dominga en la película “La piel más temida”, nos indica vía WhatsApp, cómo llegar a su casa en El Alto, Bolivia. “¿Vienen en auto o en teleférico?”. “En teleférico”, respondemos. Entonces, señala que debemos bajar en la estación de Río Seco que es la última de la línea Azul, y luego caminar media cuadra hacia el lado derecho. A continuación, envía la foto de una calle y varios edificios, en la que señala la fachada de la casa con una flecha. Imposible perderse.
Visitamos a María Luque llevados por la curiosidad de conocerla y conversar con ella, tras haberla visto en “La piel más temida”, película que hace unos meses fue blanco de la polémica en el Perú. A la sazón, María no está muy al tanto de la discusión que se produjo y todavía no ha podido ver la película. Tampoco pudo venir al estreno, en Lima, porque está delicada de salud, pero ha recibido el Premio APRECI (Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica) por su participación. Para ella, haber trabajado en esta película ha sido un sueño hecho realidad.
María nos recibe en su habitación. Está acostada y no puede moverse mucho por una reciente operación a la columna. También sufre de diabetes y recibe diálisis, nos cuenta. A sus 63 años (nació el 19 de marzo de 1961), aún debería estar fuerte, pero no ha tenido suerte con la salud; sin embargo, mantiene el ánimo y espera recuperarse pronto. Tiene cosas que hacer. Fanny aprovecha para llamarle la atención, pues debe cuidarse y guardar reposo. Por lo pronto, ella le ayuda con todo. María sonríe ante su hija y recibe la rosa que le hemos llevado de regalo. Enseguida, pide su sombrero. Quiere estar guapa frente a nosotros.
Nos sentamos al pie de la cama y empieza a contarnos de ella y cómo se convirtió en actriz y cómo eso le ha servido en la vida. Vivió su niñez en su Camacho natal y luego se vino a El Alto para estudiar. Su madre murió cuando estaba en sexto de primaria y desde entonces vivió con su abuela. Se casó a los 20 años y puso su puesto de ropa, cosméticos y útiles escolares en la hoy famosa feria 16 de julio. Entre los recuerdos de su niñez está el deslumbramiento por la televisión. Se preguntaba cómo las personas podían entrar en ese cajoncito y moverse y hablar. Ella quería hacer eso. Tal vez ahí estaba el germen de lo que vendría después: la actuación.