Escribe Rodrigo Ledesma
«A salto de mata» es una crónica entretenida sobre una vida desesperada, que perteneció a Paul Auster, el escritor norteamericano fallecido el pasado 30 de abril. El título original de la obra, «Hand to Mouth», alude a la precariedad de una existencia en la que apenas se tiene lo necesario para subsistir. Aunque no estoy seguro si el título en español captura completamente esta idea, de alguna manera refleja las vicisitudes y correrías de un joven norteamericano deseoso de organizar su vida de manera que le sea posible dedicarse a escribir.
Tras la muerte del autor, esta obra adquiere un tono conmovedor. Más allá de las anécdotas graciosas y otras más bien deprimentes que narra con gran expresividad, podemos observar las consecuencias, tanto positivas como negativas, de una decisión radical tomada en su juventud, así como los esfuerzos denodados que realizó para mantener viva su vocación literaria.
La historia de Auster refleja la de muchos artistas que se resisten a desperdiciar su tiempo en actividades que los desvíen de su camino, el cual consideran que debería culminar en la realización de la obra que late en su interior. En nuestro ámbito es legendario el hambre de Vallejo y Humareda, la soledad y la precariedad material en las vidas de Martín Adán y Juan Gonzalo Rose. Agigantadas por su sacrificio o testarudez, afortunadamente, quedan sus magníficas obras.
«A Salto de Mata» puede interpretarse como una advertencia o una guía. Cada individuo, según su estado de confusión o lucidez, decidirá cómo percibirla. Lo cierto es que esta obra es una ventana que nos permite examinar un oscuro rincón en la vida de un escritor que, al final, logró satisfacer su anhelo. Sus novelas no morirán de hambre.
