Hannibal Lecter: ¿Por qué nos atrae lo oscuro y lo complejo?

Cuando llegué al primer encuentro entre Hannibal Lecter y Clarice Starling algo en mí cambió. No fue terror; fue fascinación.

Publicado

21 Dic, 2024

Escribe Karina Miñano

El olor del libro más antiguo que tengo (Impresiones de viaje, de Alejandro Dumas, primera edición de 1842) me llevó de regreso a una tarde específica, cuando encontré un ejemplar desgastado de El silencio de los inocentes en una tienda de libros de segunda mano. Ya había visto la película y el personaje de Hannibal me había dejado intrigada. Sin pensarlo mucho, lo compré, a pesar de que llevaba poco dinero. Algo en la portada, ese ojo de la polilla que parecía prometerme secretos que el cine no alcanzó a revelar, me obligó a llevármelo.

Recuerdo que me senté en un parque cercano y leí las primeras páginas muy rápido, y cuando llegué al primer encuentro entre Hannibal Lecter y Clarice Starling algo en mí cambió. No fue terror; fue fascinación. Lecter no era un villano cualquiera. Había algo magnético que me inquietó. Desde ese momento, Hannibal Lecter se convirtió en un referente cada vez que reflexiono sobre la complejidad de los personajes.

Como escritora, me preocupo por crear personajes profundos y reales. Los protagonistas suelen llevarse la mayor parte de la atención, pero para mí, los antagonistas son el verdadero desafío. Son ellos quienes desnudan las habilidades de un autor. Y cuando pienso en antagonistas, Hannibal Lecter es uno de los ejemplos más alucinantes y complejos que existen. Desconstruirlo se ha vuelto un ejercicio para aprender de su profundidad y aplicar esas lecciones a mis propios personajes. Porque Hannibal no es solo un villano; es un enigma, un espejo que nos obliga a enfrentar la dualidad de lo humano y lo monstruoso.

Hannibal Lecter y Clarice Starling
Hannibal Lecter y Clarice Starling

El encanto del depredador intelectual

Una de las primeras cosas que salta a la vista de Lecter es su inteligencia irresistible. En El silencio de los inocentes (1988), su capacidad para leer a las personas con una precisión escalofriante queda clara desde su primer encuentro con Clarice. Cada palabra, cada pausa, está calculada para desarmar emocionalmente a su interlocutor. Pero no lo hace de manera burda; su manejo del lenguaje es elegante, casi poético. Hannibal parece un orfebre de las palabras.

Thomas Harris, su creador, lo construyó como un personaje que se nutre de la sabiduría. Políglota, amante del arte, la música clásica, la literatura y la medicina, algo así como un ideal de erudición. Sin embargo, Harris no lo presenta solo como un genio, sino que lo coloca en situaciones donde su intelecto se convierte en un arma letal. En Dragón rojo (1981), el primer libro donde aparece, Lecter manipula a Will Graham, un hombre intuitivo pero vulnerable psicológicamente. Con una mezcla de carisma y sadismo, Lecter penetra las grietas emocionales de sus oponentes y los lleva a lugares oscuros.

Thomas Harris, autor del clásico sobre el caníbal intelectual.

La moralidad de lo inmoral

La moralidad de Lecter es otro aspecto que lo hace único. Aunque asesina sin piedad, opera bajo un código moral retorcido. En la novela Hannibal (1999), por ejemplo, sus víctimas suelen ser personas que considera vulgares o corruptas. Una escena emblemática es cuando obliga a Paul Krendler a comerse su propio cerebro, un acto grotesco que, dentro de la lógica de Lecter, está cargado de una justicia irónica. No es alguien que mate al azar; elige a sus víctimas basándose en principios que, aunque retorcidos, tienen coherencia para él.

Este aspecto nos lleva a cuestionar nuestras propias ideas sobre el bien y el mal. ¿Qué define en realidad a un monstruo? ¿Es el acto en sí o la falta de remordimiento? Hannibal no es un asesino irracional; es un hombre con una filosofía que nos desafía a mirar más allá de las categorías simplistas. Y es en esa incomodidad donde radica su fascinación.

El magnetismo de Hannibal Lecter

Es imposible hablar de Hannibal Lecter sin mencionar su carisma y la interpretación magistral de Anthony Hopkins, quien le dio vida en la pantalla grande. A pesar de sus crímenes, Lecter es un personaje que seduce tanto a los otros personajes como al lector. Esto se debe, en parte, a su refinamiento. No solo mata; lo hace de manera casi artística. Sus cenas son un homenaje macabro a la alta cocina. En Hannibal, hay una escena en la que prepara un banquete con música clásica de fondo, creando un contraste perturbador entre la belleza de la atmósfera y la naturaleza de sus actos. Su relación con Clarice Starling es un ejemplo perfecto de esto. Aunque nunca cruza la línea hacia lo romántico, existe una tensión emocional que eleva cada interacción entre ellos. Hannibal respeta a Clarice, la ve como una igual, y esa conexión es uno de los aspectos más intrigantes del personaje. Nos recuerda que incluso los más oscuros pueden establecer vínculos humanos profundos.

Escena del traslado de Hannibal Lecter

El eneagrama de un psicópata refinado

Para quienes estudian la psicología de los personajes, el eneagrama es una herramienta poderosa. Este sistema identifica nueve tipos principales de personalidad, cada uno con sus motivaciones, miedos y comportamientos centrales. Hannibal Lecter encarna una mezcla de los tipos 5 (El Investigador) y 8 (El Desafiador). Como tipo 5, busca comprender el mundo a través del conocimiento. Su curiosidad insaciable lo convierte en un experto en múltiples disciplinas. Por otro lado, como tipo 8, necesita controlar su entorno y rechaza cualquier vulnerabilidad. Su capacidad para intimidar y dominar refleja este aspecto de su personalidad.

En mi propia escritura, he comenzado a aplicar el eneagrama para construir personajes más ricos y auténticos. Este enfoque me permite explorar no solo cómo actúan, sino por qué lo hacen. Hannibal, con su combinación de tipos 5 y 8, muestra cómo estas facetas interactúan para crear un personaje complejo, que opera en los extremos del conocimiento y el poder.

El eneagrama, junto con los arquetipos de Jung, es utilizado por muchos escritores, como Jeff Kitchen,  y cineastas para diseñar personajes. Un ejemplo notable es el director David Victori, quien ha admitido usar el eneagrama para profundizar en las motivaciones y conflictos internos de sus personajes. Estas herramientas permiten crear figuras llenas de matices, que conectan con el público de manera visceral.

La infancia de Hannibal: las raíces de la oscuridad

Ningún análisis de Hannibal Lecter estaría completo sin explorar su trágica infancia. En Hannibal: El origen del mal (2006), Thomas Harris revela los eventos traumáticos que moldearon al joven Hannibal. Durante la Segunda Guerra Mundial, perdió a sus padres y presenció cómo unos soldados asesinaron y devoraron a su hermana menor, Mischa. Este horror inimaginable dejó cicatrices profundas que alimentaron su visión distorsionada de la humanidad.

Aunque estas experiencias explican en parte su comportamiento, no lo justifican. Hannibal no es solo una víctima de su pasado; es un hombre que toma decisiones conscientes, por retorcidas que sean. Harris nos obliga a reflexionar sobre cómo el trauma y las elecciones individuales moldean a una persona, sin caer en simplificaciones.

Este es el orden en que debes leer las novelas de Hannibal

Construyendo antihéroes inolvidables

Hannibal Lecter es un ejemplo magistral de cómo construir personajes literarios memorables. Una lección clave es la importancia de la dualidad. Los personajes planos rara vez perduran. En cambio, aquellos que oscilan entre lo humano y lo monstruoso capturan nuestra atención.

Otra lección es el poder de los detalles. Harris no solo nos dice que Lecter es culto; lo muestra a través de sus acciones y elecciones, desde las obras de arte que adornan su celda hasta las piezas de música que escucha. Como escritores, debemos recordar que los detalles no solo describen; construyen.

Finalmente, Lecter nos enseña la importancia de la empatía hacia los antagonistas. Aunque sus actos son condenables, Harris nos permite ver el mundo desde su perspectiva. Esa empatía hace que el personaje resuene con el lector.

Una reflexión sobre la humanidad

Hannibal Lecter es más que un personaje; es un espejo que refleja nuestras contradicciones. En él, vemos cómo la inteligencia puede crear y destruir, cómo la moralidad puede distorsionarse y cómo el carisma puede ocultar una profunda oscuridad. Harris nos lleva a cuestionar lo que significa ser humano. Como lectora, Hannibal Lecter me fascinó por su profundidad. Como escritora, me ha enseñado a buscar las contradicciones que dan vida a los personajes. Y como ser humano, me ha llevado a cuestionar los límites entre el bien y el mal. Quizá, al final, todos llevamos un poco de esa dualidad que Hannibal Lecter representa: un anhelo de comprender el mundo y una fascinación por las sombras que nos habitan.

Karina Miñano
Karina Miñano (Países Bajos) es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad San Martín de Porres, Perú. Ha cursado estudios de posgrado en Escritura Creativa en la Universidad Internacional de Valencia y la Universidad de Alcalá de Henares. Ha publicado la novela Remolino de sueños (2021), así como relatos y poesía en antologías como La Ninfa Eco: Writers from Across the World, Letras rotas, Dolores del alma, y Licencia para mentir, prologado por el poeta Benjamín Prado. Conduce el programa de poesía Por debajo de la pluma para la plataforma cultural Cuéntame un libro en las redes sociales.

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