En 2014 la escritora norteamericana de ficción especulativa, fantasía y ciencia ficción, Ursula K. Le Guin, recibió el prestigioso National Book Award. Durante la premiación, Le Guin criticó a Amazon por el control que ejercía sobre la industria editorial, refiriéndose específicamente al tratamiento que esta empresa dio a la editorial Hachette Book Group durante un conflicto sobre la publicación de libros electrónicos; su discurso recibió una gran atención por parte de los medios de comunicación dentro y fuera de los Estados Unidos y fue transmitido dos veces por la cadena de radio pública estadounidense NPR. Lo reproducimos a continuación.
«Gracias Neil, y a todos los que me ofrecieron este hermoso reconocimiento, mis gracias de todo corazón. Mi familia, mi agente, editores, sepan que mi presencia acá es su labor tanto como la mía, y que este hermoso reconocimiento es tanto como para ellos como para mí. Y yo disfruto al aceptarlo, y compartirlo, con todos los escritores que fueron excluidos de la literatura durante tanto tiempo, mis compañeros autores de fantasía y ciencia ficción – Escritores de la imaginación, quienes durante los últimos 50 años vieron estos hermosos reconocimientos ir para los así llamados realistas.
Creo que vienen tiempos difíciles cuando estemos buscando las voces de los escritores que puedan ver alternativas de cómo vivir ahora y que puedan ver a través de nuestra sociedad afligida por el miedo y sus tecnologías obsesivas hacia otras formas de ser, e incluso imaginar algunos terrenos reales para la esperanza. Necesitamos escritores que puedan recordar la libertad, poetas, visionarios, los realistas de una realidad más amplia.
En la actualidad, pienso que necesitamos escritores que sepan la diferencia entre la producción de una mercancía de mercado y la práctica de un arte. Desarrollar material escrito que se ajuste a las estrategias para maximizar el beneficio corporativo y ganancia publicitaria no es lo mismo que publicar o escribir un libro responsable. (Gracias, valientes que aplauden)
Aún así, veo que las editoriales les han dado control a los departamentos de ventas; veo a quienes me publican en un pánico absurdo de ignorancia y avaricia, cobrando a las librerías públicas por un libro digital seis o siete veces más que lo que le cobran a los usuarios. Acabamos de ver a un especulador tratando de castigar una editorial por desobediencia y a escritores amenazados por una FETUA corporativa, y he visto a muchos de nosotros, los productores que escribimos los libros, y hacemos los libros, aceptar esto. Ver a los especuladores de mercancía vendernos como desodorantes, y decirnos qué publicar y qué escribir.
Saben, los libros no solo son mercancías. La motivación por el ingreso frecuentemente está en conflicto con los propósitos del arte. Vivimos en el capitalismo. Su poder parece inescapable. Así parecía el divino derecho de los reyes. Cualquier poder humano puede ser resistido y cambiado por seres humanos. La resistencia y el cambio frecuentemente empieza en el arte, y muy a seguido en nuestro propio arte. El arte de las palabras.
He tenido una larga carrera y una muy buena. Ahora aquí, al final de ella, realmente no quiero ver la literatura Americana vendida al primer postor. Nosotros que vivimos de escribir y publicar queremos- y debemos demandar- nuestra parte justa de las ganancias. Pero el nombre de nuestro hermoso reconocimiento no es el ingreso: es el nombre de la Libertad.
Gracias».