Alonso Rabí conversa con Mario Bellatín

Una entrevista de Alonso Rabí para el programa «Entre Libros» El escritor y conductor Alonso Rabí entrevistó en México a Mario Bellatín para el programa literario de TV Perú «Entre Libros», de donde hemos transcrito esta más que interesante entrevista donde el escritor mexicano nos sumerge en su poética y su forma de concebir la escritura […]

Publicado

29 Jul, 2017

Una entrevista de Alonso Rabí para el programa «Entre Libros»

El escritor y conductor Alonso Rabí entrevistó en México a Mario Bellatín para el programa literario de TV Perú «Entre Libros», de donde hemos transcrito esta más que interesante entrevista donde el escritor mexicano nos sumerge en su poética y su forma de concebir la escritura y el mundo literario, y cuestiona los procesos de estandarización de la literatura que crea «escritores comestibles»: la gran tragedia actual.

Siempre me llamó la atención el concepto de tu escuela de escritura donde estaba prohibido escribir.

Era un principio retórico donde habían dos elementos: no se puede enseñar a escribir ¿no?, porque igualmente iba a tener el primer crítico que me dijera ¿a qué escuela fue Dostoievsky, a qué escuela fue Kafka, Rimbaud? y precisamente como no se puede enseñar a escribir, yo quería crear un espacio que escapara a los lugares establecidos donde se supone que se «enseña a escribir» o donde la gente se acerca a la escritura. (…) Por otro lado, el de las técnicas, de alguna forma, al momento de enseñar de una manera concereta lo que es la escritura, ya desde ese momento se está estandarizando una enseñanza, y justamente lo que yo busco como lector de literatura, cine o teatro, etc, es el quiebre, el lenguaje propio, que es lo que buscamos todos, la idea de que lo que estamos viendo o leyendo, nadie más lo puede hacer. Yo creo que por eso tenemos autores preferidos.

Más de una vez has mencionado que Robbe-Grillet es un autor importante para ti…

Bueno, es importante pero por default, por odiarlo, porque Robbe-Grillet sirvió como punto de inflexión para que el Boom pueda lanzarse mundialmente. Nos hemos olvidado, cuando hablamos de los movimientos literarios latinoamericanos, que los vemos muchas veces de manera autónoma. No sabemos qué estaba pasando por ejemplo en Europa, donde después de la Segunda Guerra Mundial se necesitaba una literatura determinada, y justamente lo que estaban haciendo Robbe-Grillet o Perec, etc, estaba yendo a reflejar esa tragedia, esa destrucción, ese no ir más, y curiosamente nos echaron el pato a nosotros, los latinoamericanos, que teníamos que cumplir el rol de escribir las literaturas que ellos no podían hacer. Entonces Latinoamérica como un espacio de salvación de estas literaturas nos significó retroceder al siglo XIX. Para mí era demasiado curioso y hasta sospechoso que nos obligaran -en esa época- a hacer la literatura que ellos precisamente no podían hacer. Porque si ellos hacían una literatura nacionalista, costumbrista, indigenista, realismo urbano, no sé, todo lo que supuestamente conforma ese canon latinoamericano, devenía en una literatura fascista, porque si eso lo hacían en Alemania pues era fascismo puro.

Sobre el Boom como «grupo de escritores»

Eran un grupo de escritores que en solitario escribían bien, y de pronto los juntaron a todos, les dijeron que contestaran lo mismo, les pusieron una etiqueta y de pronto todos se fueron a pique. No hubo uno que se salvara, fue el peor favor que se le puede hacer a un escritor ¿no? agruparlos, estandarizarlos, hacerlos comestibles, hacerlos accesibles para una gran masa. Y no son para una gran masa. No se sabe qué es, para empezar. Un escritor no sabe lo que está haciendo, entonces con mayor razón no se puede poner eso en manos de una serie de comerciantes, que tratan de hacer dinero. Y eso creo que es justamente la tragedia actual.

Alguna vez te referiste a la literatura latinoamericana de los 80 como un periodo oscuro.

Oscurísimo, oscurísimo, espantoso, ¿narrativa latinoamericana? a ver dime un autor, por favor, ya ni siquiera nos acordamos. Y justamente quedan de esa generación -que tienen 10 años más que yo y no sé cómo fue que lo hicieron- Bolaño y César Aira. Lo que me interesa de Bolaño es precisamente lo que no debió haber hecho en este grupo de revolucionarios, poetones que van por las cantinas, etc; y que yo siento que el peor error que pudo haber cometido Bolaño (así como el peor error que cometió Virginia Woolf fue haber escrito «La habitación propia» porque opacó todo el resto de su obra, genial), fue haber escrito la primera parte de «Los detectives salvajes», pues es inmediatamente como se lee ahora en el mundo: como un respiro para estos maestros de la academia europea que van marcando la pauta, que habrán dicho «ah, mira, otro autor cincuentero»; otro grupo de borrachines, perdedores, que van contra el sistema, realistas, toda esa primera parte me parece el horror.

Para cerrar el tema de los 80´s, época de tu primera novela «Mujeres de sal», que después has dejado de reconocer como tu obra…

No es así, pero cuando voy a casa de alguien y encuentro ese ejemplar, me lo robo… y lo destruyo.

A partir de ahí hay un decantamiento ¿no? es decir: leer tus libros plantea en el lector un reto de lectura y creación, y en eso encuentro yo el nexo con la vanguardia.

Pero el problema de las vanguardias literarias es que sacrificaron el mensaje, y yo creo que nunca se debe sacrificar el mensaje. Y todos hicieron eso: el surrealismo, el dadaísmo, la escritura automática, ese sacrificio del mensaje… Vallejo no sacrifica el mensaje, al contrario, lo exacerba,va directo a tus arterias a tus huesos húmeros a tus orejas de burro del Perú, te estremece; Vallejo no estaba dentro de las vanguardias clásicas. Yo me pregunto ¿por qué crecimos con el mito de que Vallejo había nacido en el año 1700, 1600? ¿no? y el mito… y murió y no sé qué y de pronto uno ve las fotos y… primero que Picasso lo dibuja, luego está brindando con Tzara, yo quiero saber qué migrante va a llegar a París ahora y va a estar con Houllebecq, va a estar con Satié o Sophie Calle y va también a hacer una pieza en concreto ¿no? Hay mucho de mito y siempre yo no sé qué mano negra,  no sé si la izquierda que quería como atraparlo y de pronto esos grandes manifiestos de «traigamos los restos» de Montpellier a San Borja, la Avenida Aviación, no sé dónde querían enterrarlo ¿no?

¿Para qué escribe Mario Bellatín?

Etiqueta es epitafio. Es «mira, ya te entendimos, ya te clasificamos, next». Y ¿por qué escribo? No lo sé pero puedo plantear la pregunta al revés: ¿de qué valieron tantos años tirados a esto? Llegué a una conclusión honesta: para no ver a nadie que no quiera ver. Logré ese extraño privilegio. Yo no recibo, yo no veo o yo no tengo que tratar con alguien con quien no quiero tratar. Y eso es impresionante ¿ah? Puedes ser el más millonario del mundo pero siempre tienes que tratar con alguien que no quieres ver: un empleado, un súbdito, un esclavo o lo que sea. Yo logré mi autonomía humana.

La entrevista en vídeo aquí:

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