Escribe José Carlos Picón
Como bien sostuvo Eduardo Chirinos, refiriéndose a la primera edición de este libro, publicado en Pittsburgh en 2016, se trata no de una antología sino de una muestra climática, si se quiere -la interpretación es mía- de una selección que configura un universo unitario respecto de los textos de los distintos libros de Andrea Cabel. Piezas que dialogan entre sí y fueron gestados en tiempos distintos, una línea de parajes y estados poéticos, compartiendo la misma materia.
Hay una patente lírica desde sus poemas no recogidos en libro, y su primer “Las falsas actitudes del agua”, hasta los más recientes, recogidos en esta edición, que toma savia de lo interior, con respecto a lo exterior. No obstante, Cabel es diligente cuando conjuga ambos espacios espirituales.
Veremos que, de rasgos anatómicos ligados a la circulación de la sangre, el corazón, médula, ojos, y los esqueletos, o, por otro lado, del paisaje de lápidas, escombros, así como, arquitectura de interiores en casas alucinadas, trasegamos nuestra lucidez a espacios de helados, postres y mascotas. Asimismo, hay un imaginario fauna y flora que es operado sobre escenas o encuadres de ansia, sed, angustia, como en contextos lúdicos en los que expone de largo cadencias infantiles e inocentes.
Esta rasgadura, el salto o combinación de sitio a sitio, crudeza hacia ludismo, hondura emocional hacia entablados de sabor infantil, quizás sea la representación de la grieta desde la que surge todo, en su poética. El amor y la ausencia, la compañía y el carpe diem en solitario. Los momentos del día, mañana, tarde, noche, son como polígonos que arrastran su color, su tiempo, ritmo, e imaginarios diversos, a través de los cuadros multidimensionales de Cabel.
Andrea Cabel: sonidos y silencios
Es inquietante, de otro lado, el concepto de sonido en estos textos, ligado al silencio. El color, singularizado en vestidos, ceremonias efímeras, eventos de los que no somos conscientes que involucran al sol, a la espuma, una rosa y el amanecer. Cabe resaltar que, lo íntimo, la cercanía en tanto amor o compañerismo, lo objetual y sus conjuntos vinculados a memorias, recuerdos, situaciones o de huellas, sin más, son elementos que encarnan metódica arquitectura orgánica, poliforme, sobre la que se ciernen los versos de esta experiencia poética.
Es este un set list muy bien conformado, de entre todas aquellas piezas de la obra total de Andrea Cabel. La empatía y el enfoque hacia un interlocutor, un ser amado, apreciado, añorado, están fusionados entre la textilería rauda, compleja, filamentosa y por momentos, bizarra, de su imaginería y paisajismo emocional. Sin duda, una muestra que la pinta a la poeta en luz y sombra, aunque en tres o más dimensiones.