Escribe José Carlos Picón
Son cada vez más en nuestro medio los artistas gráficos dedicados a la novela, el relato o la poesía gráfica, en la mayoría de los casos, con publicaciones que reparten la gráfica y la escritura, entre dos actores. El caso que esta reseña refiere, más bien, está dedicada a un artista que ha signado bajo el título de “El infierno artificial y otras ficciones” (Ediciones Rocinante, 2024), los dos oficios con talento, singularidad, creatividad y excelente factura: Fernando Laguna.
Perteneciente a las huestes del fanzine de artes y poesía callejera Poetas del Asfalto —aquel para quien conoce la contracultura limeña, liderado por Ricardo Vega Jaime, alias Richi Lakra— Laguna es ante todo un dibujante, un tremendo artista gráfico que, por su escuela y tendencia, retrata, registra, representa en sus carbones, colores, líneas, la podredumbre, anomalías, deformidades de la urbe, la vida, desolación y aventuras de antihéroes malditos, músicos sumidos en depresiones y toxicomanías. Toda la poesía visual que una letrina, las dispensas de sanguaza de insalubres mercados, famélicos y neblinosos cerros tugurizados, o conciertos realizados en rincones periféricos de Lima, la Horrible, podrían otorgar.

Lo que pocos saben, menos de los que en verdad podríamos imaginar, es que Fernando también traza versos, adapta guiones y relatos. En “El infierno artificial…”, procede, por ejemplo, en la primera parte dedicada a textos narrativos, pone al servicio de su estética cómic expresionista, a veces siniestra y oscura a pequeñas obras cono la del uruguayo Horacio Quiroga —que revela el conocimiento y la cercanía del abuso de la cocaína del que fue testigo el escritor, en épocas en que ésta era un legal remedio.
De igual manera, da vida a ese fantástico cuento post mortem de Abraham Valdelomar “Finis desolatrix veritae”. También ilustra magistralmente un texto de Hans Contreras Pulache: “Jack Kerouac: mi sueño atropellado”, para finalizar esta primera parte con el desolador “El día que dejé morir a mi mejor amigo” de Alex Ginés Vega.

Propias y poesía
De otro lado, Laguna incluye en una segunda sección, ‘Creaciones’, tres tiras, personales, poéticas, surreales, reales, testimoniales, todo a la vez. Para culminar el volumen, en una tercera parte, están incluidos tres poemas adaptados a la gráfica del artista, los trazos arteros, la penumbra, sol y sombra, expresividad al máximo. Reúne un texto de Alex Ginés titulado “El escritor”, un poema del también Poeta del Asfalto, finado Ricardo Quesada, “Caminando Blues” y la conocida pieza “Espergesia” de “Los Heraldos Negros”.
Muy buena noticia y novedad excelente, “El infierno artificial y otras ficciones” de Fernando Laguna que hace justicia frente a la poca difusión de artistas talentosos, si bien autoexiliados, dueños de pulcritud, expresión y lenguaje de inventiva audaz y personal. La contracultura también es registro y testimonio de nuestros imaginarios, fisuras y relieves.