Escribe Pedro Medina León
La literatura de Miami se debe en buena cuenta a sus personajes. Probablemente las novelas más icónicas sean las de Charles Willeford y su detective Hoke Moseley, y el legendario Travis McGee que vivía en un bote -luego Sonny Crockett viviría en uno también- de John D.Mac Donald sea uno de los clásicos más importantes del noir en los Estados Unidos. Y la lista en el contexto anglo es larga, hasta nuestros días. En el caso de la literatura en español, que después de las antologías Viaje One Way y Miami [Un]Plugged, ha abierto sus puertas a todas las comunidades y la producción aumenta cada día, el narrador argentino, Gastón Virkel, ha puesto sobre el tablero a Lasticön: el primer poeta maldito de South Beach. Maldito Lasticön nació como un folletín semanal y en cada entrega el autor trazaba una hoja de ruta de adrenalina, sexo y poesía por los alleyways de South Beach. Entrañable y detestable, Lasticön sienta un precedente en las letras locales y deja abierta la puerta, ojalá sea así, para próximas entregas.
Desarrollaste una carrera en televisión por muchos años, guionaste y dirigiste una largometraje. Y ahora llegas a la literatura. ¿Cómo se da esa transición o no lo definirías cómo transición, y si este fuera el caso, entonces, cómo y por qué decides explorar la escritura desde lo literario?
Creo que han corrido de manera paralela. Publiqué mi primer cuento hace más de 20 años en Argentina. En 2017 publiqué en USA Cuentos atravesados con mis mejores relatos escritos a través de los años. Llevo 5 años trabajando en una novela que sacaré a la cancha el año que viene. Maldito Lasticön representa para mí cierta consolidación como escritor, algo que me debía. Una especie de declaración de principios.
¿De qué manera se apropian el cine y la tv de tu literatura? ¿Sientes que te beneficia o son registros tan diferentes que probablemente te obstaculizan?
Creo que atravesamos un momento de una producción literaria inusitada. Y para sacar la cabeza, para intentar destacarse, hay que echar mano de todo lo que uno tiene. Creo que mi estilo tiene un carácter muy visual que se aprecia a lo largo de todo mi trabajo. Dicho esto, en el caso de Maldito Lasticön, este rasgo tiene que haberse manifestado con creces porque fue concebido como una serie de streaming. Fue originalmente publicado como folletín en un digital mag de Estados Unidos con el que colaboro. Esta novela por entregas y las series de TV o de plataformas de streaming comparten rasgos estructurales y de lenguaje que me resultaron extremadamente útiles.
Después de haber leído tu libro, no me atrevería a imaginar que tanto Lasticön como su historia con sexo delirante y adrenalina, pudieran tener lugar en otro espacio que no fuera Miami Beach. ¿Es algo que te planteaste antes de encarar este proyecto. Si no fuera el caso, entonces ¿por qué ambientas esta ficción en Miami Beach?
El Miami Beach de Lasticön es el mismo espacio geográfico en el que me movía cuando me mudé hace casi 20 años. Me gusta el contraste que se establece entre esa banalidad turística que tanto reditúa económicamente y la poesía, que para mí representa los intentos de la ciudad por hachar raíces, por convertirse en una opción cultural atractiva. Y el resultado da una poesía maldita.
Yo siempre digo que existen muchos South Beach distintos representados por sus calles a solo una cuadra de distancia. Ocean Drive, la calle más cercana al mar, fake Miami para el turismo. Collins, con sus hoteles art decó, mezcla visitantes y lugareños en busca de un poco más sofisticación. A Washington Avenue, el maldito la llama Trashy Avenue. Y más allá, condos art decó, vida casi vegetal en bicicleta y flip flops. Maldito Lasticön traza un corte transversal donde se lleva por delante todos esos universos con un tren de poesía maldita, absurdo y humor negro.
Es tu debut en los libros, apuestas por romper con lo tradicional y nos presentas una nouvelle y además en un formato de serie de TV. ¿Por qué asumes ese riesgo?
Pasemos a la siguiente. (Risas). Suena muy bien la pregunta, no debería responderla. La verdad, no lo percibo como un riesgo. Lasticön nació como un desafío, un experimento para establecer una relación recurrente con los lectores. Las herramientas de las series, —pienso en los cliffhangers por ejemplo, o establecer los arcos dramáticos de los personajes desde un comienzo—, servían orgánicamente al proyecto tanto en su concepción como durante escritura. Cuando concluí su publicación, cuando lo reuní en un word y empecé a leerlo en papel, me dí cuenta que tenía esa nouvelle que se prestaba para el “binge reading”. Presiento que se trata de literatura y a la vez de entretenimiento. Un buen sneak peek a mi trabajo. Volviendo a tu pregunta, insisto en que no lo percibo como un gran riesgo.
Desde hace algunos años tu firma aparece en antologías de narradores que escriben en español en Estados Unidos, eres escritor columnista para diversos medios en español en Estados Unidos, y haces gestión cultural con las entidades literarias más importantes de Miami como The Miami Book Fair o Books & Books y eres un referente en el circuito literario del país. Tienes, pues, una visión bastante completa del panorama literario en español en Estados Unidos, ¿cuál es tu opinión al respecto en el plano actual y cómo lo ves a futuro? ¿Cuáles son las principales ventajas y desventajas de este movimiento?
Las ventaja y las desventajas son las mismas. Lo que representa un obstáculo para la promoción de la literatura en español en los Estados Unidos, por otro lado resulta liberador. Hernán Vera Alvarez, escritor argentino —pero miamense por adopción— sostiene que a esta ciudad le faltan mitos y fantasmas. Lo cito en la nouvelle. Lasticön, el poeta maldito, viene a colaborar con su absurdo para empezar a resolver esa cuestión. Hay en el país una proliferación de editoriales independientes, de escritores que ya no están de paso y de medios digitales para apoyarlos. Por ahora muy a pulmón. Tenemos una escritora y académica de Massachusetts que acuñó el hashtag #NewLatinoBoom para referirse a todo esto. En el caso particular de Miami, con su Feria del Libro, la más importante de USA, existe una especie de mini boom con una vida literaria creciente. Los autores que pasan por allí quedan sorprendidos con la experiencia sobre todo por los prejuicios con los que llegan. Que son los mismos que traje yo mismo hace 18 años. Siento que algo va a pasar con Miami. Pronto. Keep you posted.