Interseccionar Literatura y Género: entrevista al grupo de estudios «Gealyg»

Interseccionar Literatura y Género: una entrevista al «Grupo de Estudios Avanzados de Literatura y Género» de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Una entrevista de Jhan Rojas Centro de Estudiantes de Literatura – Gealyg Cuando uno revisa las distintas mallas curriculares y los grupos de investigación existentes en las universidades peruanas puede notar un […]

Interseccionar Literatura y Género: una entrevista al «Grupo de Estudios Avanzados de Literatura y Género» de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Una entrevista de Jhan Rojas
Centro de Estudiantes de Literatura – Gealyg

Cuando uno revisa las distintas mallas curriculares y los grupos de investigación existentes en las universidades peruanas puede notar un auge y un déficit en simultáneo: los grupos de estudios abundan, pero desde la perspectiva de género recién los últimos años se han empezado a formar agrupaciones que den cuenta de ello. Siendo más específico, desde la Literatura, de la ingente cantidad de grupos de investigación, solo pocas voces se han preocupado por la perspectiva de género. Una de esas nuevas voces es el Gealyg “Esther Castañeda Vielakamen”, grupo que nace en la escuela de Literatura de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Me encuentro con tres integrantes de este grupo: Richard Leonardo, profesor y asesor, Ana Alejo Ríos y Stephanie Guevara, miembros fundadores del grupo de estudios. Mientras vamos pensando en el lugar idóneo para tener una conversación espontánea, observamos en una de las computadoras libres de una facultad un fondo de pantalla con el logo de “Con mis hijos no te metas”. Nos miramos y en simultáneo la preocupación se apodera de nuestros rostros. Nos vamos al café más cercano: hay ingente contenido del cual hablar.

¿Cómo nace esta idea de interrelacionar Literatura y Género? ¿Cómo relacionar esto con la proyección social y nuestra coyuntura?

Richard: El grupo nace como una necesidad ante una realidad abismal, que es la cierta segregación que existe entre hombres y mujeres en nuestra facultad. Hay una predominancia por los hombres en la investigación, y de alguna manera coloca a las mujeres en un lugar secundario. Esto se observa no solo en la cantidad de profesoras que integran el staff de Literatura, donde son apenas unas cuantas. Se puede observar también en los tipos de cursos. El curso antecedente a este grupo es el de Literatura Escrita por Mujeres que fue pensado y llevado por la profesora Esther Castañeda, a quien el grupo intenta rendirle un homenaje. Este curso es de carácter no obligatorio: es electivo. Entonces, de alguna manera, cuando se pensó organizar el grupo se pensó en una realidad que era viva, que era la preocupación por el género. Junto a algunos estudiantes nos reunimos y luego de varias sesiones se materializó la formación del grupo. Ahora, ¿por qué se destaca el Gealyg? El grupo destaca porque es un grupo netamente de Literatura; antiguamente había un grupo llamado Rikchary Warmi, pero era un grupo que nacía en Filosofía y tenía algunos de Literatura, de Arte. Este grupo es de Literatura y Género. Nosotros queremos demostrar que el Género no es una moda más, sino que es una cuestión constitutiva de la sociedad muy importante y queremos unirlo al análisis literario.

Ana: También hay una necesidad de poder abrir espacios de debate dentro del ámbito académico; cosa que dentro de San Marcos lamentablemente no abunda. En particular, me parece interesante esta relación entre Género y Literatura porque la Literatura es un conjunto de discursos. Por ello los congresos y eventos que realizamos también abren nuevos espacios para las personas que quieren saber más, sin necesidad de ser académicos. San Marcos es de libre acceso para los eventos que se tiene y se puede notar un creciente interés por el tema de género. Ante este interés, se abren nuevos espacios de discusión y difusión, que es lo que el grupo realiza.

Stephanie: También vemos la poca valoración que se le da oficialmente a la literatura escrita por mujeres. A las autoras que han hecho durante mucho tiempo una gran labor no se las ha estudiado lo suficiente. El grupo observa la necesidad de esa perspectiva de género con respecto a cómo se ha desenvuelto la Literatura Peruana de mujeres durante todo este tiempo y el espacio que está ocupando, al menos en el ámbito académico.
J: ¿Existe una diferencia entre los estudios feministas y los estudios de género? Principalmente se puede observar esto desde la academia, cosa que se hace principalmente acá, pero también se puede hacer desde el activismo. ¿Cómo no quedarse solo en la academia y proyectarse en nuestra sociedad?

Richard: En primer lugar, hay que decir que el grupo se planteó de alguna manera diferenciar las propuestas de otros sectores que ya se habían dado. Nosotros consideramos que en primer lugar es importante la reflexión teórica porque sin un verdadero sustento de lo que se hace, pues, uno no puede hacer absolutamente nada. El activismo por el activismo no sirve del todo. El activismo es bueno, pero sin una base teórica no es influyente. Podría suceder lo que sucedió con las feministas en los años sesenta, que se preocuparon por un activismo, salieron a las calles, lograron mucho, pero a la hora en el que el sistema patriarcal se defiende tratando de deslegitimarlas —es muy doloroso decirlo—, no se pudo combatir a ese embate académico que venía de parte de los hombres. Tanto así que el feminismo años después va a terminar convirtiéndose en los estudios de género. Entonces nosotros creemos que es importante el activismo, pero primero es importante dotarnos de un conocimiento que nos lleve a la reflexión y a la problematización de la realidad. Una vez que logremos esto (lo estamos logrando, creo) vamos a empezar a pensar políticas que lleven precisamente todo esto que hemos venido forjando para la realidad. Poder intervenir en ella. Yo estoy pensando ahora, por ejemplo, que hay determinadas representaciones de género en los textos escolares o los textos de publicidad que muy pocas personas denuncian. Pero, ¿cómo denunciar todo ello si no se cuenta con una base teórica? Algo que evidentemente es fundamental.

Ana: Es fundamental primero cuestionar, para razonar, y problematizar, para tratar de dar soluciones. Entonces, con una teoría, una base teórica, es que nosotros podemos indicar diferentes soluciones. Soluciones a las carencias que hay tanto en el ámbito académico, como en la sociedad. Muchos del Gealyg tienen esta conciencia también. Y es por ello que han querido formar parte de este grupo de estudios. Es importante también conocer la teoría para no caer en el facilismo de apoyar algo de manera inmediata. ¿Qué pasa después de un tiempo? Una base teórica permite que esto se pueda mantener. Seguir estudiando, seguir problematizando y seguir definiendo complejidades.

Stephanie: Al proyectarse el discurso teórico a la Literatura, se ofrece una mirada diferente. Es esa mirada la que puede llevar a otras reflexiones. En cuanto al activismo, es muy importante saber que, en cuanto a educación, la literatura es una forma de discurso. Ese discurso se plantea y luego se difunde. ¿Cómo se puede hablar de algo cuando no se conoce? Es a partir de esas problematizaciones, esas reflexiones, que luego se pueden desarrollar diferentes soluciones a elementos de nuestra realidad.

El equipo de intelectuales cuestiona la casi nula presencia de intelectuales mujeres en la escuela de Letras de la UNMSM (Foto: Nicole Gutiérrez)

Saliendo un poco de la dinámica del grupo, ¿cómo asumen el feminismo en sus vidas diarias? ¿Los estudios de género implican el desarrollo del feminismo? Hay una lógica social que obviamente es androcéntrica. Y más en el Perú, con todas estas políticas que se están planteando. ¿Cuál es la necesidad del feminismo en nuestro día a día?

Richard: Es una buena pregunta. En primer lugar, el feminismo debe entenderse como algo distinto al género. El feminismo es una primera etapa de toda esta preocupación por las identidades sexuales. El feminismo de los años 60 que nace en Estados Unidos y sus réplicas en Europa, buscaba una especie de igualitarismo para la mujer. La mujer problematiza su situación y entiende que está pasando en desventaja del hombre. Que el hombre ha construido toda una especie de sistema, el sistema patriarcal, y se las ha ingeniado para colocar a la mujer en un lugar subalterno, y él en el lugar privilegiado. Pero qué ocurre, las mujeres empiezan a buscar una manera de encontrar un camino para resolver todos estos problemas. Y el camino por el cual optan es el esencialismo. Es decir, que las mujeres eran diferentes y mejores a los hombres. Esta postura esencialista va a ser atacada por los defensores del sistema patriarcal. Quienes van a deslegitimarlas. Y se va a concluir erróneamente que el feminismo se trataba de cuestiones personales de las mujeres, que tenían que ver con su sexo, le van a dar la vuelta a este asunto. Entonces, en la década de los ochenta, las mujeres intentan introducir otra vez esta problematización a la academia, pero se dan cuenta que necesitan también involucrar al hombre. Los estudios de género no solo se preocupan por la mujer, sino que también lo hacen por el hombre. Entienden que el hombre también está supeditado a este sistema, que también sufre el patriarcado y esto va a derivar también en el estudio de los homoerotismos.

Ahora, la pregunta es, en mi caso, siendo hombre, ¿cómo puedo yo vivir el feminismo? Bueno, yo soy amigo de las mujeres y reconozco y trato de deconstruir mis privilegios. Yo entiendo que ellas han sufrido una serie de exclusiones. Quizá una feminista de los años sesenta deslegitimaría mi participación, pero alguien que desarrolla los estudios de género entendería mi participación. Soy capaz de poder entender que el problema no solo viene de las mujeres, sino también de los hombres. Algo interesante de los estudios de género es que demuestran que los hombres también padecen este sistema patriarcal.

Ana: Dentro de los estudios de género estudiamos, si bien a las feminidades, también, como dijo Richard, a las masculinidades y también a los estudios queer. Creo que dentro de estos tres campos el panorama va creciendo y se va complejizando más y no simplemente se enfoca en un sujeto sino en diferentes sujetos. Lo interesante es ir cuestionando, dejar de lado las esencias e ir cuestionado, por ejemplo, qué es ser una mujer, qué es un género, qué es un sexo. Entonces creo que los estudios de género optan por ello. Dejar de lado los esencialismos, los binarismos y complejizar un poco más la pregunta. Sobre los feminismos que practicamos, yo me considero una persona que día a día trata de aportar en algo en la sociedad. Tratar de enseñar con los actos y las palabras, con los discursos, como lo hace la literatura; por ejemplo, cuando analizamos a las poetas mujeres plasma una rebeldía contra el sistema hegemónico, puede plasmar resistencia, opresión o se puede manifestar una voz.

Stephanie: En cuanto a los feminismos y los estudios de género, los feminismos nacen con ese reclamo bajo el rol que establece el sistema patriarcal. Pero como se dijo eso no es suficiente pues existe todo un sistema que ha engloban a todos los individuos y toda la diversidad que ellos representan. Entonces los estudios de género te permiten al menos esa libertad para poder tratar con esa diversidad que es abundante. En cuanto a cómo se vive el feminismo, eso es algo que uno lo siembra desde su propio comportamiento y lo refleja respecto de otras personas. Por ejemplo, en los casos de los roles de género que se toman o las responsabilidades que se establecen. Es ese cuestionamiento que nos permite visualizar mejor el panorama que se ha establecido a través de los años respecto de las responsabilidades que se le ha puesto a cada individuo.

¿Cómo un varón puede vivir un feminismo? Muchas veces, en debates, se nos dice que a lo mucho nosotros podemos ser «machistas con enfoque de género» o que, con razón, no padeceremos nunca lo que padece una mujer. Como bien se ha mencionado, los hombres también somos víctimas del patriarcado. Además, existen reducciones que abundan, como la reducción nominalista que se le hace al feminismo (pensar que debería llamarse «igualismo») o la reducción educativa de forma superficial. Es decir, justificar comportamientos machistas con la frase «es que tuve una educación machista», sin haber hecho nada al respecto. ¿Cómo interpretan estos asuntos?

Richard: Es interesante lo que has planteado: hay cierto sector del feminismo que rechaza que los hombres intervengan en estos asuntos porque entienden que no son nuestros asuntos. Habría que postular una especie de reflexión. Las feministas de los sesenta hasta los ochenta tuvieron este planteamiento. El posfeminismo es aquella reflexión que se da sobre la mujer pero que ya está inserta sobre los estudios de género. Sin asuntos esencialistas ni biológicos. No es que las mujeres y los hombres biológicamente están determinados, sino que de algún modo son construcciones sociales.

Ana: Sobre los hombres feministas, no es simplemente que las mujeres han sido subordinadas. Nosotros podemos ver, en esta categoría del subalterno, cuántos grupos humanos han sido segregados. El género es una modelización de las costumbres. Según estas, te dicen que eres hombre o eres mujer. Si una acepta, está bien para el sistema. Pero ¿si no lo aceptas? Estás segregado, es una barrera dentro de este esquema social. Si se rompe este esquema, existiría una cultura de tolerancia. Ahora hay una campaña de Con Mis Hijos No Te Metas. Al último, lo que quiere es eso, ¿no? Dejar de plantear preguntas, tratar de asentar las esencias hegemónicas. Allí también se calla esta idea del hombre, que es un constructo social. Muchas veces los hombres no quieren hablarlo. Hablar de eso supone cuestionar su virilidad, su naturaleza de machos. Cosas que deberían continuar debatiéndose en nuevos espacios.

Stephanie: Respecto de un hombre denominado feminista, hay muchos casos donde los roles establecidos para el hombre y para la mujer están cerrados. El hecho de que una en tanto mujer o en tanto hombre no llegue a cumplir los parámetros establecidos por la sociedad hace que se tome una conciencia de qué es lo que somos. Se entiende entonces que esas esencias construidas no siempre son cumplidas por los individuos. No hay que olvidar que muchos hombres piensan que hay una esencia de ser hombre. Hay que entender que eso es una construcción social, formada en cada cultura de manera distinta

¿Cómo se interrelaciona Clase, Género y Etnia en un análisis del discurso? Vemos que existen sectores que intentan hacer hegemónico solo uno de estos aspectos (usualmente en las izquierdas, pensar que el verdadero problema es de clase). Por ejemplo, cuando Simone de Beauvoir decía que «no se nace mujer», en relación a que esta era una construcción cultural, decía que existían mujeres: blancas, negras, indígenas, transexuales, etc. El complementario «no se nace varón» aún no ha sido planteado con igual énfasis. ¿Cuál es la relación de estos con el sexismo y la homofobia?

Richard: Has citado muy bien a Simone de Beauvoir, tanto hombres como mujeres somos construcciones sociales. Así se construye la feminidad y la masculinidad. Por otro lado, poder relacionar el género con otras jerarquizaciones como la clase y la etnia es vital. Marfil Francke en un ensayo llamado «La trenza de la dominación», explica que si nosotros accedemos a un fenómeno social no podemos descartar ninguna de esas variables. Siempre tenemos que ver ese tipo de situaciones. Asumir que las mujeres conforman un solo grupo también es una forma de esencialismo. Las mujeres don distintas. No podemos pretender que una mujer africana tenga los mismos problemas que una mujer europea. Allí no podemos separar género de clase y etnia. Entonces cuando analizamos a las mujeres, las tomamos como tal, no como La Mujer, sino las mujeres. Y esa es otra de las preocupaciones del grupo: que no se puede abordar este tema solo desde la perspectiva de género, sino que necesitamos articularla con otros tipos de jerarquizaciones. Intentamos relacionar esto con la interdisciplinariedad.

Ana: Estos tres aspectos deben de articularse. Es necesario para un análisis profundo, no debería dejarse uno de ellos de lado. Siempre está la pregunta “¿y dónde están las otras mujeres? Por eso me parece interesante lo que Judith Butler plantea acerca de las mujeres, se pregunta si hay un esencialismo de ser mujer y luego que es bueno cuestionarnos siempre. Siempre de alguna forma hemos dejado de lado a alguien. Ahora mismo se segrega a las mujeres transexuales. Entonces siempre es bueno cuestionarse. Hemos dejado mucho tiempo a las mujeres indígenas, a sus voces. En Literatura de la Violencia, ¿dónde están las mujeres violadas? Rocío Silva Santisteban ha venido trabajando esto y muchas otras escritoras más.

Stephanie: En cuanto a la articulación del género con los otros elementos de la trenza de la dominación, se puede ver, por ejemplo, en el análisis de la literatura de la violencia, una diferencia entre las escritoras blancas y las escritoras indígenas. Es necesario ver cómo se desarrolla todo este grupo de mujeres y todo el otro grupo de hombres.

Simone de Beauvoir: «El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres». (Foto: Prensa Libre)

Un nuevo horizonte que el grupo se ha planteado es el estudio de las masculinidades. Hay una ingente cantidad de textos literarios peruanos donde se puede utilizar el marco teórico mencionado. ¿Cómo han venido forjando este aspecto que en otros países ha estado en auge? En Chile, por ejemplo, existe una bibliografía abundante en el estudio de las masculinidades.

Richard: Nosotros nos hemos planteado desarrollar los estudios de género con todas las aristas que esto conlleva. Entre ellas, está el estudio de las masculinidades, como has mencionado. En el Perú se ha desarrollado muy poco. Tenemos el trabajo de Norma Fuller, que es una especie de fundadora. También a Daniel del Castillo. Pero en realidad hay muy poco. Esta reflexión fundamentalmente está ligada hacia la sociología. En Literatura, prácticamente no hay un trabajo de masculinidades propiamente dicho. Existen aproximaciones como la de Eduardo Huaytán, por ejemplo, pero se ha trabajado muy poco. La idea de género nos conlleva a profundizar en este aspecto. No queremos que solo se trate de feminidades, sino que queremos abordar también diferentes tipos de posibilidades, como son las masculinidades. De pronto, analizar los homoerotismos, la teoría queer. Nace como una necesidad. En Sociología hay cierta reflexión. Por allí, en publicidad hay nuevos intentos. Pero en Literatura prácticamente es nulo. Entonces nosotros queremos tomar ese espacio. Lo he dicho muchas veces: creer que solo las mujeres sufren el sistema patriarcal es una fantasía. Los estudios de las masculinidades nos demuestran que cierto sector de hombres, sujetos culturales, también sufren la hegemonía. El grupo parte de ese análisis para más adelante tener un acercamiento real a nuestra sociedad.

Ana: Tal vez cuando uno se pregunta, por qué las mujeres han empezado esto, por qué hay más activistas mujeres que varones, se puede ver el problema de aceptación. Muchos hombres no se dan cuenta que ellos también son reprimidos, que ellos también están bajo un sistema de control, de modalización. Si se dieran cuenta de estos discursos de poder, entenderían la lógica social actual. Las mujeres nos hemos dado cuenta primero por obvias razones. Estudiar las masculinidades trata de rescatar eso. De cómo el hombre también es sometido sin poder encajar en una figura, en un modelo. Hacer análisis literarios bajo este modelo me parece interesante.

Stephanie: La conciencia social de los varones y sus privilegios debe ser problematizada. Con los estudios de las masculinidades se plantea ampliar el panorama crítico. Puede abrir una gama de posibilidades respecto de cómo el hombre vive su identidad, sin encasillarse en lo tradicional. Tanto los estudios de feminidades, de masculinidades y los estudios queer permiten esa libertad, como hemos mencionado. En cuanto a la Literatura, el análisis de los discursos nos permite estudiar todo un orden simbólico.

Finalmente, ¿cuáles son los proyectos que tiene el Gealyg este año? ¿Qué se han propuesto?

Richard: tenemos como proyecto grande organizar un congreso internacional que se realizará en julio al cual invitamos al público general y especializado. El año pasado hicimos un coloquio, que fue la presentación a la sociedad, pero ahora lo queremos hacer a nivel internacional. Esperamos que acudan especialistas en género de toda Latinoamérica, y si se puede, del mundo. Siempre estamos realizando conversatorios y talleres.

Ana: Recientemente hubo una segunda convocatoria y lo veo con buenos ojos porque las personas que han entrado son mayoritariamente de San Marcos, pero también hay personas de otras universidades, son nuevas voces. Seguiremos consiguiendo nuevos espacios sociales y culturales, así como seguir estudiando con la misma responsabilidad que lo hemos venido haciendo. También revalorar a algunas poetas que han dejado fuera del canon.

Stephanie: La realización del congreso es importante porque será a nivel internacional y permitirá seguir con la rigurosidad que el grupo mantiene. Veo un mayor alcance, al menos en el ámbito académico. Es un proyecto continuo y también de avance, revalorando la tradición literaria que se ha dejado de lado.

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