Escribe M. Sareyni López
Desde niñas, como mujeres, se da una normalización de la violencia, del silencio. Una especie de nulificación que se reproduce, que reproducimos, que va generando en el ser mujer una especie de culpa, de reproches, de ignominia propia. Magnolia Vázquez reflexiona sobre esto, maneja la culpa, la soledad y la difícil relación con Ese Animal Voraz que la Familia, no solo la de la autora, la tuya la nuestra.
Dividido en dos partes: Me como mi pasado y Pero yo defiendo la locura.
Esta primera parte (Me como mi pasado) gira en torno a la identidad familiar y la personal, una introspección sobre su historia y herencia cultural: El silencio. Mismo que se va dando en la infancia y en el hacer de la mujer), silencio que de alguna forma todas arrastramos/reprimimos.
Así arranca /arrasa Magnolia:
«Mi boca es mi mano. De niña fui silenciada. La
palabra del adulto única autorizada para decir
hablar opinar expresar deseo expresar poder.
Aprendí a callar. Enmudecí. Tragué mis palabras
y la de los otros. Las de mi padre mi madre mis
abuelas. Mis abuelos se salvan, ellos silenciados por
sí mismos. Ignoro por qué. Hice lo mismo. Cerré mi
boca. Enmudecí.
Crezco. Lentos mis pasos. Me niego ser adulto.
Resisto ser uno de ellos castrante represor impío.
Tanto aprehendí el mandato calla calla calla
que mi boca balbucea cuando se abre. Lágrimas
interminables parecen mis primeras palabras
derramadas con pudor con temor. Me escucho
dudosa vacilante vacía.»
Después de este epílogo de largo aliento (por explicar de un modo sencillo esa rrecapitulación de lo que será su discurso poético) nos adentramos a Retrato de Familia. A una geología del recuerdo familiar, donde explora y va desentramando desde la historia de sus padres, hermanos hasta la de sus abuelos y tíos, la dinámica en sus relaciones, los modos y formas culturales que se heredan y nos influyen/marcan, y refleja cómo estas relaciones moldean su/nuestra identidad.
Así, desarrolla una reflexión/explicación de cómo sus padres se conocieron, el terruño en el que se asentaron y formaron su hogar, el vínculo (nuevamente) que la conecta de manera distinta con su madre (mismo que le es difícil deshacer años después y que le representa una lucha en su proceso de transición a la adolescencia y de descubriendo personal).
Encontramos tan bien, un momento muy representativo por la carga simbólica cultural que significa, cuando su abuela que al cumplir quince años (la poeta), le obsequia un reloj, lo que trae consigo miedos, dudas y ciertas angustias, así como también otras posibilidades pues representa el paso a la adultez, la presión del tiempo y el cumplimiento de las expectativas sociales. Tal carga, se siente en los versos, tal angustiada por la idea de crecer y las responsabilidades que esto conlleva.
Cada “construcción” de aquí en adelante, se intercala entre esa genealogía del recuerdo familiar y la defensa su locura. Esa «locura» que es la representación de la rebeldía de la inconformidad al eterno femenino, al calla calla.
No solo nos hace reflexionar respecto a la identidad familiar, introduciéndonos a la historia familiar desde estos terruños, o «Ese pueblo llamado Simón Sarlat», igualmente a la conexión emocional y los recuerdos que tiene de su infancia en relación con esos integrantes de su familia. Como la historia de un tío que, al darle nombre a su hijo, espera que éste herede cualidades positivas, pero también teme que adquiera rasgos negativos. O la decepción al descubrir la crueldad de sus hermanos hacia los animales, lo que cambia su percepción de ellos. Este acto de violencia infantil le impacta profundamente como si la violencia representara un riesgo inherente a la herencia familiar, lo cual es un peso que se siente a lo largo de toda la obra.
Así la perdida no está excepta de la vida humano, como lo fue la muerte del tío Roger que ocurre tras un atropello, justo después de que había compartido buenas noticias con su madre. A pesar de que también ocurren distintas muertes incluyendo a la abuela y otros tíos, es la muerte del tío Roger de las más dolorosa, ya que el representa a ese luchador por la justicia, y afecta profundamente a su madre. Así se van desentramando muchas historias, como la serenata inesperada a su madre (La madre no responde, y el padre permanece en silencio en su cuarto), el incidente con una serpiente en la casa de su abuela o el momento que lo cambia todo cuando decide por la locura antes que volverse loca.
«¿qué hago aquí? Si me quedo me voy a volver loca»
El impacto de la muerte con los seres queridos desentramas algunas historias como en la vida de Viki y Sole [Grabando…]. La pérdida de su madre y hermanos que ha dejado una huella profunda en ambas, afectando su salud mental y emocional.
Viki, es un evento que marca a la familia, se puede apreciar una espinosa desolación en ella al sentir que sus hermanos la han abandonado, lo que intensifica su soledad y sufrimiento. Por otra parte, Sole se siente responsable de cuidar a Viki, pero también experimenta el agotamiento emocional por la carga que todo esto le representa.
La historia de Viki, si se quiere tomar desde un punto de vista reflexivo, aborda (no solo) la lucha contra la enfermedad mental y el deseo de encontrar la paz. Es de cierta manera, la búsqueda por la libertad a su sufrimiento, lo que la lleva a un desenlace trágico. Su deseo de escapar de la realidad y encontrar la paz se convierte en el motor de su decisión final, poner fin a sus pesares. Es (si se quiere) una búsqueda de la libertad, y en ese estado de liberación, está la humanización y recuperación de su cuerpo e identidad, un suceso tan humano que toca al lector en el acto mismo de la decisión liberadora de Viki.
En esa estructura narrativa está la historia de la tía Beti [Epílogo], que ilustra el impacto de la locura en la familia y cómo se enfrentan a los prejuicios, los estigmas y el desconocimiento.
«Beti, así se llama mi tía, la hija menor y la loca de mi familia paterna. Ella… enloqueció a los trece años de edad.»
En Beti, se muestra la lucha familiar, por un lado, de entender a Beti, por el otro, de cuidarla a pesar de ella misma. Una persona que ha sobrevivido con esquizofrenia durante muchos años. La relación entre Beti y su hermana Zoila es fundamental, mostrando el sacrificio y la dedicación, pues la locura no es un tema que afecte únicamente a Beti, sino a la dinámica familiar y la percepción de los demás en su entorno. Se desentrañan miedos, confusiones de cada uno sobre la locura mostrando cómo estas experiencias han moldeado la vida de otros.
Aunque nunca se verbaliza de manera directa, en la obra sí se manifiesta modos de convivencia y tratos entre padres/madres e hijos, los momentos de vulnerabilidad y la forma en que cada integrante busca cariño y conexión familiar, la cuestión de pertenencia y comunicación. En la figura del padre están las palabras escasas y a menudo hirientes, pero igual los actos de noble amor y de momentos aventureros, una figura de autoridad, pero a su vez vulnerable. La imagen de la madre es una figura que ejerce entre el amor, el dolor, la resignación, la violencia y el sacrificio, la percepción es que sobre su felicidad antes está la preocupación por la felicidad de sus hijos.
La voz en Off es la que rompe el silencio del mandato “calla, calla”. Se pasa del silencio a la voz de la mujer. Del desarrollo en silencio a voz poética. Y comienza, a partir de aquí la protagonista a resistir, hasta que logra mudarse a la Cd. Méx. Algo que provoca un cambio drástico no solo en la vida familiar con su madre y su vínculo, donde algo se fractura, se grieta, sino en lo personal que marca el inicio de su lucha por adaptarse a un entorno y situación diferente. Un encuentro con su seguridad.
Y entramos en otra etapa de su vida, el encuentro con el desconocido, o más bien con lo desconocido, se cuestiona el legado de dolor y sufrimiento que se transmite de generación en generación. Y la capacidad para aceptar la felicidad algo que siempre pesa. se revela la lucha interna entre la identidad y la alienación. Nos permite reflexionar también como lectores con esa Voz en Off, los momentos en que nos sentimos ajenos nosotros mismos, al levantarnos y lavarnos la cara y sentir que el reflejo es de una desconocida/do.
Hay puntos que pueden remitir a la Mujer rota de Beauvoir porque son los personajes centrales figuras femeninas, que, aunque en otro contexto, sí en las mismas condiciones: la de mujer. El del silencio, esos mismos conflictos una mirada al entorno matrimonial, el entorno patriarcal y ese supuesto dominio matriarcal y su dependencia, la lucha para elegir la vida que desea vivir, es como el apunte de una sobreviviente: a la carga cuesta de su herencia, a su manera de ir despojándose (pero no desinteresándose) de ese “calla, calla” que esas figuras en su familia se vieron en la obligación y necesidad de asumir de un modo u otro. Y hay una tierna empatía de solidaridad de entendimiento hacia ellas.
Pero lejos de todo esto, también tiene una intensión diferente: se rehúsa y busca un cambio de piel, entre ese silencio y su voz con el impacto de la poesía en su vida. Que nos reconstruye a través de un viaje de la memoria y el recuerdo, donde a los ojos infantes se revelan los secretos de cada familiar.
En cuanto a la línea poética de la obra, lo que más destaca en su construcción es el versolibrismo, el intimismo, esos desgloses a ratos de monólogos, soliloquios, versos dialogantes que permiten la soltura necesaria para abordar las dinámicas familiares, desde una genealogía del recuerdo, desde la locura, las culpas y la soledad familiar. El aislamiento del ser, el consuelo y la liberación.
Su construcción está tanto en el plano real y el plano evocativo [dispuestos a lo largo de su poesía], así como el uso de diversas figuras literarias que le ayudan a mantener el ritmo [de manera moderada y sin abusos de recursos], y enfatizar una idea, con el fin de ponderar y entre mezclar los planos en diversos puntos álgidos. Los emplea para tomar ritmo y luego para mantenerlo como parte de su estilo, esta extensión poética, la cual implica conservar la misma dirección discursiva echando mano de diferentes recursos y licencias poéticas, permiten su ensanchamiento y proporción que determina esa elasticidad verso tras verso, siendo que los versos breves marcan otra pausa, salto de idea, ritmo o algunas reiteraciones. Dispone, mayormente el mismo estilo estructural, discursivo y de versificación en toda su obra donde también se conjugan ese “…triangulo mágico de la escritura, la lectura y las experiencias personales”.
Presta atención al desarrollo versístico y su yo lírico pasa a la acción narrada, a una intimidad expuesta en un ir continuo que funciona con una intensa carga discursiva y contextual.
Personalmente, el impacto que deja Ese animal Voraz, es como el miedo y el silencio paralizan, son cobardes. No lejos de ello, hay una pregunta punzante ¿es la poesía/escritura un medio de liberación y/o identidad? La poética en general de Magnolia Vázquez es, a su vez, una poética confrontativa, escribe desde el espacio y el tiempo que le ha tocado vivir confrontándose consigo misma con el propio lenguaje. Entre ese rigor simbólico y la realidad textual.
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M. Sareyni López es egresada de la Lic. en Historia, cursó el Diplomado en Formación y Creación Literaria, de la Escuela de Escritores “José Gorostiza”. Ha colaborado en algunos números de la revista cultural impresa Signos de la UPCH, así como reseñas en el sitio web Punto de Reunión y participado en diversas lecturas organizadas a nivel local para fomentar la lectura y difusión de escritores, entre ellas el Festival “Palabra en el Mundo” y la Feria Universitaria del Libro de Tabasco Internacional. También ha tenido la oportunidad de presentar ponencias referentes a historia y género en diversas universidades alrededor del país, así como en Bogotá, Colombia y Lima, Perú. Tiene publicada la obra conjunta Siempre me falta algo, a cargo de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, en formato electrónico y en las obras de ensayos Yo iba a decir algo… Mujeres que leen a José Carlos Becerra publicado por la Secretaría de Cultura de Tabasco, 2020 y Ensayistas del Trópico a cargo de la Universidad Olmeca, en formato electrónico, Es la actual ganadora del Premio Universitario de Poesía “Teresa Vera” 2024 convocado por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.