donde-nadie-me-espere piedad bonnett

“Donde nadie me espere”, de Piedad Bonnett

En esta nueva entrega, Piedad Bonnett comparte la historia de un hombre cuyos demonios y tragedias personales precipitaron su desgracia.

Publicado

16 Sep, 2024

Escribe Erik Díaz Sandoval

Piedad Bonnett, poeta, novelista, dramaturga y crítica literaria colombiana, nacida en 1951 y recientemente galardonada con el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2024 por el conjunto de su obra poética, nos narra en esta novela la historia de Gabriel, un hombre de 31 años que ha tocado fondo y que inicia una exploración personal para reconocer las causas que lo llevaron a ello.

Gabriel reflexiona sobre su infancia y sus relaciones familiares y escolares e identifica que desde muy pequeño siempre se sintió ajeno y abrumado en este mundo, incapaz de adaptarse a las reglas sociales establecidas; lo cual le acarreaba sentimientos opresivos de soledad y miseria: “En realidad creo que nací sin predisposición para la felicidad, así como otros nacen sin predisposición para el amor o para el odio”.

Así, Gabriel reconoce que esos sentimientos dentro de sí gestaron deseos de huida y de libertad, que lo llevaron de una manera abrupta y vertiginosa a un errar sin rumbo ni sentido, a la oscuridad de la autodestrucción, el vicio y la locura; a pesar de sus aptitudes intelectuales y artísticas, de haberse graduado de la universidad y de haber ejercido la docencia. Es decir, a pesar de tener al alcance de su mano una vida productiva y respetada socialmente, Gabriel, impulsado por su propia naturaleza y sus tragedias personales, se excluye de la vida en sociedad y todas sus reglas: “me dije que no, que no quería la vida como una infinita escalera por la que había que trepar a un mismo ritmo, la vida como un orden tedioso que exige a todos los mismos desenlaces, la vida, en fin, como un engranaje de compromisos, de metas y de éxitos”.

Piedad Bonnett

En el curso de sus disquisiciones, se hace patente para Gabriel que esa libertad que buscó y conquistó a costa de todo lo condujo inevitablemente a la soledad, el desamparo y la miseria: “Era mi libertad ganada a pulso, a cambio de convertirme en una ruina”; y que debió pagar el precio de los autoexcluidos: “Dios castigó a Caín con la errancia perpetua. Porque para Dios y la sociedad sólo eres bueno cuando echas raíces. Cuando siembras, cuando cultivas, cuando tienes hábitos. El mundo les teme a los desarraigados, a esos que llevan la casa en un carro de supermercado, en una maleta con ruedas, en un costal, en ninguna parte. Les teme cuando su mirada se hace distinta porque la vergüenza los va abandonando y algo semejante al cinismo aparece en su semisonrisa suplicante, hipócrita”.

A pesar de todo, de entre las tinieblas, se le presenta a Gabriel la posibilidad de redención, conminándolo a enfrentarse consigo mismo; así como con sus traumas más íntimos y sus tragedias más desgarradoras. ¿Podrá Gabriel conciliar con su pasado y concederse una nueva oportunidad?, ¿Es posible un nuevo comienzo cuando uno ha tocado realmente fondo?, ¿Se puede resurgir de la ruina y la miseria morales?, ¿La naturaleza propia e íntima de cada ser humano determina su destino?

Con una prosa precisa, bella y desgarradora, Piedad Bonnett nos comparte con humanidad y sensibilidad la historia de un hombre cuyos demonios y tragedias personales precipitaron su decadencia y desgracia; y nos brinda un testimonio del desasosiego que puede experimentar una persona cuando no comprende cuál es su lugar en la sociedad, así como de las inevitables consecuencias de romper el vínculo e incumplir las condiciones que esa misma sociedad nos exige a todos.

Erik Díaz Sandoval
Erik Díaz Sandoval es abogado de la PUCP. Comparte su tiempo entre el ejercicio del Derecho y la lectura.

Sigue leyendo…

Loading...