Escribe Emilio Bustamante
Aunque inspirada en “Frankenstein”, “Poor Things” presenta a una protagonista antirromántica. Bella (Emma Stone), no se guía por el corazón sino por el cerebro no “contaminado” de un niño, y por la curiosidad y experimentación “científicas” que deberían conducirla al conocimiento del mundo para mejorarlo. Sus decisiones son tomadas luego de un frío razonamiento (como el que la lleva a aceptar la prostitución para sobrevivir), y no tiene limitaciones moralistas ni acata mandatos ideológicos infundados como aquellos en los que se sostiene la desigualdad de géneros; no duda en disfrutar de su cuerpo y de los cuerpos de otros, ni hace tampoco uso de censuras para hablar de la sexualidad.
El descubrimiento de sus sentimientos deriva en conclusiones que se reclaman prácticas, aunque no siempre lo sean. Si en un momento se conmueve por la suerte de los pobres, su razonamiento elemental la conduce a creer primero en una solución ingenua a la pobreza y más adelante a optar por el socialismo (solución “científica” a la desigualdad social).
La moral de esta óptica positivista se pone en mayor evidencia en la ausencia de condena al personaje de Godwin (Willen Dafoe). Pese a que Bella lo define en un momento como un monstruo, termina por perdonarlo porque en realidad ella piensa igual que él, y aprueba, por tanto, su cientificismo. Más aún, no existe condena al padre de Godwin, el causante de su deformidad por los experimentos científicos a los que lo sometió desde niño.
La óptica positivista, sin embargo, parece extenderse a la de la propia instancia narrativa. La dirección de Lanthimos en “Poor Things” enfatiza el uso del lente gran angular, como si todo lo que viéramos fuese observado a través de una lupa o un microscopio; en ocasiones, ello se enfatiza con el empleo de un iris circular que -en este caso- no opera únicamente como un estético anacronismo visual. Asimismo, son pocos los travellings in (es decir los desplazamientos de la cámara hacia los personajes), siendo más comunes los movimientos de zoom in que, con su reducción del campo visual, expresan la concentración científica en el objeto, pero a la vez el mantenimiento de la distancia física respecto de este.
El narrador invisible del filme se posiciona (y ubica al espectador) de este modo en un lugar semejante al del científico que ve insectos o bacterias a través de lentes. La última toma de la película no sólo alude, así, a un jardín utópico, sino también a un microcosmos observado por un investigador aún más frío que aquellos que lo habitan; pero también puede expresar la postura de un niño que juega con esas pobres criaturas.
Posiblemente el personaje más cercano al misántropo director Lanthimos en “Poor Things” es el cínico Harry Astley (Jerrod Carmichael), que afirma que los seres humanos son bestias crueles sin esperanza, y a quien Bella define como un niño quebrado por dentro que no puede soportar el dolor de este mundo.