Círculo de Lectores
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El centenario del hospital “Arzobispo Loayza”, de Lima

El hospital Arzobispo Loayza -testigo de cambios históricos del Perú- acaba de cumplir 100 años y tiene una historia fascinante que debes conocer.

Escribe Antonio Coello Rodríguez

“La obra del presente y la febril actividad preparadora del futuro que se avecina,
echaran por tierra esa vieja construcción, orgullo otrora de Lima y testigo elocuente
de la caridad de las edades que pasaron”
(Reforma Médica, 1915: 36).

Lima contó, desde su fundación en 1535, con hospitales dedicados a atender castas específicas. Así, el Hospital de San Bartolomé era para negros, San Andrés para blancos y Santa Ana para indios; estos hospitales continuaron existiendo durante la colonia y república, a pesar de considerarse viejos e insalubres. Recién para 1875 aparecerá el Hospital Dos de Mayo, que representó un hito importante en el aspecto higiénico de la capital, pues rompería el patrón arquitectónico de los vetustos hospitales coloniales, conocidos como “hospitales claustro”, para dar paso a los hospitales pabellonarios (Coello, 2018).

Gracias a la riqueza del guano y del salitre, el país gozará de un auge y bonanza pasajero. Lima inaugurará nuevas edificaciones como el Panóptico (la cárcel, 1862); el Mercado de Lima (1854); el Puente de Fierro o Balta (1869); el Monumento al Dos de Mayo (1874); o el Palacio de la Exposición (1872). Conforme terminaba el siglo XIX, Lima aumentará su población y sus vetustos hospitales serán el reflejo de ello. Por tal motivo empezarán los preparativos para dotar a Lima de un nuevo gran hospital, el mismo que reemplazaría al vetusto Hospital de Santa Ana.

 En 1902 se tienen las primeras noticias sobre la construcción de un “Nuevo Hospital de Mujeres”, que tendrá tres edificios independientes: uno para mujeres, otro para niños de ambos sexos y una maternidad. En cuanto a su ubicación, estaría ubicado al oste de Lima, entre la Av. Circunvalación (hoy Av. Grau) y los bulevares de Bolognesi y Alfonso Ugarte, debido a que esta zona estaba deshabitada. Otra ventaja fue la de estar comunicada con Lima por la recientemente construida avenida La Colmena. En cuanto a la edificación en sí, estará conformada por pabellones de un solo piso, separados por amplios jardines; cada pabellón constaría de dos o más salas dispuestas en línea recta, separados. La capacidad de las salas seria máximo para 26 enfermos. Para la iluminación tendría ventanas colocadas casi al nivel del suelo y en sentido opuestas y en línea recta; se usará madera para los pavimentos, sobre la cual se le cubrirá de material impermeable. Los techos tendrán una ligera inclinación de 10 grados, estando siempre limpios gracias al viento.

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Proyecto de la sala de paridas (imagen archivo Antonio Coello Rodríguez)

Este expediente fue entregado a la Beneficencia, la cual realizó una inspección en los terrenos de la Av. Alfonso Ugarte, donde participaron Augusto Pérez Araníbar, Jesús Elías y Salas, Felipe Arancibia, Ramón Ribeyro y Juan Stockes (Rabí, 2006: 138), mientras que por la Academia Nacional de Medicina fueron los doctores Manuel Barrios, Gerardo Bravo, Leónidas Avendaño, Eduardo Bello y Manuel A. Velásquez. Debido a sus altos costos, este proyecto se descartó.

En 1905 los señores M. O. Tamayo y P. E. Paulet presentaron una nueva propuesta, indicando que el hospital cobijaría a 400 enfermas. La construcción sería de 250 metros de lado, con una superficie de 62,500 metros cuadrados, el terreno estaría rodeado de una doble hilera de árboles, con áreas destinadas a enfermedades quirúrgicas, maternidad,  un pequeño hospital, área de administración, servicios variados (cocina, lavandería, desinfectorio, baños, talleres); un pabellón para enfermas de paga, servicio de autopsias e investigación científica, un pabellón para las religiosas, una capilla, y dos pabellones pequeños para el personal de servicio  (Anónimo, Gaceta de los Hospitales 1905: 505-507).

En esta propuesta los pabellones tendrían forma de chalets, con techo a dos aguas, las habitaciones de los pacientes tendrían cama, mesita de noche, silla y una percha de hierro para colgar sus pertenencias.

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Pabellón de Maternidad (Foto: Archivo personal Antonio Coello Rodríguez)

En 1919 el presidente Augusto B. Leguía empieza a modificar la estructura del país, modernizándolo y atrayendo inversiones extranjeras, pero también volviéndose autoritario. Leguía se reelegirá y desarrollará la idea de un nuevo país, “la patria nueva”, a la vez que celebrará las fiestas del Centenario de la Independencia del Perú en 1921, y la Batalla de Ayacucho en 1924, eventos por los que el país recibirá regalos de gobiernos extranjeros, como La Fuente China, obsequio del gobierno chino, el Reloj Alemán ubicado en el Parque Universitario, regalado por el gobierno alemán y El Museo de Arte Italiano, ubicado hoy al lado del Centro Cívico. Igualmente se construirán grandes monumentos como la Plaza San Martín, el Parque de la Reserva, el Parque Universitario, aparecerá el barrio de La Victoria, se construirán grandes ejes viales como la avenida Brasil, la avenida Leguía (hoy Arequipa), o la avenida del Progreso (hoy Venezuela). Debido a la inestabilidad política reinante en el Perú, los planes de un nuevo hospital para Lima tardaron más de lo esperado.

Nace el Hospital Loayza

Por fin las obras del futuro Hospital Arzobispo Loayza se iniciarán el 25 de mayo de 1915, y será inaugurado el 11 de diciembre de 1924. Construido por el arquitecto Rafael   Marquina, este hospital fue el primero en ser construido con cemento y concreto armado y representa la conjugación de la arquitectura clásica rodeada de extensas áreas verdes, las cuales le darán un sentido de higienización, recreo y ventilación a los pacientes, considerado como un fuerte componente de estimulación para mejorar la salud.

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Los amplios jardines entre los pabellones eran parte de la tendencia médica moderna.

Los médicos de la época indicaron: “Su plano y características arquitectónicas satisfacen completamente las exigencias de la higiene moderna… la enorme área destinada a las construcciones permite amplia separación entre los pabellones de enfermos…” (La Crónica Médica, 1915: 203).

El nuevo hospital tendrá pabellones para atender enfermedades específicas, así como para la separación por edades; también presentará un pabellón de medicina general, pabellón de párvulos, pabellón de servicios quirúrgicos; clínica de ginecología, servicio de tuberculosis, enfermedades infecto contagiosas y de la piel, servicio de Rayos X, laboratorio de química, bacteriología y hematología. Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, quienes llegaron al Perú en 1859, serán las encargadas de brindar la asistencia hospitalaria (Graña, 1945: 778). Lima ya tenía entonces, el más grande y moderno hospital del Perú.

Antonio Coello Rodríguez
Antonio Coello estudió Arqueología en la Universidad Nacional Mayor de san Marcos, donde obtuvo el título de licenciado en Arqueología; a la par estudió Historia, siendo egresado de la carrera. Ha realizado estudios de maestría en Historia en la misma UNMSM. Realizó y dirigió diversas excavaciones arqueológicas en diversos sitios virreinales de Lima, como en el Hospital Real de San Andrés de Lima, proyecto financiado por la National Geographic y que tenía como director al Dr. Brian Bauer, docente de la Universidad de Illinois, Chicago; en la Casa de la Columna, Convento de Santo Domingo, y diversas casas limeñas.

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