Ciencia y poesía, el único idioma global posible

¿En qué se parece la poesía a la ciencia o viceversa? En los golpes de verdad con que ambas hacen comprensible el mundo.

Publicado

14 Jul, 2024

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Escribe Luis Eduardo García

El primer punto de comunión entre ciencia y literatura es la sencillez. Los grandes científicos, ya sea para elaborar sus fórmulas o para enunciar leyes científicas, buscan la simplicidad y la belleza. La famosa ecuación de Einstein sobre la energía y la materia contiene estas características. Se trata de una postura estética que tiene mucho en común con la literatura, con la poesía especialmente. Sin embargo, este minimalismo creativo es aparente: detrás hay una experiencia dura y mucho sudor producido.

Einstein y la poesía

La estética para una artista, como para un hombre de ciencia, de acuerdo con lo que proponía Einstein, reside en la simplicidad. Ese es el verdadero universo de la belleza. “La naturaleza es la realización de las matemáticas más sencillas”, dijo en la conferencia Oxford, el 10 de junio de 1933. Además de la sencillez, hay autores como Brien Greene que añaden la noción de ‘elegancia’. Para él, la teoría de cuerdas, además de sus asombrosas ideas sobre la naturaleza del espacio, el tiempo y la materia, presenta una combinación armoniosa entre la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. Por ‘armonioso’ entiende la perfecta combinación de elementos y por ‘elegante’ la bella manera de expresar las ideas o fórmulas matemáticas y físicas. ¿Algún parecido con la poesía y la literatura en general?

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Albert Einstein, gran lector de poesía.

El segundo punto de comunión es el procedimiento para llegar al final de una búsqueda. Walter Isaacson cuenta en su biografía Einstein acerca del encuentro entre el poeta Saint-John Perse en Princeton. Einstein, curioso, le preguntó a boca de jarro al francés: “¿Cómo surge un poema?”. El poeta, dice su biógrafo, se refirió a la importancia que para él tenían la intuición y la imaginación. Einstein no podía estar más complacido ante esa respuesta. “Lo mismo le ocurre al hombre de ciencia. Es una iluminación repentina, casi un éxtasis. Es cierto que luego la inteligencia analiza y los experimentos confirman o invalidan la intuición. Pero inicialmente se produce un gran salto delante de la imaginación.

La importancia del lenguaje

El tercer punto de contacto es el lenguaje. A primera vista, ambas, la ciencia y la literatura, no hablan el mismo lenguaje, pero si prestamos más atención nos damos cuenta de que hay muchas cosas en común: por ejemplo, el uso de la metáfora para explicar contenidos. “Dios no juega a los dados”, la famosa frase con que Einstein le respondió en 1926 al físico alemán Max Born para explicarle que nada en el universo estaba a merced del azar es una gran metáfora y no podría haber sido dicha de una mejor manera. “Un golpe de dados jamás abolirá el azar”, escribió con otras intenciones, aunque con la misma intensidad estética, el poeta Stéphane Mallarmé.

Dos clásicos de Guillén para entender la importancia de la ciencia y su relación con las artes.

En su libro Cinco ecuaciones que cambiaron el mundo. El poder y la oculta belleza de las matemáticas Michael Guillen afirma que la Torre de Babel y el esperanto representan dos momentos cumbre en que los seres humanos pudieron utilizar un lenguaje universal que les permitiera entenderse y, sobre todo, mantenerse unidos. Esos dos momentos son la construcción de la torre de Babel y la aparición del idioma de las matemáticas.

Hubo una época, dice el Antiguo Testamento, en que los hombres hablaban una sola lengua, pero la soberbia de estos en construir una torre que llegara al cielo provocó la cólera de Dios, quien decretó la confusión de su lenguaje para que nadie se entendiera, de modo tal que ya no hubiera una sino muchas lenguas de un día para otro. Actualmente se calcula que hay 1.500 lenguas distintas en el mundo.

L.L.Zamenhof inventor del Esperanto, la lengua que debía unir al mundo en un solo idioma.

El segundo momento es la invención del esperanto, una lengua inventada por L.L.Zamenhof con la intención de que se convirtiera en un idioma global, sin embargo, actualmente solo 100.00 personas lo hablan en 22 países. A esto habría que sumar el fracaso de la Naciones Unidas en conseguir, en el momento de su fundación, que los diplomáticos de los 40 países que la crearon hablaran una sola lengua con todas las consecuencias positivas que eso suponía. La mayoría se negó puesto que creyeron que la adopción de esta medida atentaba contra la identidad lingüística de los estados miembros.

¿Cuál es la solución entonces?

Para Guillen, las matemáticas constituyen el único idioma global por dos razones: es hablado con fluidez por cada vez más personas y sus consecuencias históricas saltan a la vista: la electricidad, la energía nuclear, la conquista del espacio, los aviones, la comprensión de la vida y la naturaleza, entre otras cosas. Para Guillen, el lenguaje de las matemáticas es idéntico al de la poesía, otro lenguaje que sin tener la categoría de universal ha ayudado a la ciencia en su cometido. El científico encuentra los siguientes parecidos: ambos establecen verdades usando enormes cantidades de información con la mayor brevedad posible; un verso o un poema, en este sentido, sería un equivalente a una ecuación. 

Para Guillén, las matemáticas son el único idioma global posible.

Otra semejanza es que la poesía profundiza en nuestro interior, mientras que la ciencia nos ayuda a ver más allá de lo evidente. Se trata, dice, de “intentos maravillosamente ingeniosos de hacer comprensible a los seres finitos las realidades infinitas”. Según mi modo de ver, en todos estos casos y en todos los momentos de la historia, los científicos han seguido un camino parecido al de los poetas y narradores: de la imaginación a la realidad.

Sin el poder de la imaginación y la casualidad probablemente la ciencia habría avanzado muy poco.

Luis Eduardo García
Luis Eduardo García (Chulucanas, Piura, Perú, 1963) Poeta, narrador y periodista. Es docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Privada del Norte de Trujillo. En 1985 ganó el VI concurso “El poeta joven del Perú” y en el 2009 el Tercer Premio del Concurso Internacional Copé de Poesía. Ha publicado cuatro libros de poesía: Dialogando el extravío (1986), El exilio y los comunes (1987), Confesiones de la tribu (1992) y Teorema del navegante (2008); dos de cuentos: Historia del enemigo (1996) y El suicida del frío (2009); y uno de crónicas, ensayos y entrevistas: Tan frágil manjar (2005). El lugar de la memoria (2023) premio de novela breve del BCR. Mantiene desde 1986 una página de reseñas y comentarios literarios en el suplemento dominical del diario La industria de Trujillo.

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