Visita a la nevera
La nevera sabe que el tiempo existe
aunque intente refrigerarlo
La nevera anhela la quietud de sus víveres
por eso hurta el olor de cada uno
La nevera con el ronroneo de su motor
nos saluda y nos despide
Ella conoce nuestras ansiedades pues aunque llenos
esta es la quinta vez que la abrimos para encontrar silencio
La nevera siempre tiene cabeza fría para congelar en un instante a Heráclito
y espalda caliente para dejarlo fluir más de dos veces
Una madrugada supe que ella también tenía libido
cuando la encontré goteando sobre una pierna de pollo
La nevera es el ser más caluroso de la casa
pues para alimentarnos nos abre sus vísceras
La nevera para morir no se pudre
se seca el frío con la luz de sus entrañas
A su manera ella sabe guardar secretos
No nos ha dicho que fuimos hechos a su imagen
y semejanza
(Del libro inédito Breve historia de la Casa)
Conócete a ti misma
Una mujer observa sus entrañas
por el reflejo de una lampara quirúrgica
Baila un ojo sobre su ovario para despedirlo
y su madre lagrimea la sala de espera
La cirujana grita adherencia
y el enfermero entiende
que la mujer se abraza a sí misma
con todos sus órganos
La doctora sale a dar el parte
Ya no hay cáncer
tampoco habrá nietos
solo una mujer y su cuerpo.
Ikiru-Vivir (1952)
Los cucarrones agonizan de espaldas Akira
y patalean tranquilos al cielo
como si agarraran una estrella
Hay humanos con caparazones frágiles
agonizan en la piquiña del pasto
A tu Watanabe le diste un parque con columpio
para que entre la oscilación y la nieve
meciera su cáncer y endureciera su espalda
Él pataleó tranquilo al firmamento
Ahora reconozco que no es tu personaje quien necesitaba una corteza dura
Ahora reconozco que tú y yo nacimos con el mismo cuero blando
Ahora reconozco que te edificaste un caparazón de píxeles
Ahora reconozco que vengo a la sala a endurecer el mío
¿Las tortugas morirán de espalda
o su caparazón hecho de mil columpios
las hará inmortales?
En todo caso Kurosawa
Ikiru es endurecer los huesos para que bajo la tierra la podredumbre no la tenga fácil
(Del libro Yo también no tengo piernas)
Big Bang
El universo es un reloj de polvo y quizá tras la última partícula
el reloj se gire
En la mitad de la caída seremos de nuevo carne
luego tierra dice el exhumador
Espero en verdad que el polvo vuelva a nacer
pues ayer la aspiradora y yo en nuestra limpieza sabatina
borramos a un tatarabuelo que se había detenido sobre la cubierta de un libro
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Diego Armando Peña (Bogotá, 1996) es Profesional en Creación Literaria de la Universidad Central de Colombia y magister en Escritura Creativa por la UNTREF. Ganador del concurso de poesía Pablo Neruda. Su poemario Yo también no tengo piernas recibió el premio nacional de poesía Obra Inédita y fue editado por Valparaíso Ediciones. Ha sido publicado en diferentes medios como El Malpensante, Círculo de poesía y La Raíz Invertida. Miembro del grupo literario Contracartel.