Martín Rodríguez-Gaona

«Wunderkammer, las musas y otras mutaciones», de Martín Rodríguez-Gaona

Este libro confirma a Martín Rodríguez-Gaona como una de las propuestas poéticas más estimulantes del panorama castellano actual.

Publicado

7 Abr, 2025

Escribe Paolo de Lima

Wunderkammer, las musas y otras mutaciones (Madrid: Huerga y Fierro Editores, 2024), el nuevo poemario de Martín Rodríguez-Gaona (Lima, 1969), es una obra dividida en dos secciones –“Mitos, sensaciones y artefactos”, con treinta y ocho poemas, y “Fábula de Aracne”, con siete– que se presenta como un espacio de exploración donde el mito, la historia y la experiencia personal se entrelazan para construir un paisaje poético dotado de consistencia y sentido. El término wunderkammer alude a los antiguos gabinetes de curiosidades, espacios en los que se acumulaban objetos extraordinarios para asombrar y expandir el conocimiento. Esta idea permea el libro en su estructura y contenido: cada poema es una pieza singular que, en conjunto, configura un cosmos de contemplación y reflexión. La obra invita al lector a recorrer un museo imaginario en el que las palabras adquieren la textura de artefactos preciosos.

El libro de Rodríguez-Gaona establece un diálogo constante con la tradición literaria. Referencias a autores clásicos como Ovidio y Marco Manilio conviven con guiños a la música y la cultura contemporánea tanto “culta” como massmediática, convirtiendo al poemario en una obra intertextual que se nutre de múltiples voces. Sin embargo, su mayor logro no es la mera acumulación de citas eruditas, sino su capacidad para revitalizar estos referentes, dotándolos de nuevas resonancias a través de una mirada singular. Por ejemplo, su diálogo con Ovidio queda explícito desde el epígrafe inicial del poemario, tomado de la Metamorfosis: “¿Quién me impide cantar a las estrellas cada vez que nacen y mueren? Son parte de mi promesa. ¡Dichosos los corazones que se preocuparon de conocer esta realidad y de subir a las celestiales moradas!” (9). La idea de ascender a las “celestiales moradas” y el elogio a quienes buscan el conocimiento dan lugar a la dimensión filosófica del poemario.

Ovidio, poeta de la transformación y el mito, se convierte en un referente que estructura la mirada del autor hacia la realidad, proponiendo una poesía que no solo observa el mundo, sino que lo resignifica a través del cambio y la transfiguración. Esto se encuentra en sintonía con la exploración del tiempo, la memoria y la fugacidad, temas recurrentes en Wunderkammer. Por otro lado, Rodríguez-Gaona no solo cita a Ovidio, sino que hereda su impulso reflexivo, integrando el pensamiento mítico y astronómico en una exploración del lenguaje y la experiencia humana. Esto se evidencia en la mención de Marco Manilio, otro poeta latino que especuló sobre la estructura del cosmos y la relación entre el destino y las estrellas.

Poeta peruano Martín Rodríguez-Gaona

La mencionada presencia de Manilio y su influencia en la visión cosmológica del poeta se hace patente en este fragmento: “Marco Manilio, en el Astronomicón (siglo I d.C.), sostuvo que la tierra no se extendía en amplias llanuras (la creencia habitual), sino que estaba encerrada en una esfera que al mismo tiempo empieza y termina en cualquier punto” (13). Estas referencias no solo conectan la obra con la tradición clásica, sino que la proyectan hacia una exploración contemporánea del lenguaje y el pensamiento. La presencia de Marco Manilio no es una simple evocación erudita, sino una clave fundamental para entender su exploración del lenguaje como un destello del orden (y el caos) del universo.

En la cita, la idea relacionada al planeta Tierra remite directamente a la concepción estoica del destino y la interconexión entre todas las cosas, una perspectiva que impregna la estructura del poemario. En Wunderkammer esta concepción del mundo como un sistema cerrado donde los eventos se pliegan y despliegan en ciclos incesantes se hace patente a su vez en estos versos: “Todo pasado es un cadáver / aguardando pacientemente en el armario / desde el que surgirán constantes / y diminutos conflictos, a la manera de sucesivas / pruebas de laboratorio” (19). Aquí, la idea de repetición y destino se materializa en una metáfora visual que sugiere una estructura cósmica donde el tiempo y la memoria se entrelazan de manera inevitable.

Así, Rodríguez-Gaona no solo rinde homenaje a Manilio, sino que reinterpreta su pensamiento para integrarlo en una exploración contemporánea del lenguaje y la percepción, donde la poesía se convierte en un intento por ordenar el caosmos (como diría James Joyce) de la experiencia. En paralelo, en Wunderkammer el acto de nombrar y poetizar aparece como una forma de resistencia contra la transitoriedad, un intento por capturar lo efímero en un universo de imágenes evocadoras. Esta intención se percibe en pasajes como el siguiente: “Escuchando en silencio / la irrupción de un agujero negro, / el cuerpo curtido / se aburre, teme y espera / el calor y el contraste, por otro lado admirable, / entre delicadeza y locura” (15). Estos versos plasman la tensión entre la fugacidad y la persistencia, una oscilación entre el asombro y el temor ante lo desconocido. La imagen del agujero negro simboliza un vacío insondable, mientras que el cuerpo, al mismo tiempo expectante y desgastado, encarna la lucha por encontrar sentido en la inestabilidad. Así, el poema transforma la percepción del tiempo y la experiencia en una exploración de contrastes, donde la poesía intenta fijar lo efímero antes de que se disuelva.

La riqueza visual del poemario es otra de sus virtudes. A través de imágenes evocadoras, el poeta nos sumerge en un universo sensorial que oscila entre lo tangible y lo onírico: “La noche infinita en la que mejor te mueves / y en la que despiertan tus objetos / en deslumbrante retahíla: los libros / a medio leer –tratados eróticos de la China / antigua, catálogos de Seurat, ediciones / bilingües de Mallarmé-, partituras, / cajas de medicina, unos patines algo gastados, / medias negras ceñidas y bordadas con encaje” (18). Este pasaje ilustra la cadencia envolvente de la escritura de Rodríguez-Gaona, donde cada objeto convoca una atmósfera de extrañamiento y belleza, como si emergieran de un inventario onírico dispuesto con precisión. La acumulación de objetos a modo de inventario evoca una sensación de movimiento y de un caos cuidadosamente articulado, como si cada elemento flotara en una especie de museo personal y fragmentario. Esta enumeración detallada refuerza la idea de la Wunderkammer como un espacio donde lo cotidiano y lo extraordinario conviven, generando una experiencia sensorial que envuelve al lector en una realidad a la vez familiar y enigmática.

Otro de los ejes temáticos del libro es la relación entre el cuerpo y la memoria, la percepción sensorial y la fugacidad de la experiencia. La escritura se convierte en un registro de lo efímero, en un intento de capturar lo inasible: “En la penumbra, antes de que surja la aurora: / Seres tan hermosos, en su caída, / que podrían ser la nada” (88). El ritmo, la musicalidad y la disposición espacial de los significantes juegan un papel fundamental en la obra. Con versos fluidos, encabalgamientos y variaciones métricas, el poeta construye un discurso que transita entre la oralidad y la introspección. Hay momentos en los que la cadencia se acerca al susurro, mientras que en otros adquiere la fuerza de un himno, generando una experiencia de lectura que es tanto intelectual como sensorial. De este modo, la combinación de ritmo, musicalidad y exploración formal que atraviesa la obra de Rodríguez-Gaona encuentra su culminación en Wunderkammer, las musas y otras mutaciones, un poemario que desafía las expectativas y ofrece un viaje poético lleno de imágenes sorprendentes, referencias culturales diversas y una exploración reflexiva del lenguaje.

Su riqueza radica en la capacidad de fusionar lo antiguo con lo contemporáneo, lo tangible con lo abstracto, brindando una experiencia de lectura que invita a múltiples interpretaciones. Además, este poemario se sostiene sobre una fluida linealidad discursiva conversacional que caracteriza a la poesía de Rodríguez-Gaona desde sus inicios. Este rasgo se manifiesta en la naturalidad con la que sus versos avanzan, desplegando un tono coloquial que, sin perder densidad conceptual, se articula en una cadena discursiva que fluye con aparente sencillez. Tal linealidad permite que el poeta recorra temas complejos y heterogéneos con una voz que se mantiene cercana y accesible, lo que refuerza la sensación de diálogo constante con el lector.

En definitiva, con su atractiva factura formal y su capacidad para articular un universo de referencias culturales y estéticas, este libro confirma a Martín Rodríguez-Gaona como una de las propuestas poéticas más estimulantes del panorama castellano actual. Su escritura logra conjugar tradición y modernidad, creando un espacio en el que lo erudito y lo cotidiano coexisten con coherencia y naturalidad.

Paolo De Lima
Paolo de Lima es doctor en Literatura por la Universidad de Ottawa (Canadá), editor de los volúmenes Lo real es horrenda fábula (2019) y Golpe, furia, Perú. Poesía y nación (2021). Es autor de los estudios La Última Cena: 25 años después. Materiales para la historia de la poesía peruana (2012) y Poesía y guerra interna en el Perú (1980-1992) (New York, 2003). Ha publicado también el dossier Perú: los poemas del hambre (Puebla, 2018). Es, a su vez, autor de los poemarios Cansancio (1995 y 1998), Mundo arcano (2002), Silenciosa algarabía (2009), reunidos en Al vaivén fluctuante del verso (2012), Soliloquios (2022) y Ottawa (2022).

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