Círculo de Lectores
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Stephen King, más real que nunca

En el mundo de los bestsellers el nombre de Stephen King es un sello de garantía desde hace cinco décadas. Pero no todo fue siempre maravilloso

Publicado

4 May, 2025

Escribe Ybrahim Luna

En el mundo de los bestsellers el nombre de Stephen King es un sello de garantía desde hace cinco décadas. Exactamente, desde 1974 cuando publicó su novela de terror “Carrie”, que versa sobre la venganza de una adolescente que descubre y da rienda suelta a sus poderes telequinéticos. Desde entonces, más de sesenta novelas y colecciones de relatos del prolífico escritor nacido en 1947 en Portland (Maine — Estados Unidos), han inundado las mesas de noche de millones de lectores amantes del miedo. Obras como “El misterio de Salem’s Lot”, “Cementerio de animales”, “It”, “El resplandor”, “La zona muerta”, “Misery”, “En el umbral de la noche”, etc., forman parte de la cultura popular gracias a su nivel de ventas y sus versiones en la pantalla grande y chica.

En la actualidad, el septuagenario King, amado por sus seguidores y visto con escepticismo por los críticos, sigue tan productivo como antes. Su incombustible postura antiTrump es un clásico en las redes sociales. King, que conoció la pobreza y superó la adicción al alcoholismo y otras sustancias, no solo es celebrado por una legión de entusiastas y singulares fans, sino también por instituciones serias. En 2003 recibió la medalla de la National Book Foundation, en 2007 el Grand Master de la asociación Mystery Writers of America, y en 2015 la National Medal of the Arts de manos de Barack Obama.

Stephen King en su primer estudio en Maine.

Pero no todo fue un camino despejado en la vida del apacible King. Un suceso estuvo a punto de retirarlo del juego antes de tiempo, un hecho que bien podría ser el argumento de uno de sus cuentos de terror. En junio de 1999, el escritor se hallaba en su casa ubicada en un paraje al oeste de Maine, un lugar tranquilo rodeado de bosque y con la mayor parte de sus pistas sin asfaltar. En ese ambiente King daba largas caminatas que le ayudaban a ordenar ideas y ahuyentar los bloqueos creativos. King y su esposa, Tabitha Spruce, estaban felices porque habían recibido la visita de sus tres hijos y de su primer nieto.

El 19 de junio, el escritor (entonces de 51 años) se disponía a dar una vuelta mientras esperaba la noche para ir al cine con su familia. No tenía idea de lo que le esperaba. Al promediar las cuatro de la tarde, luego de caminar un largo trecho, llegó hasta la carretera central y se dispuso a continuar su trayecto por el arcén hecho de grava, en sentido contrario al de los carros. Caminaba por un tramo empinado que impedía ver lo que había del otro lado.

Justo antes de llegar a la cima, King tuvo una décima de segundo para percatarse de que algo venía a velocidad por el mismo arcén desviándose de la carretera. Se trataba de una camioneta celeste marca Dodge que lo impactó y lo hizo volar por los aires como un muñeco, haciéndolo caer malherido junto a una cuneta detrás del polvoriento vehículo que había frenado tarde. El primer recuerdo que tuvo fue la borrosa placa de la camioneta y la espeluznante visión de tener la mitad de su cuerpo torcida hacia la derecha. La sangre que emanaba de su cabeza le empañaba la vista.

Intentando comprender qué había pasado, buscó con la mirada hasta dar con un hombre sentado cerca de él. Se trataba de Bryan Smith, un desprolijo conductor con varias infracciones de tránsito, que le aseguró que había pedido auxilio a las autoridades y que no se moviese porque tenía las piernas rotas.

Pero ¿qué había distraído a Bryan Smith para salirse del camino? Las investigaciones judiciales determinaron que se trató de su rottweiler ‘Bullet’. El perro, que acompañaba a Bryan ese día, había olido la carne que el conductor llevaba en una nevera en la parte trasera del vehículo. Bryan intentó ahuyentar a su mascota. El conductor tenía la cara medio volteada, una mano en el timón y la otra entre el perro y la carne cuando se adentró imprudentemente en el margen del camino y ocasionó el accidente.  

King perdió el conocimiento por momentos, pero no la noción del dolor. A tiempo llegó una ambulancia con un técnico en emergencias médicas que lo serenó. El escritor fue trasladado al Northern Cumberland Hospital donde pidieron su traslado en helicóptero al Central Medical de Maine por la gravedad de las heridas. En el trayecto aéreo, el escritor tuvo un colapso de pulmones que casi le cuesta la vida. Ya en sala de emergencia, adormecido por la morfina, fue sometido a una operación para salvarle la pierna derecha que se había fracturado en nueve partes. De igual modo presentaba una rodilla partida en dos, una fractura de cadera, la columna astillada en ocho partes, cuatro costillas quebradas, un desgarro del cuero cabelludo y de la piel que cubría una clavícula.

A pesar del duro diagnóstico, y tras varias operaciones para colocarle y retirarle varillas de acero de la pierna, King pudo abandonar el hospital luego de tres semanas. El resto de la dolorosa rehabilitación física y emocional pudo ser realizada en el hogar.

El conductor Bryan Smith fue condenado a seis meses de prisión no efectiva y al retiro de su licencia de conducir por un año. Stephen King hizo una descripción detallada de esta tragedia en un capítulo de su libro autobiográfico “On writing” (Mientras escribo), en el que, al conocer que la motivación de Bryan Smith para subirse a la camioneta ese día fue la urgencia por comprar unas barras de chocolate, escribió: “Me entero del detalle después de unas semanas y pienso que ha estado a punto de matarme un personaje de una de mis novelas”.

Ybrahim Luna
Ybrahim Luna (Cajamarca, 1979). Ha publicado los poemarios “Criador de pilotos” (2009) y “Todos los santos” (2021), el libro de cuentos “De corresponsal a cómplice” (2010) y el de relatos breves “Vértebras” (2024). Fue finalista de la bienal de cuento “Premio Copé 2022”. Ha colaborado con medios periodísticos como “La República”, “Revista Ideele” y “Hildebrandt en sus trece”.

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