Entrevista: Peter Kornbluh y la diplomacia encubierta entre Cuba y Estados Unidos

Una entrevista de Gabriel Rimachi Sialer. Peter Kornbluh  es director del «Archivo de Seguridad Nacional» de los Estados Unidos, una oficina dedicada a la investigación, seguimiento, desclasificación y exposición de documentos secretos vinculados a hechos que han marcado la historia de los países del mundo, y ha participado como testigo en varios de los juicios […]

Una entrevista de Gabriel Rimachi Sialer.

Peter Kornbluh  es director del «Archivo de Seguridad Nacional» de los Estados Unidos, una oficina dedicada a la investigación, seguimiento, desclasificación y exposición de documentos secretos vinculados a hechos que han marcado la historia de los países del mundo, y ha participado como testigo en varios de los juicios más importantes de la historia de América Latina, entre ellos, el de Pinochet y Alberto Fujimori.

«Diplomacia encubierta» es un trabajo de investigación que expone la relación histórica entre Cuba y Estados Unidos, y desnuda a los personajes que participaron en ella como espías, contactos, informantes o puentes. Personalidades de la talla de García Márquez -que fungió de puente entre Castro y Clinton a través de su intérprete, una allegada a la Casa Blanca-, o Joe Donovan, el célebre abogado que participó en la negociación de los militares americanos en la Unión Soviética (cuya historia fue llevada al cine en la cinta con Tom Hanks «Puente de espías»), desfilan en este libro imprescindible para entender esa parte de la historia que aun hoy no termina de resolverse del todo. Un libro apasionante y ampliamente recomendado.

Portada de la edición realizada por el Fondo de Cultura Económica.

Portada de la edición realizada por el Fondo de Cultura Económica.

Tu relación con el Perú tiene larga data, y es una de las razones por las que ahora te dedicas a realizar este tipo de investigaciones.

Hace cuarenta años yo viví aquí, en Miraflores, en Tarata, estudié en la Católica un semestre, tuve de profesores a personajes ahora famosos en la política peruana, como Henry y Franklin Pease. Recuerdo que mi clase de etnohistoria con Franklin fue la más difícil, pero Henry llegó a ser director de Desco y entonces me interesé por la historia política del Perú. Mi oficina en Estados Unidos es sumamente interesante, se llama Archivo de Seguridad Nacional, parece muy siniestro el nombre, suena a nombre de biblioteca de la CIA ¿no? Pero, al contrario, somos una organización que empuja a la CIA y otras agencias del gobierno norteamericano -y  otros gobiernos alrededor del mundo, como Perú- a que sean mucho más transparentes y dejen salir los documentos secretos para que podamos discutir y debatir sobre las políticas extranjeras en las relaciones internacionales, de una manera mucho más democrática.

El slogan de la oficina es para despertar el miedo de cualquier agencia.

El eslogan de la oficina es “documentos o muerte”, porque somos muy agresivos al momento de solicitar la liberación de documentos oficiales alrededor del mundo, incluyendo el caso Fujimori y los cargos contra él. Nosotros obtuvimos muchos documentos, trabajamos directamente con la Comisión de la Verdad para recomendar qué documentos deberían pedir del gobierno norteamericano para apoyar la investigación. Muchos de los documentos que investigamos fueron usados en el juicio contra Fujimori, y mi colega Keith Doyle y yo participamos como testigos en el juicio.

Estos documentos sobre qué denuncias en específico iban.

Eran documentos sobre la matanza de la Cantuta, sobre Chavín de Huantar, y se demostró que fue él quien dio la orden para matar a estas personas. El otro caso fue Barrios Altos. Los documentos contenían conversaciones que Fujimori tenía con el Embajador de los Estados Unidos, donde era obvio que Estados Unidos le había indicado a Fujimori que sus propios militares estaban involucrados en estas masacres, y las fechas de estas conversaciones databan de mucho antes que él dijera que “había escuchado del grupo Colina”. Yo personalmente estuve comprometido en colocar veintiún documentos desclasificados, autenticarlos legalmente en los Estados Unidos, pasarlos de una manera profesional al embajador de Perú en Washington y ellos los enviaron a los jueces. Todo se realiza de una manera oficial pues son documentos considerados como evidencia. Hemos hecho esto en muchos casos, el de Fujimori es bastante famoso y fue modelo para el resto del mundo. Hemos trabajado también en el caso Pinochet y los militares chilenos en el caso de abuso contra los derechos humanos. Tenemos casos en Guatemala, Costa Rica, México, El Salvador, Argentina, hemos trabajado mucho en la Operación Cóndor… usted sabe que el acto final de la Operación Cóndor se realizó aquí en Lima, con el secuestro y desaparición de ocho personas, durante el gobierno de Morales Bermúdes, que ahora enfrentan juicios en Italia. Este preámbulo entonces es para que vean de qué va el trabajo que nosotros realizamos. El libro sobre Cuba tiene que ver entonces sobre las relaciones secretas entre Cuba y los Estados Unidos, la importancia histórica que ha tenido la normalización de relaciones con Barack Obama y Raúl Castro.

En estos documentos donde se menciona el conocimiento que tenía Fujimori sobre lo que suceden en su momento ¿se menciona también a Montesinos?

Sí, claro, aunque los documentos más importantes sobre Montesinos continúan secretos, y este es un proyecto a futuro para encontrarlos y mostrarlos, para que los peruanos y norteamericanos puedan tenerlo, pero es muy difícil. Montesinos pasó información a los Estados Unidos, pero no fue buena información por lo que la CIA rompió relaciones con él. Entonces empezó a colaborar con el Pentágono, que tiempo después decidió que no podían confiar en la información que él les brindaba y también dejaron de tener contacto con él. Este es Vladimiro Montesinos, un criminal puro, pero hay un archivo sobre él debido a estas relaciones. Dentro del gobierno americano hubo un debate sobre estas relaciones con él, incluso hay un estudio que se mantiene secreto. Yo he realizado algunas peticiones bajo la ley de libertad de información para obtener ese archivo pero han pasado años y seguimos trabajando en esto. Mira, cuando sabemos que hay archivos que son importantes para peruanos, chilenos,  mexicanos, argentinos y americanos, nosotros no paramos de empujar hasta lograr la desclasificación de esos documentos.

¿Ustedes trabajan con documentos cuya desclasificación responde a una fecha de vencimiento, o exigen –sabiendo la importancia de lo que solicitan- que ese documento existe y se libere?

Hacemos las dos cosas. Nosotros buscamos comprender qué tipos de agencia generaron cuántos y qué tipo de papeles, informes, cables, mensajes. Nuestra oficina está a la vanguardia de la protección de los correos electrónicos dentro del gobierno norteamericano. Antes de nosotros no se consideraba al correo electrónico como un documento federal, ahora están bajo la ley de protección. No se pueden destruir. Antes de “Diplomacia encubierta” escribí un libro sobre Pinochet y los Estados Unidos, que se llama “El archivo Pinochet” (Ed. Crítica),  hemos colocado documentos donde se confirma su rol en el asesinato de Orlando Letelier en Washington, en un acto de terrorismo internacional, por sus órdenes de desaparecer a las personas en Chile, por robar veinte ocho millones de dólares del pueblo chileno y depositarlos en más de cien cuentas bancarias secretas en las Islas Caiman, hay muchos documentos sobre esto.

Trabajaste además, y mucho, el caso Schneider.

Trabajé mucho en el caso de René Schneider, asesinado en octubre de 1970 durante la operación de la CIA de parar a Allende. Tuve acceso a documentos donde se confirma el conocimiento de Kissinger sobre esta operación de secuestrar a Schneider, y le di esa información a la familia, que llegó a Washington para realizar un juicio civil contra Kissinger , que fracasó finalmente. Seguimos entonces tratando de obtener documentos que tengan relevancia en casos judiciales, en casos importantes y las relaciones internacionales. Es difícil obtener documentos clasificados , por eso es que este libro sobre Cuba es importante, porque reúne documentos desclasificados luego de cincuenta años e incluso información reciente, y crean un precedente para que el presidente Obama siga en su política de normalizar relaciones con Cuba. El libro salió 10 semanas antes de ese gran acuerdo histórico y ya tiene 9 ediciones.  Yo creo que es una de las victorias más importantes –sino la única- del gobierno de Obama, reconocer que las acciones de los Estados Unidos fueron un insulto a Cuba, un problema grande en las relaciones interamericanas.

Gabriel García Márquez entregó al presidente Bill Clinton un mensaje secreto de Fidel Castro, con una propuesta para poner fin a la crisis de los balseros en agosto de 1994. Fue durante una cena ofrecida por el escritor William Styron y su esposa Rose en Martha’s Vineyard. De izquierda a derecha: John O’Leary, García Márquez, la señora Styron, Hillary y Bill Clinton, Patricia Cepeda, William Styron y Carlos Fuentes (Foto: cortesía de los autores)

Gabriel García Márquez entregó al presidente Bill Clinton un mensaje secreto de Fidel Castro, con una propuesta para poner fin a la crisis de los balseros en agosto de 1994. Fue durante una cena ofrecida por el escritor William Styron y su esposa Rose en Martha’s Vineyard. De izquierda a derecha: John O’Leary, García Márquez, la señora Styron, Hillary y Bill Clinton, Patricia Cepeda, William Styron y Carlos Fuentes (Foto: cortesía de los autores)

¿Sería cierto entonces que la muerte de Kennedy se debió a su intención de tender puentes para la normalización de las relaciones con Cuba?

Tengo mucha experiencia con esa pregunta y las teorías de la conspiración, porque la derecha tiene su teoría de conspiración donde Fidel Castro mandó a matar a Kennedy porque sabía que este último quería asesinarlo. Y la teoría de la izquierda dice que la CIA y los exiliados cubanos querían asesinar a Kennedy por no intervenir militarmente en Playa Girón, la Bahía de Cochinos, y porque ellos de alguna manera sabían que Kennedy estaba buscando llegar a un acuerdo con Fidel Castro. Yo, que  como historiador he prestado mucha atención a estos momentos, debo decir que no estoy de acuerdo con ninguna de las partes. Es una historia muy complicada. En el libro hay una parte donde se confirma que Kennedy tenía un emisario en Cuba, hablando con Fidel Castro, en el momento en que llega la información de que Kennedy acababa de ser asesinado en Dallas (el periodista John Daniel, que en el libro aparece en una foto con Fidel dos días antes de la muerte de JFK). Este periodista tuvo una reunión con JFK en noviembre de 1963, donde le confió que iría a Cuba a entrevistar a Castro. En esta época no era posible políticamente negociar con Fidel Castro, porque la CIA trabajaba con los exiliados, estamos en medio de la Guerra Fría. Entonces para comunicarse, Kennedy usó tres intermediarios importantes. Primero fue James Donovan, que fue interpretado por Tom Hanks en la película “Puente de espías”, hace poco. Luego fue una periodista mujer, cosa rara porque era un mundo de hombres. Ella empezó a llevar mensajes, su departamento se convirtió en un centro de llamadas internacionales. Cuando Kennedy muere, estaban a punto de organizar una cita secreta entre JFK y Elí Vallejo, un alto representante de Castro. Luego estuvo Daniel, un periodista francés que conversó con Kennedy en octubre luego de la crisis de octubre, intentando establecer una relación con Castro para solucionar problemas entonces en común vinculados a la revolución. Al momento de pasarle esta noticia, Kennedy es asesinado. Daniel no puede volver con la respuesta de Castro, y éste le dice: “Aquí se acabó tu misión de paz”.

El rol de García Márquez es importante porque él funciona como un puente entre ambos gobiernos.

No siempre, pero sí en la administración Clinton. García Márquez tenía una relación fuerte con Clinton pero tenía una relación aún más fuerte con Castro. Él era una persona que tenía la confianza de ambos lados, eso es sumamente importante. García Márquez fue un escritor y un personaje, no fue un actor internacional político, él quería relaciones buenas entre Cuba y los EE.UU. y utilizó su fama y personalidad como acceso para ello. Cuando habla con Clinton lo hace de una manera muy franca y honesta, incluso cándido. Es una historia tan interesante como la forma en que Jimmy Carter y Castro utilizaban hasta cuatro personas para poder comunicarse. Es otro nivel de negociación. Por eso ahora es tan importante cambiar esta relación, porque la situación de muchos cubanos en los Estados Unidos sigue siendo dramática.

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