30 años de «Salón de belleza», de Mario Bellatin

"Salón de Belleza", la novela que lanzó a la fama a Mario Bellatin, cumple 30 años, y Rodrigo Ledesma le da una mirada a una de las novelas más importantes de fines del siglo pasado.

Publicado

22 Abr, 2024

Escribe Rodrigo Ledesma

No creo exagerar al decir que leí “Salón de belleza” de un tirón y que, tras su lectura, me quedaron más preguntas que respuestas; lo cual es un buen síntoma, pues la buena literatura, a mi juicio, se alimenta mejor de las preguntas que de las respuestas.

“Salón de belleza” es una novela corta que fue publicada en 1994 y ha tenido múltiples ediciones desde entonces. Es contada por un narrador-protagonista, quien tiene un salón de belleza, el cual pudo construir gracias a los ahorros que obtuvo luego de trabajar algunos años en un hotel exclusivo para hombres. Este personaje, que no tiene nombre ni edad precisa, es homosexual y travesti. Al parecer se prostituye o se divierte buscando hombres en las noches. Su madre lo despreció cuando no tenía más de dieciséis años, motivo por el cual decidió viajar, o lo que es lo mismo en el contexto de la novela, marcharse para siempre. Por razones decorativas, eligió colocar en su salón de belleza acuarios con peces de colores. Por último, llegó un momento en el que su salón dejó de recibir clientas para convertirse en un “Moridero” destinado a recibir enfermos terminales de una epidemia que, a todas luces, es el Sida.

Portada de la edición definitiva de «Salón de belleza».

La historia es trágica y el autor ha sabido sortear con pericia la posibilidad de incurrir en el melodrama. El estilo empleado es directo, descriptivo. Ello permite mantener la balanza emocional equilibrada. Además, la alegoría de los peces, que representa de manera sutil a los seres humanos que viven y mueren en la gran pecera del mundo, sirve también para situar el ánimo del protagonista en un punto en el que podemos observarlo imperturbable, pese a las terribles muertes de sus alojados: “Lo que sí no es ningún tipo de diversión es la cantidad cada vez mayor de personas que han venido a morir al salón de belleza. Ya no son solamente amigos en cuyos cuerpos el mal está avanzado, sino que la mayoría son extraños que no tienen donde irse a morir. Aparte del Moridero, la única alternativa sería perecer en la calle. Volviendo a los peces, en cierto momento llegué a tener decenas adornando el salón”.

La técnica de Mario Bellatin

Esta técnica se repite en muchos otros pasajes de la novela. Con ella se delinea la personalidad y actitud del narrador-personaje y, al mismo tiempo, creería que se busca generar una serie de efectos en el lector.

El primer efecto es la incertidumbre. La historia del “Moridero” cede constantemente su lugar a la de la crianza de peces, quedando en suspenso por momentos. Así, conforme avanza la lectura, uno espera el desarrollo de la historia del “Moridero” y las muertes de sus alojados, que se suscitan en medio de terribles padecimientos físicos, sin doctores o curanderos que los alivien. El deseo de saber en qué va a acabar la devastación causada por esa peste innombrada y sin cura resulta urgente. Por otro lado, esta incertidumbre, según mi parecer, va acompañada por un contrapunto eficaz: los peces, que resultan de alta significación, representando, aparte de una alegoría de la vida y la muerte humanas, algunos episodios de la vida del narrador-personaje.

El segundo efecto se vincula con la forma en que la tragedia se aproxima al lector. Esta llega de manera directa, descarnada y mezclada con lo cotidiano, tal como llega a nosotros en la realidad, como cuando tenemos que lidiar con el peso de la muerte de un amigo, un padre o una madre, además de las cuentas de luz y agua. En ese sentido, gracias a este efecto, la verosimilitud de la obra adquiere firmeza y hondura.

Bellatín es un de los autores indispensables para entender la literatura latinoamericana de los últimos 30 años.

Hay en particular una escena que produjo en mi imaginación una especie de efervescencia. El narrador-protagonista es consciente de que la peste lo ha alcanzado. En sus mejillas se han abierto unas heridas que él sabe son el preludio del final. Así que decide quemar en el inodoro los vestidos, plumas y lentejuelas que le habían dejado sus compañeros travestis ya extintos. Baila alrededor del fuego, recuerda canciones y canta. Desea tirarse de cabeza al fuego para calcinarse junto a los vestidos, ropajes de mejores días. Se arrepiente y sigue cantando y recordando. Al final, borracho, nostálgico y musical, el narrador-personaje contempla desde su triste resignación las columnas de humo como el último espectáculo de su vida próxima a terminar.

Al principio dije que “Salón de belleza” me generó preguntas. Una de ellas es la negativa del narrador-personaje de recibir mujeres infectadas al “Moridero”. La razón la explica el mismo protagonista: “El salón en algún tiempo había embellecido hasta la saciedad a las mujeres, no iba a echar por la borda tantos años de trabajo sacrificado”. Tal razón resulta frívola, pero en torno a ella pueden surgir múltiples interpretaciones. Otra es la prohibición de que se exhiban imágenes religiosas en el “Moridero”. ¿Será acaso que el narrador-protagonista ve en las imágenes religiosas la posibilidad de una esperanza vana que resulte necesario evitar para los moribundos? Si es así, se afirmaría el carácter mundano y descreído del protagonista y, con ello, quizás, una de las muchas explicaciones posibles de su íntima tragedia.

La obra asoma una punta de su verdad a través del epígrafe que el autor eligió para introducirla a sus lectores; esta pertenece a Kawabata Yasunari: “Cualquier clase de inhumanidad se convierte, con el tiempo, en humana”. Dejo a mis amigos lectores descifrar el misterio que esta breve sentencia encierra.

Rodrigo Ledesma
Rodrigo Ledesma es abogado especialista en derecho tributario, lector y escritor. Puedes leer más sobre el autor en su blog La Tabaquería.

Sigue leyendo…

sangama

La joya de Sangama

“Sangama”, de Arturo D. Hernández, es la novela más celebrada por la crítica y...
Loading...