Escribe Pedro Medina León
Cuando en el verano de 1971, George Harrison invitó a Eric Clapton a tocar en un concierto en New York para recaudar fondos para Bangladesh, Clapton aceptó siempre y cuando le garantizara que lo abastecería de heroína en todo momento. Hacía unos años que Eric Clapton se había alejado de los escenarios e impuesto un encierro para alcoholizarse y drogarse –al mes gastaba cuatro mil libras esterlinas en heroína, lo que ahora equivaldría, aproximadamente, a cuarenta mil–. La estancia de Clapton en New York, sin embargo, fue dominada por la ansiedad del adicto: la calidad de la droga no se comparaba a la que consumía en Inglaterra.
El regreso de New York representó una caída libre al abismo del vicio para Clapton. Su entorno intentó alejarlos, en vano, a él y su pareja Alice Ormsby-Gore de las drogas. Finalmente fue el padre de ella quien intercedió y Eric Clapton le tomó la palabra y se trasladó a Shropshire, a una granja de la familia Ormsby-Gore, donde lo recibió Frank, el hermano menor de Alice, con quien de inmediato se generó empatía y eso hizo que el proceso fluyera. Clapton entonces marcó distancia con la heroína y la coca –no así con el alcohol–, se alimentó bien y se dedicó al trabajo de campo y se recuperó físicamente. Fue con ese bienestar que reconectó con la música y empezó a componer canciones, a colgarse la guitarra por las tardes, y con un puñado de letras se reunió con su manager, Robert Stigwood, y le dijo que estaba listo para volver a la escena musical.
Eric Clapton había pasado los últimos meses alejado del mundo en la granja de los Ormsby-Gore, por eso el ambiente ideal para cerrar su ciclo de desintoxicación era esa ciudad que en aquella época se ofrecía como una postal paradisíaca frente al turquesa del Atlántico: Miami. Robert Stigwood se había ocupado de alquilarle a Clapton una casa frente al mar, en Miami Beach, en 461 Ocean Boulevard, de reservar los Criteria Studios y coordinar con un equipo de músicos para que tocaran juntos. Miami y los Criteria Studios no le eran ajenos a Clapton, en ellos grabó Layla, eso ayudó a que las sesiones en Criteria fueran inspiración y goce pleno, y Clapton no tardó en encontrar su mejor versión artística y grabó covers como “Willie and the Hand Live” y “Steady Rollin’ Man” y temas originales compuestos por terceros.
Con lo único que no estuvo satisfecho fue con el performance de una pieza que no conocía, llamada “I Shot The Sheriff”, propuesta por George Terry, uno de los músicos, en una de las sesiones a las que llegó con el vinilo para mostrarla; de un cantante y su banda de reggae que Clapton tampoco conocía: Bob Marley & The Wailers. El tema “I Shot The Sherriff” a Clapton le encantó, pero el resultado, a su parecer, no le hacía justicia a la versión original, lo suyo no era el reggae, aunque la insistencia del resto del crew logró que “I Shot The Sheriff” formara parte del set de canciones que pronto serían el nuevo álbum de Eric Clapton.
Las grabaciones en Criteria duraron un mes, el resultado fue el disco 461 Ocean Boulevard, cuya portada es una imagen de la casa, estilo Art Decò, techo de estuco y fachada de palmeras, en la que Clapton se hospedó en Miami Beach. 461 Ocean Boulevard significó el gran retorno de Clapton a la música, con una gira de seis meses y cuarentainueve conciertos en Estados Unidos, Europa y Asia, y además una de sus obras bandera, y el hit del álbum fue “I Shot The Sheriff”, elegido como single promocional por la disquera RSO, que hasta ese momento era una canción desconocida en el mainstream y que logró escalar al Top número 1 en los rankings de las emisoras del Reino Unidos y Estados Unidos.