Cómo nacen los héroes y dioses

El erudito austríaco Otto Rank, discípulo de Freud, plantea que todas las religiones antiguas tienen en común el origen de sus dioses y héroes.

Publicado

13 Ene, 2025

Escribe Ybrahim Luna

El sueño que anuncia al niño por nacer, el miedo del rey a ser derrocado por su propio hijo, la madre que abandona a su primogénito en un río, el animal que amamanta a un huérfano, las profecías que se cumplen con la complicidad de los advertidos, los sueños descifrados por magos y oráculos, la moral de los aldeanos y la nobleza, y toda la interpretación freudiana posible para entender de dónde venimos y qué moldeó nuestra razón humana. Desde Sargón hasta Moisés, desde Télefo hasta Gilgamesh, desde Rómulo hasta Heracles, desde Jesús hasta Lohengrin, el mito es la proyección del subconsciente en el tejido de las culturas, por lo tanto, la madre de nuestra psique.

El erudito austríaco Otto Rank, nacido en Viena en abril de 1884, psicoanalista, terapeuta, profesor universitario, filólogo, conferencista y discípulo personal de Sigmund Freud, fue un pionero en el estudio de la antropología del mito para explicar el trauma del nacimiento y su relación con el psicoanálisis. Rank, como secretario de la “Asociación Psicoanalítica de Viena”, trabajó veinte años junto a Freud, y fue tan cercano a éste que muchos lo catalogaron como su sucesor natural, pero desavenencias conceptuales en los complejos campos de la sexualidad hicieron que Rank defendiese sus propias teorías y tomase otro camino, instalándose en los años 20 en París, y en los años 30 definitivamente en New York, hasta su muerte en octubre de 1939.

Otto Rank

En su obra “El mito del nacimiento del héroe” (1922), Rank reconoce que todas las religiones de culturas antiguas, desde la babilónica hasta la romana, tienen rasgos fantásticos sobre el nacimiento e infancia de sus fundadores, aunque estén separadas por espacio y tiempo. Todas poseen similitudes y correspondencias.

Según Rank, existen coincidencias unánimes en los detalles básicos de los mitos, como la “idea de pueblo”, que es el conjunto de pensamientos elementales de los hombres; el concepto del “origen común”, donde todos los pueblos antiguos proceden de lugares propicios para la difusión; y la teoría de “la migración o el préstamo de mitos individuales”, ideas e historias que fueron recogidas y adaptadas entre pueblos.

Algunos modelos míticos de Otto Rank

Sargón, fundador de Babilonia, no conoció a su padre y nació en un lugar oculto. Su madre lo colocó en un cesto de juncos y cubrió la tapa con betún antes de dejarlo en un río. El pequeño sobrevivió, fue rescatado y al crecer se convirtió en rey.

Moisés nació en épocas en que un faraón egipcio ordenó arrojar al agua a todos los niños hebreos. Su madre solo pudo ocultarlo por tres meses y luego tuvo que dejarlo a orillas del río Nilo en un arca de juncos cubierta de barro. Una sirvienta de la hija del faraón vio al niño y fue rescatado y criado como príncipe.

La figura del niño abandonado que es encontrado y se convierte en rey, se repite en muchas religiones.

La historia del héroe hindú Karna sigue una línea narrativa similar. La princesa Pritha dio a luz siendo virgen. Ella ocultó el embarazo y se desprendió de su hijo Karna en una cesta de juncos sellada y cubierta de cera en el río Acva, que desembocó en el inmenso río Ganges, donde una pareja que no podía tener hijos lo halló y adoptó.

Ión, el antecesor de los jonios, fue abandonado por su madre en una cesta de mimbre para que Apolo lo protegiese de todos los males.

Edipo (de Tebas) fue abandonado a los tres días de nacido por su padre, el rey Layo, en el río Citerón, luego de escuchar los terribles vaticinios del oráculo de Delfos. Otra versión dice que fue abandonado en una arquilla en el mar, y recogido por la esposa del rey Pólibo.

Paris fue abandonado por su padre, el rey Príamo, luego de descifrar sueños terribles. El rey ordenó a un sirviente dejar al niño en el monte Ida. El niño no murió porque fue alimentado por una osa.

Rómulo y Remo, los hermanos que, tras ser amamantados por una loba, crecieron y fundaron Roma.

Télefo, nieto del rey Aleo, estaba destinado a dar muerte a los hijos del rey. Aleo hizo a su hija sacerdotisa, pero ésta fue violada y dio a luz. El rey hizo abandonar a su nieto en un monte, donde el pequeño fue criado por una cierva.

Perseo, hijo de Zeus (en forma de lluvia), y su madre Dánae fueron arrojados en una arquilla al mar por el rey Acrisio. Acrisio había consultado al oráculo y los malos presagios lo hicieron tomar la decisión. Madre e hijo fueron rescatados del mar por un pescador y llevados ante el rey Polidectes.

Y así muchos más ejemplos, como Gilgamesh (Mesopotamia) siendo arrojado de niño desde la Acrópolis y siendo rescatado por un águila que lo llevó a un bello jardín, o Rómulo y Remo siendo abandonados en una cuna a las orillas de un río, y rescatados y amamantados por una loba; o Lohengrin, un caballero misterioso que siempre aparecía con su cisne, etc.

Todas estas historias son la base de lo que se conoce como “una leyenda patrón”, cuyas aristas como la predestinación, la persecución, la recompensa, el castigo, la divinidad y la protección de la naturaleza, nos alcanzan hasta hoy como ingredientes de las más grandes religiones.

Ybrahim Luna
Ybrahim Luna (Cajamarca, 1979). Ha publicado los poemarios “Criador de pilotos” (2009) y “Todos los santos” (2021), el libro de cuentos “De corresponsal a cómplice” (2010) y el de relatos breves “Vértebras” (2024). Fue finalista de la bienal de cuento “Premio Copé 2022”. Ha colaborado con medios periodísticos como “La República”, “Revista Ideele” y “Hildebrandt en sus trece”.

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