Una entrevista de Gabriel Rimachi Sialer.
Julio Cabrejos es periodista y escritor de libros para niños. Su literatura retrata la niñez que vive y crece en la ciudad de Lima, y sus personajes van descubriendo los misterios de la calle y de la vida misma: un mundo lleno de aventuras y peligros reales. Autor de «Pequito, el aventurero» interesante trilogía sobre un niño lector que vive del día a día gracias a la venta de caramelos en las calles, este año resultó finalista del Premio Altazor de Novela Infantil con «Asteroides». Conversamos con él sobre sus personajes, sus proyectos a futuro y lo que le viene significando escribir en medio de esta cuarentena.
Tus personajes infantiles siempre han aterrizado en la ciudad, viven historias que imaginan, como en el caso de «Pequito, el aventurero», los niños investigadores de «Fer y Maru, detectives de mascotas», «Sebastián y la Huerta Perdida» o la más reciente «Asteroides». ¿Por qué ese gusto por retratar lo urbano cuando la tendencia es, más bien, lo fantástico o la fantasía?
La ciudad es un elemento central en mis historias porque es un lugar prohibido y peligroso para los niños. Ellos empiezan a crecer cuando exploran, vamos a llamarla, «la tierra prohibida». Pero esas dudas de traspasar la línea y todo lo que pasa por la cabeza del protagonista es lo que realmente me gusta explorar. Ponerlo en aprietos y que al final salga del remolino con el último hilo de respiración, pero airoso. Por eso que sigo explorando ese ambiente urbano que me dices, porque creo que hay pequeños lectores que también prefieren explorar con mis historias lugares desconocidos de su propia ciudad. Y si bien lo fantástico se lee bastante, creo que las aventuras de algunos de mis personajes entran también en la tendencia de lo fantástico. Un ejemplo de ello es «La huerta perdida».
En «La Huerta Perdida» el protagonista se muda de un distrito de clase media, como Magdalena, a un distrito más popular y opuesto, como Barrios Altos. El contexto ubica al lector adulto en la época de la primera crisis del gobierno aprista ¿Cuánto del autor hay en esa historia?
Mi infancia la pasé en Barrios Altos durante la época de la crisis política y económica de los 80s. La época del terrorismo, los apagones y el miedo de mi mamá porque mis hermanas llegaban tarde de estudiar, marcó mucho mi niñez. Pero en medio de toda esa violencia siempre había tiempo para jugar, para ir al Parque de las Leyendas o prestarnos la bicicleta para dar la vuelta a la manzana. Pero mi niñez no era completamente libre. Tenia una madre que vigilaba mis pasos, pero los niños somos rebeldes y nos encantaba explorar más allá de nuestras fronteras. Barrios Altos era un barrio fascinante.
La visión que el niño tiene de su barrio siempre es la de una ciudad enorme, llena de calles y lugares secretos. En tu caso, la cercanía del cementerio y las historias de fantasmas jugaron con el tiempo a favor de tu literatura…
Sí. Bastante. Las historias de fantasmas eran muy comunes en mi casa. Una vez un brujo fue a limpiarla con agua bendita. Una ceremonia que debería haber sido solemne, para nosotros terminó en risotadas cuando vimos que el chaman empezaba a escupir por todas partes de la casa. Yo vivía a unas cuadras del cementerio. Lo exploré con mis amigos en esa época, nos quedábamos hasta antes que cerraran para jugar a las escondidas. Allí aprendí lo que era un mausoleo y conocí la tumba de los héroes de la guerra. Cuando leía los nombres de las lápidas, siempre saltaba la pregunta: ¿Quién habrá sido esa persona?

De las historias para niños aventureros pasas a una de chicos un poco más grandes con «Asteroides», una historia muy interesante por el escenario que plantea: la soledad de los pre adolescentes y los peligros y el dolor que provoca el maltrato escolar.
Asteroides fue la novela que escribí para el concurso de literatura infantil de Altazor. Quise contar una historia de violencia escolar pero en torno a un elemento común que uniera a los protagonistas y esta era la máquina de pinball Asteroides. En el colegio uno conoce varias historias de maltrato, son comunes. Generalmente se da por violencia familiar y la baja autoestima de los que son abusados. En el cuento surge una historia de amistad que se pone a prueba muchas veces; sin embargo nos encontramos con una realidad mucho más dura de la que pensábamos al terminar de leer el libro.
¿Cómo recibiste la noticia de ser finalista del concurso? ¿Qué ha significado para ti como autor?
Contento. Pensé que la historia no iba a encajar con los gustos del jurado. Que me había pasado de la edad que querían o que esperaban algo más fantástico. Si bien este año no tuve la suerte de llevarme el premio, siento que fue un reconocimiento a mi trayectoria como escritor.
¿Cómo crees que les está afectando esta cuarentena histórica a los niños? ¿Has pensado en escribir algo a partir de este momento que es terriblemente común a todo el mundo?
Primero que es una pena que se pierda prácticamente el año escolar. Pero también hay que verlo como una oportunidad. Regresar a contar historias. Juntar a la familia y leer juntos una aventura. Es una oportunidad de oro para los padres y así educar a sus hijos llevándolos de la mano y formarlos en la lectura y en valores que prácticamente han desaparecido en estas épocas, como ser solidarios con el prójimo. Pero hay otras realidades. Hogares disfuncionales donde el padre o la madre ejerce la violencia con los hijos en el marco de este encierro. Creo que muchos necesitarán terapia cuando acabe todo esto. Y los niños, desgraciadamente, son los que más sufren por esta situación. Por eso no hay que agobiarlos con estos problemas. Lo padres, insisto, tienen una labor importante de enseñanza.

¿Leías con tus padres cuando eras niño? ¿Qué recuerdos tienes de esos momentos?
Mi papá es periodista. Él me enseñó a leer con los titulares del diario donde trabajaba. Me fui familiarizando con las enormes letras azules del diario Expreso. No me leían una historia, pero siempre me inculcaron la lectura como diversión. ¿No te gusta saber cosas? Me decía mi mamá. Este libro tiene todas las respuestas, y me ponía en la mesa El gran libro de preguntas y respuestas de Carlitos.
Finalmente, ¿qué estás escribiendo ahora? ¿Publicarás un nuevo libro este año?
Imagino que saldrán luego muchas publicaciones sobre la pandemia e historias increíbles de personas que «sobrevivieron» a la cuarentena y nos pondremos a discutir luego cuál es la más impactante de todas. No me gustaría ser parte de esa legión. Pero lo que sí tengo claro es que mis historias tendrán un rumbo diferente después de que pase todo esto. Este año me estoy presentando a otro concurso. Vamos a tentar suerte con la nueva aventura que tengo en mente.