Escribe José Carlos Picón
Bajo el título de “Retórica del amaranto”, el poeta y científico social ecuatoriano Víctor Vimos ha publicado con editorial Sol Negro (2024), un conjunto de textos aparecidos en diversas publicaciones entre los años 2007 y 2017. Mas, señalan los editores, el libro no tiene carácter antológico ni cronológico. Lo que representan las piezas aquí rescatadas es una “red de resonancias que dibuja un fresco donde se retrata la juventud y el vértigo de su caída abismal”, refiere Paul Guillén, director de SN. Ciertamente, algunos de los poemas de “Retórica…” delatan un imaginario profuso, construcciones semánticas sin ánimo de cernir las impurezas, una estética de aglomeración callejera que, no obstante, aterriza en paisajes sugeridos de sierra, campo y ruralidad.
Este universo fragmentario contorneado en espacios donde la roca, un ciervo herido, una mata de coca, el viento, flores, hocicos y otros emblemas, astilla filtros de sentido, traslada al lector a un remezón que podría llegar a ser turbio. No obstante, la brevedad y concisión un tanto arrítmica de algunas piezas dan balance al conjunto. Es sin duda, lo que apreciamos en el libro, un registro interesante. Algunos de los poemas, ciertamente, parecen inacabados o en proceso, lo que no quita valía al todo el libro.

Hay poesía rock, como en el poema río que evoca a la agrupación Jefferson Airplane y su psicodelia, intentando ser la huella textual, también alterada, psicodélica. Nos encontramos con textos que el autor ha reencontrado, y como en un procedimiento especular, procede a develar para dar a conocer aristas de un yo complejo, acostumbrado al campo y enfrentado a la urbe y la sociedad, con la colisión propia de una juventud que ha sido de cierta forma intensa.
“Retórica del amaranto” es un libro atendible en la medida en que a los lectores de poesía estén interesados en sondear diversidades y subjetividades periféricas —tomando como referencia el enfoque hegemónico—, un encuentro observatorio frente a un artefacto multiforme y algo desigual. Vale la pena tomar el riesgo de paladear el espíritu crónico de un andante fanzinero facineroso, sensible e informado como Vimos. Siga usted.