Escribe César Daniel García
«Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, ¡te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
Con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…»
Los últimos 4 versos del gran poema de César Vallejo revelan una clarísima influencia y relación entre Masa y la mitología nórdica. Exactamente, con el dios Baldur. ¿Por qué? Porque este dios fue asesinado por una hazaña de Loki, y la madre de Baldur, Frigg, pidió a Hella que lo reviva; entonces, Hella puso de condición que si todos los seres lloraran por él, lo dejaría ir. Cito los 4 últimos versos de Masa: «Entonces, todos los hombres de la tierra / le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; / incorporose lentamente, / abrazó al primer hombre; echose a andar…». El hombre que al inicio de Masa le habla al combatiente, es decir, Baldur, es su madre, Frigg: «No mueras, te amo tanto!» / Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo…» hasta que se cumple la condición de la diosa del inframundo nórdico en el poema de Vallejo, que lo lloraran todos, en este caso esto ocurre tácitamente, los hombres, «todos los hombres de la tierra», al rodearlo se supone que están apenados, que lamentan su pérdida, y, por ende, derraman lágrimas, esto se puede inferir porque el cadáver está triste y emocionado, está sucediendo delante de él algo imposible.
César Vallejo nos fabula el mito de Baldur en un bello y conmovedor poema que nos retrata con gran profundidad la importancia de la unión, el amor, el destino y, sobre todo, la fe: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!» Sin la fe de la que les hablo el poeta no hubiera derrotado a la Muerte y al inevitable destino de todo hombre.
El poeta como la vista del océano al atardecer, nos invita a la más honda reflexión, sobre todo, en estos momentos, momentos en que nos atraviesan numerosas dificultades como flechas y lanzas por la espalda. Por eso pregunto, ahora, ¿es posible un ruego común tal cual se da en Masa? Sí, claro que sí, tal vez no en la totalidad, puesto que esto es algo muy romántico, y porque siempre habrá Lokis, personas que se opongan a un bien común o mayor o simplemente quienes sean indiferentes a lo que está ocurriendo porque a ellos no les afecta en lo más mínimo. No obstante, hay una gran posibilidad de que la gran mayoría sea consciente de lo que sucede, y esto es lo que debe importarnos. Sí, sí hay posibilidad de un gran cambio, de mejorar en todo sentido, de pensar en el prójimo, en ese hermano que debe, como dice Vallejo, quedarse. Sí, si queremos salvar el planeta y sus recursos es hora de generar en mayor medida conciencia, sobre todo, en materias de la salud, economía, política y del medio ambiente. Yo tengo fe en que esto es muy posible.
Hagámoslo por el futuro.