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«Marginal», de Pedro León Medina

¿Cómo algo tan frágil como el ser humano y sus vanas aspiraciones pueden comprometer la esencia de una ciudad? "Marginal", es la respuesta de Pedro Medina.

Publicado

5 Jul, 2024

Escribe Esteban Miranda*

De manera natural, como una pluma se deja llevar por la indiferencia del viento, los lugares adquieren —a partir de diversos factores que complejizan la ecuación—­ cualidades que, si bien no son inherentes, se arraigan en lo más profundo y se hace imposible separarlas de su hogar, pues incluso lo dotan de una profundidad que se ramifica en una serie de connotaciones superpuestas que coexisten y se enriquecen mutuamente.

Uno de esos factores son las personas junto a sus anhelos. ¿Cómo algo tan frágil como el ser humano y sus vanas aspiraciones pueden comprometer la esencia de una ciudad? Pues bien, esta pregunta es respondida a través de Carmona, Yaneira, el Ruso, Frisancho y Garabán, todos personajes de Marginal (2024), la nueva novela de Pedro Medina León (Lima, 1977)y publicada por el sello Maquinaciones en su colección narrativa.

La novela transcurre en Miami, tierra de múltiples significados: oportunidades, lujo, convergencia, desigualdad, soledad y evocación. Cada apelativo es cierto y, sobre todo, real. O dicho de otra forma más precisa, cada uno contribuye a que se revista de una complicada realidad. La vida en la soleada ciudad —como podemos atestiguar gracias a la habilidad de Pedro Medina León— consiste en una intrincada lucha fragmentada que se desarrolla en terrenos tangibles como la cotidianidad y en espacios mohosos sitiados en nuestro interior.Esto se evidencia de manera explícita en los personajes, como Carmona, el protagonista, que a su manera se enfrenta para permanecer, ganarse su lugar atravesando lo que bien podría llamarse una iniciación diseñada orgánicamente por un lugar que posee vida propia.

Escritor Pedro Medina León.

Carmona hace un trato para casarse con una mujer; él obtiene unos documentos que lo convierten en un hombre legal —porque simples trozos de papel pueden adquirir una importancia monolítica— y la novia ficticia recibe dinero para, a su vez, sobrevivir en la ciudad que usa la misma cadena para subyugar a una mayoría que se reconoce entre sí como homogénea gracias a ese anhelo colectivo de prevalecer más allá de las ataduras. Ya que quienes habitan las páginas de Marginal deben realizar el periplo de un héroe para obtener el premio que siempre han perseguido. Todos pueden distinguirse a kilómetros y se refugian en sitios como el Ilusiones o el Al Capone, que los reciben con café caliente o una fría cerveza y propician las conversaciones que siempre giran en torno a vidas pasadas, situadas en Lima, Medellín y La Habana.

Aquellas existencias pasadas, esas que preceden la reencarnación en Miami, se manifiestan en forma de recuerdos, unos distantes y otros vívidos; lugares, personas, sensaciones, se entremezclan en una masa informe que, igual a un talismán, cataliza un enorme poder capaz de poner en marcha las más grandes ilusiones, junto a esos insondables sufrimientos, necesarios para la transformación definitiva, el paso de un estado a otro.

En Marginal la división del tiempo es fundamental: el pasado es el propulsor, el combustible que está compuesto por la memoria, recordatorio constante del por qué se está luchando; el presente, formado por un cúmulo de situaciones que van empujando a esas personas hacia el abismo y los obliga a reaccionar para no caer, a tomar decisiones de forma constante y sin descanso con el único propósito de tener un suelo firme que pisar; y el futuro, la tierra prometida, el final del camino, territorio ignoto pero a la vez conocido por medio de los sueños de millones que se aferran a avistar algo más que un espejismo, para así descansar en medio del sosiego solo accesible para los extenuados caminantes.

Las interacciones entre esos que luchan, que buscan, son el epicentro de la novela. Son la consolidación de una estirpe destinada a la sobrevivencia en grupo, a resistir mediante el otro —que se vuelve uno mismo en ese interminable juego de espejos surgido del encuentro en el lodo—.

Miami metroarea
Miami se ha convertido en una ciudad escenario para las historias de Medina León.

Para quienes se aventuren en las palabras de Pedro Medina León, sin importar su situación, no les será difícil reconocerse en Carmona, que al ritmo de las canciones que suenan en su iPod se deja mojar por la lluvia y las imágenes perpetuas de su Lima extraviada. O en Yaneira, guerrera experimentada que busca empezar de nuevo. O en el paisa Frisancho o en Karina, la indescifrable Bartender del Al Capone. Es fácil verse en ellos, entender su contienda, los motivos de su presencia en el campo de batalla, pues para ellos también se ha convertido en un hogar, el único posible, en la razón que le da sentido a su travesía.

En Marginal no hay ningún antagonista convencional. Podría decirse que tanto Miami, como los mismos personajes, son los encargados de plantar los obstáculos, pero, claro está, ni la ciudad ni los individuos son conscientes de ello. Solo es el efecto de intentar, de moverse frenéticamente; una consecuencia de perseguir la liberación es sumergirse cada vez más en la condena. El ansia por obtener la libertad también es el miedo de no merecerla.Marginal puede leerse como una novela que habla sobre indocumentados en Miami, los cuales buscan a toda costa obtener la residencia permanente. Sin embargo, si se escarba un poco, la lectura trasciende hacia seres humanos que pelean contra una fuerza invisible que los somete y les impide llegar a la tierra prometida. También, se puede mirar como la convergencia entre diversos seres, con vidas pasadas, plagadas de recuerdos, dolor y promesas de felicidad. Mientras consiguen atravesar el umbral del destino se cuidan entre ellos, permanecen juntos y se animan unos a otros a no rendirse jamás.

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*Esteban Miranda, Medellín, 1993. Escritor y lector. Trabajador Social. Ha publicado relatos en la revista La Sirena Varada (México, 2018) y gAZeta (Guatemala, 2020). Participante del XIX encuentro de poetas Comfenalco, Antioquia (2018). Finalista del I certamen literario Agustín Sánchez Rodrigo (España, 2020) en la modalidad de poesía, así como finalista del I premio de novela sub-35 Germán Espinosa con la novela No hay ciudad para el silencio la cual fue publicada por  Escarabajo Editorial (2021). Colaborador en Suburbano Ediciones desde el 2023

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