Escribe Paolo de Lima
Mallorca (Colmillo Blanco, 2024), sugestiva novela corta de Alfredo de Cossío (Lima, 1982), sigue la mirada de un joven peruano que cursa una maestría en Creación Literaria en Barcelona mientras intenta escribir una novela-ensayo sobre el escritor chileno Roberto Bolaño, quien pasó sus últimos años en el municipio de Blanes, cerca de esa ciudad mediterránea. A lo largo de la narración, una voz interna, suerte de daimon (entidad espiritual o guía interior), lo acompaña constantemente, apremiando su reflexión sobre la escritura y su lugar en el mundo literario. En sus talleres y conversaciones con otros aspirantes a escritores –argentinos, colombianos, mexicanos– surge un denominador común: la obsesión por el reconocimiento y el peso de la violencia en sus países de origen. La novela también hace referencia a otros escritores influyentes, como Javier Cercas, Rodrigo Fresán, Andrés Neuman, Enrique Vila-Matas y Juan Pablo Villalobos, cuyas voces y estilos parecen resonar en las inquietudes del protagonista. El joven se ve también marcado por recuerdos de viajes a París y Nueva York, donde recorre los lugares que habitaron figuras literarias como Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Émile Zola, Marguerite Duras, Ernest Hemingway, Julio Cortázar y Mario Vargas Llosa, y se proyecta como una suerte de “viajante del cosmos”, lo que remite desde el mundo inconsciente a una referencialidad a la ciencia-ficción. En Nueva York, el protagonista se ve influenciado por la huella dejada por Paul Auster, Don DeLillo, Andy Warhol y el mítico Studio 54. De esta manera, la novela se enriquece con una reflexión sobre la literatura y el arte como un medio de conexión entre lugares, momentos y personas, transformándose en un relato por derecho propio. En el fondo, Mallorca narra el hondo deseo del protagonista de escribir dicha novela-ensayo sobre Bolaño, una obra que, a medida que avanza la trama, se convierte en un relato personal y contemplativo sobre el proceso mismo de la escritura. Es precisamente ese relato, con todas sus dudas y revelaciones, lo que el lector termina leyendo. Con una prosa ágil y perspicaz, De Cossío traza un retrato generacional donde la literatura no solo es un objetivo, sino sobre todo una forma de lidiar con la identidad y el desarraigo. A seguir profundizando en su valioso trabajo creativo.

Spartacus. Corazón de fuego (Gatoviejo, 2024), cuarto poemario de Mary Soto (Lima, 1959), se compone de cuatro secciones y treintaiún poemas que trazan “una alegoría poderosa: la rebelión de los esclavos” (7), como señala José Antonio Mazzotti en el prólogo. Espartaco, el insurgente del imperio romano, reaparece como símbolo de las luchas contemporáneas (latinos en Estados Unidos, africanos en Europa, peruanos -quechuas, aimaras, afros-, palestinos…), con lo que la autora resignifica la opresión y la resistencia, estableciendo un diálogo entre el pasado y el presente. El poemario culmina con “Tuerca”, que paso a transcribir: “Arrojada como un guijarro / a la vida / un número más / anónimo y silencioso / minúscula tuerca del engranaje / y luego la nada” (91). Este cierre enfatiza la deshumanización del individuo dentro de sistemas opresivos, un eco de la rebelión que atraviesa toda la obra. Desde la poesía, Mary Soto nos recuerda que la historia de la resistencia es cíclica y que la lucha por la dignidad sigue vigente.

El nuevo gusano saltarín (Nueva York Poetry Press, 2024), de Isaac Goldemberg (Chepén, 1945), reúne cincuenta poemas que exploran la muerte desde una perspectiva visceral y tangible. Con versos breves y de una extensión que evoca el cuerpo de un gusano, la obra retrata la descomposición como un proceso inevitable y orgánico: “cuenca / del ojo / que no vela”; “sobre la piel, / casi hueso”; “sus cenizas / ardían / en ojos, / manos, / boca”. Esta visión de la muerte no se plantea desde la solemnidad, sino desde una sensualidad perturbadora que asocia el ciclo de la putrefacción con el deseo y la fecundidad. Goldemberg fusiona la decadencia del cuerpo con un erotismo crudo, donde la tierra se vuelve receptáculo de una energía vital que persiste más allá de la desaparición física: “duna / que se abre / al semen / del sol”; “el olor / a molusco / de la tierra / lo arrecha”; “húrgame / en el sabor / del orgasmo”. A través de esta imaginería, el poemario revela la estrecha relación entre eros y tánatos, entre la vida que se extingue y la pulsión que la reconfigura en un nuevo orden natural.

Avistamientos. La retórica poética desde el animal y el ayahuasca (Horizonte, 2024) de Enrique Bruce Marticorena (Lima, 1963) es una obra que ahonda en las conexiones entre la poesía, la naturaleza y las percepciones alteradas, a través de un particular enfoque que entrelaza la visión lírica con las experiencias de los enteógenos (sustancias que inducen experiencias espirituales). El ensayo se organiza en tres capítulos – “El camino al animal y al ayahuasca”, “El poeta animal” y “El poeta ayahuasca”–, donde el autor no solo explora el vínculo entre el ser humano y el reino animal, sino también la relación entre la experiencia poética y las visiones provocadas por el ayahuasca. En su análisis, Bruce Marticorena reivindica una forma de conocimiento complementaria a la razón, sugiriendo que las experiencias perceptivas alteradas no son antagónicas con el pensamiento lógico, sino que abren una puerta a una comprensión más profunda del mundo. El primer capítulo se presenta como un enfoque autobiográfico que combina lo académico con lo emocional, tejiendo reflexiones personales sobre la percepción y el lenguaje. En el segundo capítulo el autor examina la a-sociabilidad característica de la poesía lírica, haciendo énfasis en la distinción moral de los humanos –la moral racional o discursiva– frente a la moral relacional que gobierna a los animales y establece una conexión entre ellos. Esta moral relacional no solo los une entre sí, sino que también actúa como un puente hacia los seres humanos, invitándonos a reconocer nuestra afinidad con el reino animal. Finalmente, el tercer capítulo se centra en las visiones generadas por el ayahuasca amazónico, explorando la relación entre sus propiedades terapéuticas y las formas poéticas que pueden emerger de estas experiencias. A través de este estudio, Bruce Marticorena desafía nuestra visión tradicional del mundo y nos invita a reconsiderar nuestras limitaciones perceptivas, sugiriendo que, al igual que los animales, los humanos podríamos estar llamados a redescubrir una forma de conocimiento más amplia y expansiva. De esta manera, Avistamientos no solo se presenta como un ensayo académico, sino como una provocadora reflexión sobre los límites de la percepción humana y la posibilidad de acceder a un entendimiento más orgánico y holístico de la realidad.

Ya nadie respeta mis decisiones (Paracaídas, 2024) de Pedro Casusol (Lima, 1986) es un atractivo libro que combina reportaje periodístico (incluyendo entrevistas, material visual y manuscritos) con análisis literario. A través de esta investigación, que reflexiona sobre la construcción del canon literario y la mediación editorial, Casusol aborda la “obra transgresora para la época” (y el entorno que se tejió respecto a su legado) de la joven autora de “muerte prematura” María Emilia Cornejo (Lima, 1949-1972) en función de “resolver una polémica literaria” (como reza el anuncio impreso en la carátula) en torno a sus poemas póstumos, resolución que se da en los siguientes términos: “Tras lo expuesto, podemos asumir que, en la poesía de Cornejo, los títulos que conocemos con su firma, tanto en los tres poemas publicados en la revista Eros [‘Como tú lo estableciste’, ‘Soy la muchacha mala de la historia’ y ‘Tímida y avergonzada’], que fueron intervenidos, como en su libro póstumo [En la mitad del camino recorrido], cuyos poemas han sido seleccionados, ordenados y divididos en cinco secciones, fueron entregados a los lectores tras pasar por una serie de filtros, sin duda ajenos a la voluntad de su creadora” (63). De este modo, Casusol no solo reconstruye el proceso editorial que transformó la obra de Cornejo, sino que también somete a revisión la autoría y las intervenciones que sufren los textos tras la muerte de sus creadores. Su libro es un ejercicio de investigación que invita a repensar la relación entre la literatura, la memoria y las decisiones que otros toman sobre los legados artísticos.
